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La amenaza de Trump sobre hacer redadas entusiasma a sus simpatizantes y aterroriza a los inmigrantes

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Esta semana cuando surgieron informes no confirmados de que la administración Trump había resucitado las amenazas de redadas de inmigración en todo el país a partir del domingo, Roberto Suro, profesor de política pública de USC, se refirió a la cantidad de aprehensiones selectivas: un estimado de 2.000.

En la actualidad, hay alrededor de un millón de inmigrantes con órdenes de expulsión definitiva.

Hizo sus cálculos: Las aprehensiones equivaldrían a poco más del .2% de las personas que enfrentan órdenes de deportación.

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Pero el número relativamente pequeño de detenciones no importa, dijo Suro. Es la percepción lo que cuenta.

“Es puramente psicológico”, dijo. “Este es un ejemplo más de cómo la administración Trump está tratando de usar el miedo como un instrumento para controlar la inmigración. Genera gran temor y ansiedad, pero no mucho control. Esto no tiene nada que ver con la aplicación real [de las leyes de migración]”.

Suro y otros analistas de inmigración con gran experiencia creen que las aprehensiones que resultarán de las redadas no serán significativas en términos estadísticos, pero enviarán un poderoso mensaje a dos grupos.

“Se supone que una parte de la audiencia sentirá que algo está pasando”, dijo Suro, “y la otra parte supuestamente se encontrará muerta de miedo”.

El viernes, Trump confirmó a los reporteros de la Casa Blanca que se llevaría a cabo una “operación mayor” a partir del domingo.

“Nada que sea secreto”, dijo Trump antes de irse a un viaje de recaudación de fondos. “Comienza el domingo, van a sacar a la gente y la llevarán de vuelta a sus países”.

Trump no comentó cuántas personas podrían ser afectadas.

Un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas no ofreció muchos detalles.

“Debido a la sensibilidad de las fuerzas de seguridad y a la protección del personal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, la agencia no ofrecerá detalles específicos relacionados con las operaciones de control”, dijo en una declaración.

La amenaza de las redadas ha tenido un impacto dramático. En Los Ángeles, el alcalde Eric Garcetti, el jefe de policía Michel Moore, el sheriff Alex Villanueva y otros líderes electos han denunciado la táctica. En todo el país, se dice que algunos indocumentados están faltando al trabajo y escondiéndose, un equipo de abogados de inmigración está acudiendo a un centro de detención en Texas, los activistas están manejando líneas telefónicas de emergencia y un grupo de defensores de los inmigrantes lanzaron una demanda preventiva en Nueva York.

Aunque algunas aprehensiones pueden ser la misión inmediata, hay metas políticas más amplias que se logran con las redadas generalizadas. Algunos analistas de inmigración dijeron que la administración Trump probablemente espera distraer a su base de lo que no ha logrado: como la expansión de un “muro” en la frontera sur y su reciente intento fallido de obtener una pregunta sobre la ciudadanía en el Censo de Estados Unidos.

A pesar de su retórica agresiva, las cifras generales de deportaciones del presidente Trump durante sus primeros dos años en el cargo son pálidas en comparación con las de la administración anterior. El gobierno de Trump está en camino de eliminar sólo un 8% más de extranjeros en el año fiscal 2019 que el último año del presidente Obama en el cargo, según datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.

Durante el apogeo de las deportaciones bajo el mandato de Obama en 2012, los funcionarios de inmigración expulsaron a 409.849 extranjeros. En comparación, el año pasado en la administración Trump, deportó a 256.085 personas.

Las amenazas de esta semana llegaron menos de un mes después de que Trump anunciara en un tweet el 17 de junio que ICE comenzaría a deportar a “millones” de migrantes. Días después, esa operación fue suspendida. Algunos expertos y activistas dijeron que esta vez creen que las redadas si serán llevadas a cabo.

Louis DeSipio, profesor de ciencias políticas de la Universidad de California en Irvine, dijo que es difícil saber si las redadas realmente ocurrirán esta vez. Si no lo hacen, dijo, puede que le salga el tiro por la culata a Trump.

“El presidente es experto en el arte de la distracción”, dijo. “Pero hay un costo en cada vez que las cancela, ya que dificulta su relación con ICE porque la agencia tiene que poner mucho esfuerzo en prepararse para esos operativos”.

DeSipio dijo que anunciar las redadas por adelantado sólo aumenta el miedo en las comunidades inmigrantes y pone en riesgo a los agentes de ICE y a la policía local.

“La policía quiere hacer las cosas de manera confidencial y acabar con ellas antes de que la gente preste atención”, dijo. “Así que anunciar cualquier actividad como esta es una locura”.

Robin Hvidston, directora ejecutiva de un grupo con sede en Claremont en apoyo a la aplicación de la ley de inmigración llamado We the People Rising, dijo que cree que Trump ha tenido que superar muchos obstáculos - como las obstrucciones de la corte y algunos compañeros republicanos - para promover una mayor aplicación de la ley de inmigración. Aun así, dijo que se sentiría decepcionada si la administración no lleva a cabo las redadas.

“Me decepciona que no sea más eficaz”, dijo. “Por ejemplo, en detener a los centroamericanos que han estado cruzando la frontera”.

Se espera que las redadas, que podrían extenderse durante un largo período, tengan lugar en al menos 10 ciudades. Aunque la operación se dirigirá a un par de miles de personas con órdenes judiciales de expulsión, también incluirá deportaciones “colaterales” en las que los agentes pueden detener a inmigrantes sin estatus legal que no son objetivos previstos pero que se encuentran en la zona y en el momento del operativo.

Las redadas podrían incluir no sólo a familias, sino también a los niños que llegaron a la frontera sin la compañía de un adulto y que fueron entregados a sus padres u otros patrocinadores y que recibieron una orden de deportación, dijo Greg Chen, director de relaciones gubernamentales de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración, con sede en Washington.

Las familias aprehendidas durante las redadas probablemente serán llevadas a uno de los dos sitios de detención familiar de ICE en el centro de Pensilvania y en el sur de Texas, dijo Chen. El centro de detención de ICE en Berks, Pensilvania, tiene espacio para 96 familiares migrantes con 32 camas ocupadas esta semana, según ICE. El centro de detención en Dilley, Texas, tiene capacidad para 2.500 personas y esta semana albergó a 303.

Hay un tráiler de la corte de inmigración en el centro de detención de Dilley donde los jueces escuchan los casos por videoconferencia, y el grupo de Chen tiene un equipo de abogados en el lugar para representar a las familias.

“Nos estamos preparando para una gran afluencia en ese lugar”, dijo.

El jueves, organizaciones de derechos de los inmigrantes dijeron que se estaban preparando para las redadas. Una demanda preventiva presentada por la Unión Americana de Libertades Civiles tiene como objetivo proteger a los solicitantes de asilo que huyeron de la violencia en América Central.

Los abogados argumentan que el gobierno está frustrando el debido proceso constitucional al deportar a personas sin una audiencia porque no se presentaron en la corte de inmigración. Los legistas señalaron errores burocráticos documentados, incluyendo casos repetidos en los que las notificaciones de comparecencia ante el tribunal se enviaban a direcciones incorrectas o se emitían en fechas equivocadas.

En otras partes del país, algunos migrantes se preparaban metódicamente para las redadas como lo harían para un desastre natural.

Una migrante nicaragüense con una orden de deportación pendiente en Miami se preparó para las redadas de ICE colocando carteles alrededor de su casa esta semana advirtiendo a los miembros de su familia que no abran la puerta y que se abastezcan de comida para que ella pueda permanecer adentro todo el fin de semana.

“‘Me siento como si se acercara un huracán’”, dijo la amiga de la mujer, María Bilbao, una organizadora de Florida del grupo de defensa de los migrantes United We Dream.

Esta semana, la mujer estuvo muy atenta cada vez que salía de su casa, dijo Bilbao.

“Cuando va a trabajar, la primera en salir es su hija, quien tiene documentos”, dijo.

Bilbao, originaria de Argentina y quien se convirtió en residente legal el año pasado después de vivir en Estados Unidos ilegalmente durante años, ha estado sondeando vecindarios de inmigrantes esta semana, incluyendo la Pequeña Habana de Miami.

“Hemos estado hablando con personas que dicen estar bien, que su situación es buena, pero que en su familia hay personas indocumentadas, incluso en su casa”, dijo. “La gente está muy preocupada, y les hacemos saber que no tienen la obligación de abrir las puertas de sus casas”.

En California, los defensores de los inmigrantes dijeron que no habían recibido llamadas de indocumentados en pánico. Pero Hamid Yazdan Panah, director de promoción de la California Collaborative for Immigrant Justice en San Francisco, dijo que ha escuchado que después del primer anuncio de las redadas, mucha gente no asistió a sus citas médicas, pagaron a otros para que hicieran sus compras de comestibles y no llevaron a sus hijos a la escuela.

“Estas cosas tienen un impacto muy serio a largo plazo”, dijo. “Poner a la gente en esta situación una y otra vez, los quebrantará. La idea de que ello va a forzarlos a auto deportarse, podría ser real, porque no se puede vivir así”.

Apolonio Moráles, director político de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles, manifestó que es importante tener cuidado con la posibilidad de que las redadas migratorias periódicas y comunes sean consideradas como “un espectáculo mayor”. CHIRLA dijo que recibió información sobre algunas personas arrestadas por agentes de ICE la semana pasada.

“Estas acciones tardan semanas y meses en completarse”, dijo. “No tienen suficientes agentes para llevar a cabo un operativo de ese nivel”.

Moráles asegura que no se han producido redadas a gran escala en California desde 2006, cuando agentes de inmigración irrumpieron en seis plantas empacadoras de carne en todo el país y detuvieron a 1.300 personas.

Desde entonces, California se ha distanciado de las agencias de aplicación de las leyes federales de inmigración, de manera tal que hacen que las redadas grandes sean difíciles de repetir.

Las redadas esperadas probablemente resultarán en números de aprehensiones relativamente pequeños y serán limitadas geográficamente porque muchas agencias locales de aplicación de la ley ya no están cooperando de la misma manera que lo hacían bajo Obama, dijo Suro de USC.

Las agencias locales de aplicación de la ley en muchas de las principales áreas metropolitanas del país han anunciado públicamente que no participarán en las redadas de inmigración.

En una entrevista con The Times, el jefe del departamento de Policía de Los Ángeles, Moore, dijo que su dependencia se ha puesto en contacto con inmigrantes y defensores en todo Los Ángeles para reiterar que los oficiales de la ciudad no van a participar en las redadas. Aunque los funcionarios federales continúan llevando a cabo la aplicación rutinaria de la ley en la ciudad, LAPD no participa ni participará en la aplicación de la ley administrativa civil, dijo Moore.

“Nuestra postura sigue siendo la misma”, dijo Moore a The Times. “No estamos involucrados de ninguna manera o forma”, aseveró el jefe de la policía de Los Ángeles.

Algunos municipios han adoptado una postura firme contra las redadas.

El alcalde de Denver, Michael Hancock, presidente de la Conferencia nacional de alcaldes demócratas, dijo que ha estado hablando con los alcaldes de las otras nueve ciudades donde se esperan redadas de ICE este fin de semana.

“Sabemos que la administración y ICE están llamando a los departamentos de servicios humanos de las ciudades para pedirles ayuda porque saben que esto va a resultar en la separación de numerosas familias”, dijo Hancock durante una sesión informativa telefónica el viernes.

Dijo que ICE no le había pedido ayuda a los funcionarios de Denver y que no apoyarían en las redadas, pero que “estarían preparados para asistir a los niños”. Hancock condenó las redadas como “actos despreciables”.

Cuando Ana Ramírez Zárate se enteró esta semana de que la administración Trump había resucitado las amenazas de redadas de inmigración en todo el país, no pudo evitar sentirse agotada.

“Oh no”, se dijo a sí misma. “¡Otra vez no!”.

La organizadora de derechos de los inmigrantes de 24 años de edad, que coordina la Red de Respuesta Rápida del Condado de Orange, se preparó para una avalancha de llamadas telefónicas de indocumentados preocupados de todo el condado.

“Para ser honesta es realmente agotador escuchar la misma retórica y la idéntica crisis creada en nuestra comunidad”, dijo Ramírez.

Moráles, de CHIRLA, dijo que su grupo y otros están lo más preparados posible. Y mientras las deportaciones siguen ocurriendo, dijo, “nadie se beneficia cuando la gente está asustada hasta la médula”.

“¿Qué más puede hacer Trump que no hayamos visto?” dijo Moráles. “¿Estamos viendo un espectáculo o realmente vivimos una crisis? Lo sabremos después de este fin de semana”.

Los escritores Molly O’Toole, Brittny Mejia, Molly Hennessey-Fiske y Mark Puente contribuyeron a este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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