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La guerra comercial de Trump trajo un bono inesperado: más comercio, al menos por ahora

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Unos días antes de Navidad, el barco con contenedores SM Shanghai se dirigía hacia el puerto de Long Beach. Justo adelante, y llegando al final de un viaje de 11 días desde China, el Ever Lucent navegaba hacia el cercano puerto de Los Ángeles, donde el Thomas Jefferson se preparaba para zarpar en dirección opuesta a Xiamen, China.

En otras palabras, la economía global avanzaba muy bien en una de las vías marítimas más transitadas del mundo. Malditas guerras comerciales.

De hecho, el ataque del presidente Trump a la globalización tuvo un efecto paradójico en los flujos del comercio mundial. La prisa por adelantarse a los nuevos y más altos aranceles, particularmente a las importaciones estadounidenses de China, motivó a los minoristas y otras compañías estadounidenses a aumentar los pedidos, lo cual ayudó a incrementar los volúmenes en los puertos del país.

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“Los almacenes y los centros de distribución están llenos en el sur de California”, aseguró Phillip Sanfield, un portavoz del Puerto de Los Ángeles. “Estamos experimentando algunos problemas logísticos en los puertos de San Pedro, solo porque hay mucha carga en juego aquí”.

Después de un activo año 2017, cuando el Puerto de Los Ángeles movió el equivalente a 9.3 millones de contenedores de envío —un máximo histórico para la instalación—, un agitado diciembre lo puso en vías de reportar otro año récord en 2018, advirtió Sanfield. El tráfico en el Puerto de Long Beach aumentó más de un 7.3% hasta noviembre, a punto de superar el récord de 7,5 millones de contenedores manejados en 2017.

Hay muchas otras señales de que el comercio internacional funcionó bien en 2018, en gran parte gracias a un año comercial muy activo en EE.UU., el mayor comprador de bienes del mundo.

A pesar de los esfuerzos de Trump por reducir el apetito del país por los productos de fabricación extranjera, EE.UU. importó más bienes y servicios en términos de valor que nunca antes en octubre, según los últimos datos del Departamento de Comercio. Las exportaciones estadounidenses estuvieron cerca del récord mensual de todos los tiempos, establecido en mayo.

Y aunque la Organización Mundial de Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) en septiembre pronosticó que el crecimiento del comercio mundial se reduciría este 2018 en 0.8 puntos porcentuales, a 3.9%, la ganancia aún sería alta para los estándares recientes. En 2016, los volúmenes de comercio internacional crecieron solo un 1.8%.

“Mucha gente quiere gritar que todo se viene abajo en el comercio, debido a las medidas”, como los aranceles impuestos por la administración Trump, afirmó el economista jefe de la WTO, Robert Koopman. Pero por ahora, “creemos que 2018 va a terminar como un año bastante sólido”.

La historia del comercio global en 2018 tiene subtramas y ofrece advertencias para el futuro.

Los volúmenes récord en los puertos de la costa oeste ilustran al menos una tendencia incómoda para Trump: su guerra comercial, hasta el momento, ha hecho más por reducir las exportaciones estadounidenses a China que por disminuir las importaciones de la nación asiática.

El aumento del tráfico en el Puerto de Long Beach incluyó un incremento en los contenedores vacíos que se envían de regreso a Asia. Solo en noviembre, el puerto recibió más de 186,000 contenedores vacíos enviados en ese viaje, un 11% más que en 2017.

Mientras que los minoristas estadounidenses incrementaron las compras de productos chinos para evitar los gravámenes más adelante, “se está viendo el efecto contrario en el otro lado del océano”, expuso Mario Cordero, director ejecutivo del puerto. “Las empresas chinas parecen estar buscando ya bienes y materias primas en otros países, lo cual significa que hay menos demanda de exportaciones estadounidenses y más contenedores vacíos”.

En tanto, a la racha comercial de 2018 podría seguirle una desaceleración en 2019. Eso es una preocupación para el Puerto de Los Ángeles, que prevé que la lucha para vencer las tasas causará una desaceleración en las compras, más adelante. “Probablemente veamos un debilitamiento del comercio”, consideró Sanfield.

Pero no está claro qué tan pronto terminará la oleada de importaciones.

Trump y Xi Jinping, de China, acordaron una tregua el 1 de diciembre, lo cual llevó a la Casa Blanca a retrasar durante 90 días un aumento de los aranceles sobre importaciones anuales desde China valuadas en $200 mil millones. El acuerdo exige que las conversaciones se pongan en marcha en enero y pospuso el incremento de las tasas hasta, al menos, el 1 de marzo.

Lo que ocurrirá después no está claro, ya que la moratoria podría extenderse fácilmente por otros 90 días si las dos partes logran un leve progreso en las negociaciones. Para muchos minoristas, tal medida extendería la incertidumbre y, posiblemente, sus compras de China.

Para muchos, eso significa continuar con el impulso de abastecerse de productos de proveedores existentes en China, en lugar de cambiar las cadenas de suministro que tardaron años en establecer, consideró Jonathan Gold, experto residente en cadenas de suministro de la Federación Nacional de Minoristas. “Muchos están tratando de encontrar esas fuentes alternativas”, afirmó. “El problema es que lleva tiempo. No es como un interruptor de luz. No se puede simplemente cambiar de proveedor”.

Donnan escribe para Bloomberg.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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