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La caravana migrante continúa hacia el norte después de que el gobernador de Veracruz retirara su oferta de prestarles autobuses

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| Ciudad de México

La caravana de migrantes con destino a Estados Unidos que incitó al presidente Trump a desplegar miles de tropas en los Estados Unidos en la frontera sur, y que se ha convertido en uno de los principales temas dentro de la jornada electoral que se llevará a cabo el 6 de noviembre, se dirigía hacia el norte, atravesando el estado de Veracruz, en el golfo de México.

Con el alma desfallecida y la salud erosionada, la caravana procedente de Honduras, se detuvo momentáneamente el viernes 2 de noviembre cuando el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, anunció que proporcionaría decenas de autobuses para transportarlos a la Ciudad de México.

Las imágenes mostraron a miembros de caravanas celebrando en la ciudad de Sayula de Alemán, en el estado de Veracruz, a 350 millas al sureste de la Ciudad de México.

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El plan era que los miembros de las caravanas descansaran, recibieran la atención médica que tanto necesitaban en la capital mexicana, mientras sus representantes buscaban reunirse con funcionarios del gobierno.

Pero entonces Yunes rescindió bruscamente su oferta, declarando que “no sería correcto” llevar la caravana a la Ciudad de México en un momento en que la capital estaba sufriendo una grave escasez de agua. El trabajo de mantenimiento del sistema de abasto de agua ha dejado gran parte de la capital y alrededores sin agua corriente a lo largo de este fin de semana.

A cambio, el gobernador ofreció los autobuses para llevarlos a un lugar mucho más alejado en el sur del estado de Veracruz, lo cual fue rechazado.

“La llegada a la Ciudad de México es crucial”, dijeron representantes de la caravana en un comunicado que circuló en las redes sociales. “En este momento, el éxodo incluye a docenas de niños enfermos, mujeres embarazadas y varios participantes con enfermedades y heridas”.

Los migrantes, en su mayoría hondureños, reiniciaron temprano su viaje el sábado 3 desde Sayula de Alemán con la intención de llegar a la ciudad de Isla, a unas 45 millas al norte. Eso se encuentra aún a más de 700 millas al punto más cercano de la frontera entre EE.UU. y México.

No estaba claro si los migrantes irían a la Ciudad de México o buscarían una ruta directa a la frontera.

Se calcula que entre 3,000 y 5,000 personas forman parte de la caravana, aunque no hay una cifra específica o un desglose demográfico. La mayoría parecen ser hombres jóvenes, pero hay muchas mujeres y niños entre ellos.

La caravana ha cubierto más de 800 millas, incluyendo más de 400 millas en México. Desde que salieron de San Pedro Sula en Honduras el 13 de octubre han sufrido temperaturas sofocantes y aguaceros tropicales.

Al menos una mujer ha dado a luz. Otros padecen los efectos de la fatiga y enfermedades varias, como resfriados, pies ampollados, deshidratación y picaduras de insectos.

Tanto Veracruz como el estado vecino de Tamaulipas, que forma parte de la larga frontera de México con Texas, han sido terriblemente peligrosos para los migrantes centroamericanos, que durante mucho tiempo han viajado por tierra en pequeños grupos a través de México en ruta a Estados Unidos. Pandillas organizadas regularmente se han aprovechado de los migrantes, sometiéndolos a extorsiones, violencia sexual y otros abusos.

Tamaulipas ha sido el sitio de varias masacres de migrantes centroamericanos, que han costado la vida a cientos de personas.

El objetivo es garantizar que se mantengan unidos durante su viaje. Un gran contingente de periodistas acompaña el éxodo, junto con defensores de los derechos humanos, voluntarios médicos y otros. La policía mexicana también vigila de cerca el avance de la caravana.

En la carretera, la caravana se extiende por millas a lo largo de la carretera. Muchos logran subirse a camiones y automóviles, a menudo hacinándose peligrosamente en remolques de plataforma o en camionetas.

Pero otros caminan por la carretera. El grupo que se queda en el camino es ayudado frecuentemente por los residentes de esos pueblos, en su mayoría pobres, que han proporcionado comida, agua y algo de refugio. Los viajeros han dormido en iglesias, casas, salones públicos, en campos, en plazas centrales y en las calles.

Al menos un miembro de la caravana, un joven hondureño murió cuando se cayó de un camión en el estado de Chiapas, en el sur de México.

Los participantes de la caravana dicen que están huyendo de la pobreza y la violencia en sus países de origen. Se espera que muchos, si no es que todos, busquen asilo si llegan a la frontera de EE.UU. y México.

Al menos otros dos grupos más pequeños de centroamericanos están en la misma ruta de esta caravana. Los dos grupos, con un total de 3000 personas aproximadamente, se dirigían al norte a través de Chiapas.

Según las autoridades mexicanas, unos 3,000 centroamericanos que han sido parte de la reciente ola de caravanas, han optado por quedarse en México, aceptando permanecer en el sur del país. Los funcionarios mexicanos esperan que acepten la oferta u opten por regresar a su país de origen. Pero miles han decidido seguir al norte.

En el período previo a las elecciones de medio término en Estados Unidos, Trump ha calificado la caravana de “invasión” y una amenaza a la seguridad, y ha prometido que los migrantes no entrarán al país.

El presidente ordenó un despliegue militar a lo largo de la frontera y dijo que las fronteras serían cerradas si fuera necesario.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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