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La guerra comercial entre EE.UU y China tiene un ganador: México

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La guerra comercial de la administración Trump con China resultó ser un golpe de suerte para otro país al que el presidente reprocha con frecuencia: México.

Fuling Global Inc., es una fabrica china de utensilios de plástico que desarrolló un negocio lucrativo creando vasos de papel y popotes para restaurantes de Estados Unidos, pero el presidente Trump al hacer cambios drásticos al instaurar aranceles sobre importaciones chinas valuadas en $250 mil millones, incluidos los productos de papel, hizo que las cosas cambiaran, así que la firma china encontró una alternativa: abrir una fábrica valuada en $4 millones en Monterrey, México, que pronto comenzará a enviar millones de productos de papel a través de la frontera.

“Tuvimos que buscar otras formas de hacer negocios”, afirmó el director financiero de Fuling, Gilbert Lee, cuya compañía en Wenling, China, evitará las tasas y compensará la mano de obra mexicana -más cara- con menores costos de envío. “México es un lugar muy razonable y ventajoso para nosotros”.

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Fuling no es el único. Los envíos a EE.UU desde México se incrementaron en aquellos sectores en donde los productos chinos sufrieron impuestos, incluidas piezas de cartulina y partes de aire acondicionado. En total, las importaciones estadounidenses de bienes desde México aumentaron un 10% - a casi $350 mil millones - el año pasado, el crecimiento más rápido en siete años. Eso ayudó a ampliar el déficit comercial de EE.UU con el país vecino en un 15%, a más de $80 mil millones, mientras que el crecimiento de los envíos desde China se redujo en alrededor de un tercio.

Ocurrieron muchas cosas el año pasado, además de los aranceles que podrían haber impulsado las exportaciones mexicanas. Algunas compañías también pueden haber aumentado los pedidos para librar la amenaza de Trump de desmantelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En lugar de esto, el mandatario finalmente firmó un acuerdo de renegociación en noviembre pasado. Las fluctuaciones en el valor del dólar y las tasas globales para el acero impuestas por Trump también podrían haber jugado un papel importante.

Sin embargo, el desarrollo económico de México subraya la dificultad de intentar ganar una guerra comercial cuando las empresas pueden cambiar la producción o hallar nuevas fuentes para evitar las tasas. A pesar de la promesa de Trump de reducirlo, el déficit comercial de Estados Unidos para bienes a nivel mundial alcanzó un récord de $891 mil millones el año pasado, ya que los recortes de impuestos aumentaron la demanda de importaciones y los aranceles en represalia afectaron las exportaciones estadounidenses.

Dados los ataques de Trump a México por captar empleos de EE.UU, esto se trata de una ironía para observadores como el consultor de manufactura Alan Russell, quien nunca ha visto tal interés por parte de las firmas estadounidenses en abrir plantas al sur de la frontera, en sus 35 años de experiencia en la industria.

“Es un caso de consecuencias no deseadas”, expuso Russell, director ejecutivo de Tecma Group, una firma de El Paso, Texas, que ayuda a las empresas a abrir y administrar fábricas en México. “Cualquier compañía que manufactura en China ha tenido un toque de atención”.

Gran parte del cambio ha resultado en la instalación de empresas en México en lugar de China las cuales se centran en artículos de bajo valor agregado, para los cuales la sustitución es más fácil, explicó Jorge Guajardo, ex embajador de México en China.

Por ejemplo, Taskmaster Components ha importado ruedas grandes y neumáticos desde China durante casi 20 años, y los ha ensamblado para empresas que fabrican remolques y vehículos recreativos. Pero los aranceles en muchos de esos productos llevaron a la compañía de Mount Pleasant, Texas, a buscar nuevos suministros. Esa lista ahora incluye México, donde quiere invertir en una fábrica.

EE.UU no está considerado en su plan, porque Taskmaster no ha encontrado un socio dispuesto entre los pocos fabricantes estadounidenses restantes. “Mucha gente está trasladando la producción a México”, destacó Amanda Walker, directora de operaciones de la compañía. La proximidad, el acceso a los puertos y una fuerza laboral preparada hacen que “todo acerca de México resulte atractivo”.

La ganancia de México es evidente en una amplia gama de sectores. Después de que EE.UU aplicara aranceles a los minerales metálicos y sus derivados, las exportaciones de México a este país aumentaron más del doble, mientras que las de China se hundieron en un cuarto. Los aranceles sobre productos de aluminio ayudaron a eliminar casi $500 millones en importaciones desde China. México registró un aumento del 20% en las ventas a Estados Unidos.

La guerra comercial también hizo que EE.UU fuese más dependiente de los productos de México, que ya es el mayor proveedor de vegetales como coliflor, zanahorias y cebollas. En un claro ejemplo de ello, las importaciones de dientes de ajo pelados, desde China, se hundieron casi un cuarto después de la imposición de tasas, mientras que las exportaciones mexicanas aumentaron un 54%.

Incluso los pequeños negocios en México se beneficiaron. Después de que EE.UU aplicara aranceles del 10% sobre el hilo de seda, una de las exportaciones más emblemáticas de China, los envíos desde México escalaron desde prácticamente nada -solo $5.500 en 2017- a $ 1.6 millones el año pasado. Las importaciones chinas de tejidos de punto y crochet cayeron en alrededor de $3 millones, casi la cantidad exacta en que aumentaron las importaciones mexicanas.

Las tasas de Trump apuntaban específicamente a la cadena de suministro de automóviles, que ya se había expandido en México y sigue creciendo con las políticas del mandatario estadounidense. Un ejemplo: las importaciones de vehículos de pasajeros mexicanos con motores de gasolina aumentaron un 17%, a $ 32.600 mil millones, mientras que los envíos desde China, Alemania y Canadá disminuyeron.

Incluso antes de la presidencia de Trump, México se estaba volviendo más competitivo frente a China, en parte debido al aumento de los costos de mano de obra china y la proximidad de México con Estados Unidos, algo especialmente importante en la era del comercio electrónico y los envíos rápidos.

Esta tendencia en México podría durar poco si Estados Unidos y China logran su propio acuerdo comercial y reducen el impulso de mover la producción al sur de la frontera. Otro inconveniente podría ser el nuevo presidente izquierdista, Andrés Manuel López Obrador, quien sacudió la confianza de los inversionistas al cancelar un aeropuerto de $13 mil millones de dólares cuando un tercio de su construcción ya estaba lista, e inspirar un movimiento gremial más agresivo, que incluye huelgas en fábricas.

Por ahora, la papelera Fuling Global está conforme. La producción en Monterrey comenzará en julio; si todo va bien, trasladará más trabajo a México y posiblemente comience a vender al mercado local, para luego expandirse a Sudamérica. “Los cambios estimulan las oportunidades”, remarcó el ejecutivo de finanzas, Lee. “Es sólo la manera de cómo lidia uno con las cosas”.

Townsend y Martin escriben para Bloomberg.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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