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La investigación de Rusia llegó a su fin, pero aún queda mucho por saber

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Puede ser difícil de imaginar, pero a pesar de docenas de cargos penales y la cobertura omnipresente de los medios de comunicación, el final de la investigación de Rusia deja muchas preguntas sin respuesta.

Pocas de estas fueron abordadas en el resumen -de cuatro páginas- que el procurador general, William Barr, envió al Congreso el pasado domingo y no queda claro si hay más detalles en el informe completo y confidencial que el fiscal especial, Robert S. Mueller III, presentó a Barr el pasado viernes.

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Esto es lo que aún no sabemos:

El profesor

La primera persona en declararse culpable en la investigación que se extendió por casi dos años fue George Papadopoulos, un joven asistente de política exterior de la campaña del presidente Trump. Papadopoulos admitió haber mentido sobre sus conversaciones con Joseph Mifsud, un profesor maltés que supuestamente le había dicho que los rusos estaban buscando secretos ocultos de Hillary Clinton y que tenían miles de correos electrónicos. Esta conversación tuvo lugar en abril de 2016, antes de que Moscú comenzara a revelar correos electrónicos pirateados del partido demócrata. ¿Tuvo Mifsud información interna del Kremlin? Y, en todo caso, ¿la compartió como parte de la operación encubierta rusa?

El ruso

Antes de que Paul Manafort comenzara a liderar la campaña de Trump, trabajó en Ucrania junto con Konstantin Kilimnik, un ruso al que los fiscales describieron repetidamente como relacionado con el aparato de inteligencia de Moscú. Sin embargo, no revelaron ninguna evidencia de estos vínculos.

Durante la campaña, Manafort le proporcionó a Kilimnik datos de sondeos y luego mintió al respecto cuando la oficina del fiscal especial lo consultó, otra señal de alarma. Sin embargo, no se presentaron cargos en relación con la decisión de compartir los datos. ¿Cuál fue el objetivo de Manafort? ¿Le proporcionó Kilimnik la información a alguien más?

El sucio embustero

Roger Stone, asesor político de Trump durante mucho tiempo, supuestamente pasó la campaña intentando saber más sobre los planes de WikiLeaks para dar a conocer correos electrónicos pirateados al partido demócrata. Según la acusación en su contra, Stone se acercó al líder de la organización, Julian Assange, a través de intermediarios, pero no está claro si alguna vez hizo contacto (Stone se declaró inocente de los cargos que se le imputan y se enfrentará a un juicio a fines de este año). La acusación también indica que “se le ordenó a un alto funcionario de la campaña de Trump” contactar a Stone para hablar sobre el caso WikiLeaks después de que se revelara el primer correo electrónico, durante la Convención Nacional Demócrata. ¿Quién, además de Trump, tenía poder para exigir a un alto funcionario que haga tal cosa?

La reunión en Trump Tower

Donald Trump Jr. no dudó cuando recibió un email de un publicista de música británico que le ofrecía organizar un encuentro con un abogado ruso que, se decía, era parte de la iniciativa del Kremlin para apoyar la candidatura de su padre. Ante la información incriminatoria prometida sobre Clinton, Trump Jr. respondió: “Me encanta”. También en la junta, que tuvo lugar en Trump Tower en junio de 2016, estuvo presente Jared Kushner, yerno y consejero de Trump, y Manafort, líder de campaña del presidente.

Sin embargo, no se presentaron cargos en relación con la reunión y los participantes afirmaron que en ella no se brindó asistencia para la campaña. ¿Jugó la abogada rusa Natalia V. Veselnitskaya un papel en la campaña secreta de Moscú? Mueller nunca lo ha dicho.

Las mentiras

Por sobre todo, Mueller descubrió una epidemia de mentiras entre los asociados de Trump. Michael Flynn, el primer asesor de seguridad nacional del presidente, mintió acerca de discutir sanciones con el embajador ruso durante el período de transición después de la elección. Michael Cohen, ex abogado de Trump, mintió sobre los planes de Trump Organization para construir un rascacielos de lujo en Moscú. Y, tal como se señaló, Papadopoulos mintió sobre sus conversaciones con Mifsud, así como Manafort sobre sus tratos con Kilimnik.

Al parecer, Mueller no encontró evidencia de una conspiración entre la campaña de Trump y Rusia, pero ¿para qué todas las mentiras? Cohen declaró que el presidente quería que engañara al Congreso sobre la propuesta de la Trump Tower en Moscú, para no generar dudas sobre los lazos con los rusos. ¿Mintieron otros también a pedido de Trump?

Las denuncias de obstrucción

Desde que Trump asumió el cargo, las noticias le han descubierto una serie de intentos, tras bambalinas, de complicar o poner fin a la investigación de Rusia. James B. Comey testificó ante el Congreso, que el primer mandatario le pidió que fuera paciente con Flynn cuando era director del FBI, en febrero de 2017. Según publicó el Washington Post, Trump indicó a los oficiales de inteligencia que pidieran a Comey que retrocediera con la investigación, en marzo de 2017. Comey fue luego despedido por Trump en mayo, lo cual llevó al nombramiento de Mueller como fiscal especial. El New York Times reportó que el presidente también quiso despedir a Mueller en junio de 2017, pero se echó atrás cuando Don McGahn, entonces abogado de la Casa Blanca, se negó a cumplir la orden.

¿La oficina del fiscal especial corroboró algunos de estos informes, o incluso sabe algo más? ¿Y qué podría significar eso para las propias investigaciones de los demócratas de la Cámara de Representantes acerca de un posible abuso de poder del presidente?.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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