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La empresa matriz de la cerveza Corona invierte $3,800 millones en el amor de EE.UU. por la marihuana

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Constellation Brands Inc., que durante siete décadas ganó dinero con cerveza, vino y whisky, ve su futuro en una hoja de marihuana.

En el mayor acuerdo (legal) sobre la marihuana, la compañía de bebidas de Victor, Nueva York, gastará unos $3,800 millones de dólares para aumentar su participación en la productora canadiense Canopy Growth Corp., apostando a que la legalización ganará popularidad en todo el mundo, y especialmente en Estados Unidos.

“Esto es como combustible para cohetes”, aseguró el presidente ejecutivo de Canopy, Bruce Linton, en una llamada de informe de ganancias de la compañía, realizada el 15 de agosto. “Vamos a ser mucho más globales”.

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Constellation, cuyas marcas incluyen las cervezas Corona y Ballast Point, y el vino Robert Mondavi, poseerá el 38% de Canopy, una suba del 10% aproximadamente, según un comunicado dado a conocer el miércoles 15.

La inversión récord refleja un mundo en el cual la marihuana se ha vuelto omnipresente a medida que se desvanece su estigma de ‘contracultura’. En Estados Unidos, un mosaico de leyes estatales y un relajado control durante la administración Obama convirtieron su olor acre en algo común, desde las ciudades de esquí de Colorado hasta las aceras de Nueva York, Seattle y Los Ángeles.

Ahora, los fabricantes de bebidas alcohólicas intentan agregar marihuana como un ingrediente innovador, a medida que su negocio regular se desacelera. Molson Coors Brewing Co. creó una empresa conjunta con Hydropothecary Corp. para desarrollar bebidas no alcohólicas pero con marihuana, para el mercado canadiense. La marca de elaboración artesanal Lagunitas, de Heineken, lanzó una marca especializada en bebidas no alcohólicas infundidas con THC, el ingrediente activo de la marihuana.

Después del acuerdo del miércoles, las acciones canadienses de Canopy subieron un 31.3%. Las de Constellation cayeron un 6.1%, a $208.27.

¿Se debilita la prohibición en EE.UU.?

La marihuana supo ser algo execrable para la sociedad educada, y su uso era duramente castigado. La sustancia era popular entre los bohemios, como los músicos de jazz, y fue tema de entretenimientos sensacionalistas como “Reefer Madness”, una película de 1936 que se anunciaba con la frase “Las mujeres lloran por ella; los hombres mueren por ella”. En 1987, la noticia de que el juez Douglas Ginsburg había probado sus encantos, destruyó su nominación a la Corte Suprema de Estados Unidos. Pero a medida que pasaban las décadas y las cárceles se llenaban con usuarios respetuosos de la ley más allá de su consumo, los gobiernos comenzaron a elevar la bandera blanca.

El 17 de octubre de 2018, Canadá se convertirá en el primer país del G-7 en legalizar la marihuana para uso recreativo. La ley federal de EE.UU. aún prohíbe la sustancia, pero varios estados de Alaska a Maine la han legalizado, y su uso médico está prosperando. La situación generó una disonancia legal, pero también la expectativa de que algún día Estados Unidos apoye un vibrante mercado de consumidores.

El gasto mundial de consumo de cannabis alcanzará los $32 mil millones para 2022, el triple de los niveles actuales, según un informe dado a conocer por las firmas de investigación estadounidenses Arcview Market Research y BDS Analytics. La industria del país está ganando influencia económica y política, y emplea a más de 200,000 trabajadores.

Canopy, con sede en Smiths Falls, Canadá, se ha especializado en el producto médico y actualmente no opera al sur de la frontera. Entrar en EE.UU. puede crear desafíos para su cotización en la bolsa de valores de Toronto, que ya ha dicho que puede excluir a las compañías de marihuana que infringen la ley federal estadounidense. Canopy también cotiza en la bolsa de Nueva York.

Listo para la primavera

El CEO de Canopy, Linton, aseveró en el llamado que la marihuana podría legalizarse en Estados Unidos “antes de lo que la gente piensa”, y que Canopy hará todo lo que esté en su derecho para estar lista.

Ken Shea, analista de Bloomberg Intelligence, consideró que Constellation y Canopy se preparan para la primavera. “Quieren ser los primeros en actuar sobre un producto disruptivo”, afirmó.

Aún así, las empresas enfrentan un obstáculo formidable con la administración Trump. El procurador general, Jeff Sessions, durante una carrera legal de décadas se enfocó en perseguir los delitos vinculados con esta sustancia. “La gente buena no fuma marihuana”, declaró en 2016.

Aún así, el presidente Trump pareció apartarse del camino de los estados cuando les indicó que les permitiría decidir cómo regular la droga, en contra de la política de su fiscal general.

Ambas compañías afirmaron que no tienen planes de vender productos de marihuana en ninguna parte, a menos que ello esté permitido en todos los niveles gubernamentales.

Canopy, que tiene presencia en 11 mercados de todo el mundo, hará del crecimiento internacional una prioridad. La compañía no tiene pautas estrictas sobre cómo planea usar el flujo de capital, aunque su lista de adquisiciones clave excede los mil millones de dólares en todo el mundo, detalló Linton en la llamada.

Constellation podrá nombrar a cuatro de los siete directores de Canopy Growth, que continuará siendo liderada por su gerencia actual.

“Durante el último año, hemos podido comprender mejor el mercado de cannabis, la tremenda oportunidad de crecimiento que presenta y las capacidades de Canopy como líder de mercado”, expresó en un comunicado el gerente general de Constellation, Rob Sands.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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