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Hierbas, incienso y un bastón de mando. Las culturas indígenas de México toman el escenario inaugural para purificar al nuevo presidente

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El recién inaugurado presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador recibió una limpia tradicional durante una ceremonia indígena el 1 de diciembre en la plaza central o zócalo de la Ciudad de México.

En un momento dado, López Obrador, que juró su cargo por un período de seis años, se arrodilló en una nube de incienso mientras los curanderos indígenas realizaban un rito de purificación, rociándolo con un manojo de hierbas.

La ceremonia, en la que participaron representantes de docenas de grupos indígenas de México, muchos de los cuales se vistieron con ropa tradicional, fue uno de los momentos culminantes del día de la inauguración, con la asistencia de decenas de miles de personas.

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“Vamos a prestar especial atención a los indígenas de México”, prometió López Obrador, dirigiéndose a miles de personas reunidas en un escenario instalado en la plaza. “Es una vergüenza que nuestras comunidades originales vivan con opresión y racismo, con pobreza y marginación”.

Los indígenas representan alrededor del 10% de la población de México, concentrada en ciertas áreas, como los estados de Oaxaca y Chiapas, asolados por la pobreza.

López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, fueron envueltos en incienso mientras los curanderos indígenas realizaban la limpia de la pareja presidencial.

López Obrador recibió un tradicional bastón de mando, —que representa liderazgo y respeto— y más tarde dijo que los indígenas tendrían prioridad en varios programas sociales nuevos.

“Después de recibir el bastón de mando, reafirmo mi voto de no mentir, de no robar y de no traicionar al pueblo de México”, declaró López Obrador, quien sostenía el bastón en su mano izquierda mientras hablaba.

Los ramos de flores y los invitados indígenas proporcionaron un telón de fondo mientras López Obrador se dirigía a la multitud.

El discurso del presidente pretendía ser un mensaje directo al pueblo mexicano, después de su discurso de la tarde a los legisladores y dignatarios mexicanos en el palacio de congresos.

Los observadores dijeron que era la primera vez que un rito indígena de este tipo había sido incorporado en un evento presidencial mexicano.

Un ambiente festivo invadió la plaza cuando los partidarios de AMLO —el apodo del presidente, por sus iniciales— elogiaron los planes expansivos del nuevo jefe de Estado para reducir la pobreza y proporcionar empleos, becas, pensiones mejoradas y otras ayudas para los mexicanos más necesitados.

“Nos da esperanza de que las cosas cambiarán”, dijo Arnuldo Beltrán, de 54 años, quien dijo que viajó desde el estado de Veracruz, para presenciar las festividades de la inauguración. “Espero que México sea un país en el que se nos escuche a nosotros, los pobres. Es un día histórico, por eso vine”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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