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La administración Trump avanza para cerrar oficinas internacionales de asilo y refugiados

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La administración Trump dio otro paso, el pasado martes, para recortar los servicios a las personas que buscan ingresar legalmente a EE.UU, y en cambio, concentrarse en la creciente acumulación de casos de inmigración, al anunciar que los Servicios de Ciudadanía e Inmigración del país cerrarán todas sus oficinas internacionales.

Las operaciones en el extranjero de la agencia incluyen reunir a las familias, supervisar las adopciones internacionales y procesar las solicitudes de viajes de Estados Unidos para emergencias humanitarias, militares que sirven en el extranjero y residentes permanentes que desean regresar.

La agencia, parte del Departamento de Seguridad Nacional (HSD), se está preparando para trasladar sus operaciones internacionales al Departamento de Estado y poder así enfocarse en la acumulación de casos de inmigración, informó su director, Lee Francis Cissna, en un memorando enviado a los empleados el pasado martes y obtenido por The Times.

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El Departamento de Estado no hizo comentarios inmediatos sobre cómo manejaría la carga de trabajo adicional. La administración ha propuesto reducciones significativas en el presupuesto del departamento.

En su memorando, Cissna señaló que la medida maximizaría los recursos de la agencia y ayudaría a reducir los retrasos, “lo cual, en última instancia, ayudará a nuestra entidad a cumplir con su misión de administrar de manera justa el sistema legal de inmigración de la nación”. “Tras el acuerdo y la finalización de los procedimientos de liquidación necesarios, comenzaremos a cerrar las oficinas de campo internacionales”, escribió.

En una declaración, la portavoz Jessica Collins indicó que la agencia “coordinará los acuerdos interinstitucionales necesarios para garantizar que no se interrumpa la prestación de servicios de inmigración a los solicitantes afectados”.

La agencia estima que el cierre de sus oficinas en el extranjero ahorrará millones de dólares, sin interrumpir las operaciones.

Alan Bersin, quien se desempeñó como funcionario principal en el Departamento de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama, expresó que Cissna probablemente se está enfocando en restringir su presupuesto debido a la presión de la administración.

“Pero esta es una transformación muy drástica, que probablemente merezca mucho más estudio y reflexión de las que se han hecho”, afirmó Bersin. “Es como cerrar la puerta y apagar la luz en la parte superior de la Estatua de la Libertad”.

Para León Rodríguez, quien fue director de la agencia de 2014 a 2017, la medida representa otro retiro de la presencia de Estados Unidos en el extranjero. “Esto está en concordancia con la reducción completa del proceso de refugiados bajo la administración Trump, lo cual, creo, es un desastre”, expresó Rodríguez. “Es una gran mancha para la nación que eso haya ocurrido”.

Con un número récord de solicitantes de asilo y un aumento de las familias centroamericanas que se presentan en la frontera sur, a la administración le ha costado reducir la creciente acumulación de casos de inmigración en Estados Unidos.

Según una base de datos mantenida por la Universidad de Siracusa, hay 829.608 casos de asilo pendientes, con un promedio de espera de 746 días, o más de dos años.

Los Servicios de Ciudadanía e Inmigración son la rama del Departamento de Seguridad Nacional encargada de procesar los beneficios de inmigración, ciudadanía, y en un nuevo enfoque de la administración Trump, la desnaturalización. En la frontera y en todo el país, los oficiales de la agencia entrevistan a los solicitantes de asilo para ayudarles a determinar si sus casos seguirán adelante, o si serán expulsados de EE.UU.

El reciente movimiento es uno de los muchos pasos que el gobierno ha dado para dedicar más recursos al procesamiento de casos de asilo, a veces a expensas de otros trabajos relacionados con la inmigración.

Por ejemplo, la agencia ha reasignado a oficiales que realizan entrevistas de ciudadanía a la frontera sur, para indagar a los solicitantes de asilo. En los últimos dos años, los tiempos de espera para la ciudadanía se han duplicado.

La División de Operaciones Internacionales de la agencia -que forma parte de la Dirección de Refugiados, Asilo y Operaciones Internacionales- tiene aproximadamente 240 empleados en Estados Unidos y en el extranjero, en 24 oficinas distribuidas en ciudades de 21 países -algunas de ellas son Ciudad de México, Moscú, Johannesburgo y Beijing-. Los extranjeros constituyen un tercio de todos los empleados de la división.

En una nota de seguimiento obtenida el pasado martes por The Times, Jennifer B. Higgins, directora asociada de esa Dirección, dijo que todos los futuros despliegues en el extranjero quedaban cancelados, con efecto inmediato.

“No hay duda de que este cambio será significativo para nuestra dirección general y para muchos de ustedes a nivel personal”, señaló Higgins.

El año pasado, Cissna, cuya madre emigró a EE.UU desde Perú, cambió la declaración de la misión de la agencia para eliminar la frase “nación de inmigrantes”. En ese momento, le dijo al personal que la modificación aclaraba el papel de la agencia en la “inmigración legal”, lo cual fue visto por algunos como un pronóstico de cambio interno.

“La transformación puede ser difícil y puede causar consternación”, escribió Cissna en la nota del pasado martes. “Quiero asegurarles que trabajaremos para que esta transición sea lo más suave posible”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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