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‘La marihuana es un regalo de Dios’: una batalla por el cannabis enfrenta a la Iglesia Mormona

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Brian Stoll se enfrentó a un dilema mientras se acercaba el día de su boda. Durante más de un año había fumado marihuana para tratar un severo dolor de espalda, pero para mantenerse en buena posición con la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y casarse en el templo, tuvo que dejar de consumirla.

Como la sustancia era ilegal según la ley de Utah, los líderes de la iglesia le dijeron que usarla estaba prohibido. Stoll recurrió a un analgésico opiáceo y lo ha seguido usando desde su matrimonio, hace tres años, a pesar de los desagradables efectos secundarios y de su incapacidad para igualar las cualidades calmantes de la marihuana.

“Esto fue devastador... Tuve que elegir entre mi salud y mi prometida”, afirmó Stoll recientemente. “Parece una tontería que, si viviera en otro estado, no tendría que tomar una decisión tan difícil”.

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Pero quizás pronto, afirmó, eso podría cambiar para él y sus compañeros mormones en Utah.

En noviembre, los votantes aquí considerarán una medida electoral para legalizar la marihuana medicinal y posiblemente unirse a otros 30 estados que permiten su uso.

Mientras que los opositores, incluido un grupo de médicos de Utah, han caracterizado la Proposición 2 como un paso claro y peligroso en vías hacia la legalización de la marihuana recreativa en el estado, los partidarios afirman que la iniciativa es un movimiento de compasión.

Decenas de padres de niños con enfermedades graves, incluida la epilepsia, que dicen que dependen de la sustancia para los tratamientos, se han convertido en las caras públicas de la campaña.

La iniciativa, según los partidarios, también es una respuesta necesaria a la epidemia de opiáceos. Cada año, entre 2013 y 2016, aproximadamente 600 habitantes de Utah han tenido una sobredosis fatal de opiáceos, según un informe reciente de la Kaiser Family Foundation.

“Estamos hablando de marihuana medicinal, que una y otra vez la ciencia ha demostrado que tiene beneficios para las personas con dolor y sufrimiento”, aseguró DJ Schanz, un mormón y director de la campaña que apoya la medida. “A las personas se les recetan pastillas pero no pueden usar algo natural”.

Stoll se encontraba entre los que recogieron firmas para colocar la medida en la boleta. Oriundo de un devoto hogar mormón en Salt Lake Valley, comenzó a tomar opioides recetados en 2012, después de fracturarse la espalda en una caída, durante su segundo año en la Universidad Brigham Young.

Las píldoras ayudaron un poco, pero odiaba la posibilidad de volverse adicto. Entonces, a los 24 años, compró una pipa y un poco de marihuana, y pronto su vida cambió. El dolor se desvaneció, y pudo permanecer sentado para los servicios de la iglesia y salir a caminar. El miedo a la adicción ya no inundaba su mente, y su estado de ánimo había mejorado.

Pero luego vino su compromiso y su deseo de casarse en el templo. Ahora toma una tableta de Tramadol la mayoría de las mañanas. El opioide poderoso puede nublar su mente y hacer que se sienta somnoliento, pero sin eso, no podría sentarse durante el servicio de cuatro horas en su casa de reunión mormona; el dolor punzante en su espalda se convertiría en un latido.

Un reciente domingo por la mañana, Stoll se tragó la pequeña pastilla blanca mientras se apresuraba a salir para ir a su iglesia.

Los líderes de la iglesia durante mucho tiempo se mantuvieron en silencio sobre la iniciativa de la marihuana, pero finalmente tomaron una posición pública, lanzando una breve declaración en abril al elogiar un memorando de la Asociación Médica de Utah, un grupo de médicos que se oponen a la medida. La iglesia elogió a la asociación por “advertir que la propuesta de marihuana de Utah pondría en peligro la salud y seguridad de las comunidades”. Un mes después, publicaron un documento citando preocupaciones legales, incluyendo “desafíos significativos para la aplicación de la ley”.

Según una encuesta reciente del Salt Lake Tribune-Hinckley Institute of Politics, dos tercios de los votantes en Utah, donde más del 60% de la población se identifica como mormón, apoyan la propuesta de la marihuana medicinal.

Los líderes de la iglesia, cuya membresía supera los 16 millones en todo el mundo, “tienen una influencia enorme en Utah”, indicó Philip Barlow, profesor de historia mormona en la Universidad Estatal de Utah. Y sin embargo, “las conclusiones mormonas no son rígidas”.

“Entre la mayoría en el estado, que se identifican como del movimiento de los Santos de los Últimos Días (SUD), una buena parte de estos, como ocurre con todas las religiones, no son firmes ni activos en la práctica de su fe”, consideró Barlow. “Simplemente se identifican como mormones, en vez de bautistas o musulmanes”.

La Iglesia Mormona tiene un historial de considerar asuntos sociales. En 2008, sus miembros ayudaron a financiar una campaña exitosa en California para la Proposición 8, que prohibió el matrimonio entre personas del mismo sexo en el estado hasta que fue declarado inconstitucional.

En 2017, en Utah, la iglesia apoyó un esfuerzo exitoso de los legisladores para crear el límite más bajo de conducción con alcohol en la sangre en el país -0.05% a pesar de las preocupaciones de la industria turística del estado.

Aunque la doctrina de la iglesia con respecto a la salud, conocida como la “Palabra de Sabiduría”, no aborda directamente la marihuana medicinal, les pide a los miembros abstenerse del alcohol, tabaco, café, té y “drogas ilegales”. En los últimos años, algunos miembros, incluido Stoll, han buscado claridad sobre lo que se clasifica como una droga ilegal, especialmente a medida que más estados legalizan la marihuana para uso médico o recreativo.

La iglesia se negó a comentar para este artículo.

Utah tiene una larga historia con la marihuana. A principios de 1900, fue uno de los primeros estados en prohibir el cannabis, tras el regreso de los miembros de la iglesia mormona de misiones en México, donde algunos historiadores señalaron que usaban marihuana, según un manual de referencia del erudito David E. Newton.

Durante la batalla actual del estado, el gobernador Gary Herbert, republicano y miembro de la iglesia mormona, expresó sus reservas sobre la Proposición 2. “Me preocupa esta iniciativa debido a la falta de ciencia médica sobre la seguridad, la eficacia y la dosis adecuada para los compuestos que se encuentran en el cannabis”, dijo Herbert en un correo electrónico.

Refiriéndose a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), agregó, “deberíamos tener estudios clínicos, al igual que hacemos con cualquier otro medicamento aprobado por la FDA. Necesitamos aislar lo que ayuda y sana de lo que hace daño “.

Mientras viajaba por el estado, comentó Herbert, se reunió con residentes de Utah que se están recuperando de la adicción y le dijeron que “la marihuana había sido su droga de entrada a otras más peligrosas y adictivas”.

“Han argumentado contra la legalización de la marihuana”, afirmó.

En el caso de Stoll, que trabaja en marketing digital en este suburbio al sur de Salt Lake City con vistas de la imponente Cordillera Wasatch, su dolor impulsó su activismo.

Hace dos años, testificó ante los legisladores sobre un proyecto de ley que habría legalizado la marihuana para fines médicos. La medida murió en la Legislatura, controlada por los republicanos. Pero los legisladores han aprobado leyes a lo largo de los años que, entre otras cosas, permiten aceites y cremas elaborados a partir del componente no psicoactivo del cannabis.

Antes de que Stoll, su esposa y su pequeña hija condujeran a la casa de reuniones de ladrillo rojo en West Jordan, un domingo, sacó la pipa verde que guarda en una caja de cartón en su armario desde su matrimonio, en 2015. No puede evitar pensar cuánto le ayudó la marihuana, y cómo sería su vida si pudiera abandonar el Tramadol.

Pero teme perder su buena posición dentro de la iglesia, una designación que le permite asistir a templos, donde los mormones se casan, tienen bautismos y otras ceremonias de vida importantes. A veces, admite Stoll, piensa en mudarse fuera de Utah para tratar mejor su condición. Él conoce a mormones en otros estados -donde la marihuana es legal- que usan la sustancia y están en buena posición y tienen recomendaciones para el templo porque los líderes de la iglesia local han dado su permiso. Él quiere eso para sí mismo.

“Esto es algo que, si manejo al este o al oeste, hacia Colorado o Nevada, es 100% legal y útil para mi situación”, dijo. “No estamos hablando de uso recreativo. Esto es simplemente medicinal”.

Su esposa, Rachael, expresó que su marido parecía más saludable cuando usaba cannabis. “Como familia, necesitamos que esto se convierta en ley”, dijo, sosteniendo a su hija, Everly. “Rezamos por esto”.

Pero su padrastro, Héctor Llamas, de 63 años, no está de acuerdo y dice que prevé que se venderá marihuana medicinal en el mercado negro. “La gente la va a comprar con una tarjeta y luego se dará vuelta y la venderá en otro lado; va a ser un problema”, dijo Llamas, con la familia sentada en la mesa de la cocina, antes de ir a la iglesia.

Momentos después, mientras se preparaban para ir a la casa de reuniones, una de las muchas en esta comunidad donde los caballos pastan en patios bajo la sombra de pinos, Stoll leyó un pasaje del Libro de Mormón:

“Y había algunos que morían con fiebres, que en algunas estaciones del año eran muy frecuentes en la tierra, pero no tantos, debido a las excelentes cualidades de las muchas plantas y raíces que Dios había preparado para eliminar la causa de enfermedades, a las que los hombres estaban sujetos por la naturaleza del clima”.

Esto, dijo, le recordó su situación actual. “La marihuana”, aseguró, ”es un regalo de Dios”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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