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Utilizan exámenes dentales no fiables para retener menores migrantes en centros de detención para adultos

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El joven de Bangladesh sentado en el sillón del dentista, en octubre pasado, pensó que lo revisaban para detectar posibles enfermedades.

El personal odontológico le examinó los dientes, le hizo una limpieza y lo envió de regreso a las instalaciones para menores, donde había estado detenido durante meses después de cruzar sin autorización la frontera, en julio.

Pero ese no era el verdadero propósito de la consulta dental. El gobierno quería averiguar si “I.J.”, como se identificó al joven migrante, en realidad tenía 16 años, tal como había dicho, o si era un adulto.

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El uso de exámenes dentales para determinar la edad de los migrantes aumentó considerablemente en el último año, un aspecto de los férreos controles de la administración Trump contra la inmigración y los cruces fronterizos ilegales.

La precisión de las pruebas forenses para determinar la edad de los migrantes es un tema de debate. Con las actuales apuestas tan altas, estos exámenes se están convirtiendo en otro campo de batalla legal para el gobierno.

La ley federal le prohíbe al gobierno confiar exclusivamente en las pruebas forenses de huesos y dientes para determinar la edad de las personas. Sin embargo, una revisión de los registros judiciales muestra que en al menos tres casos, incluido el de I.J., el gobierno hizo precisamente eso, razón por la cual los jueces federales ordenaron posteriormente la liberación de los menores de instalaciones de detención para adultos.

En un caso del año pasado, un migrante guatemalteco estuvo recluido en un centro para adultos durante casi un año, después de que un examen dental mostró que probablemente tenía 18 años, hasta que sus abogados lucharon por obtener su certificado de nacimiento, donde se demostraba su edad: tenía 17.

Para I.J., los resultados tuvieron serias ramificaciones. En virtud del desarrollo de sus dientes, el análisis mostró una probabilidad del 87.70% de que hubiera cumplido los 18 años.

Un funcionario de inmigración informó que era evidente para el administrador del caso que I.J. “parecía físicamente mayor de 17 años de edad”, y que él y su madre no habían podido proporcionar un segundo tipo de identificación que comprobara su edad.

El mes siguiente, los agentes de Inmigración y Control de Aduanas lo trasladaron con grilletes a una prisión de seguridad media, para inmigrantes detenidos.

Así pasó unos cinco meses detenido entre adultos, y 24 de esos días en custodia segregada. Cada vez que hablaba con un oficial le decía que era menor de edad, sin saber durante más de un mes que sus dientes lo habían llevado hasta allí. “Vine a Estados Unidos con un gran sueño”, afirmó. “Mi sueño se terminó”.

Pero cuando el Florence Immigrant and Refugee Rights Project, con sede en Arizona, llevó el caso de I.J. a un tribunal federal, un juez de distrito consideró que la redeterminación de la edad hecha por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados había violado la ley federal y las propias pautas de la agencia.

En abril, el magistrado ordenó trasladar a I.J. nuevamente a la Oficina de Custodia de Reasentamiento de Refugiados (ORR, por sus siglas en inglés), un programa responsable de los menores migrantes no acompañados. Desde entonces, se ha reunido con su familia en Nueva York. El Florence Project también presentó otro caso en una corte federal, que generó que el gobierno trasladara voluntariamente a un menor de Bangladesh a la custodia de ORR y anulara la redeterminación de edad.

Mientras el gobierno lidiaba con la afluencia de familias y niños que llegaban a la frontera en el año fiscal 2018, la aprobación de los exámenes de determinación de la edad de la ORR aumentaron más del 100 por ciento.

Estos pocos casos en los que un menor fue liberado de la detención para adultos es casi con seguridad un conteo incompleto, ya que la mayoría de los inmigrantes detenidos no tienen representación legal y es poco probable que defiendan sus casos.

No está claro con qué frecuencia los inmigrantes adultos fingen ser menores de edad. En una llamada con reporteros a principios de este año, un funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza precisó que, desde abril de 2018 hasta el 25 de marzo de este año, sus agentes identificaron a más de 3.100 personas en unidades familiares que habían hecho afirmaciones fraudulentas; algunos se habían hecho pasar por menores de edad.

Los menores no acompañados reciben mayores protecciones que los adultos después de ser detenidos. La norma gubernamental es trasladar a los migrantes a detención para adultos si un análisis dental muestra al menos un 75% de probabilidad de que tengan 18 años o más. No obstante, se supone que se debe considerar otra evidencia.

El Dr. David Senn, director del Centro de Educación e Investigación en Medicina Forense de UT Health San Antonio, ha manejado más de 2.000 casos etarios desde 1998.

Un programa que Senn ayudó a desarrollar estima la edad media de una persona y la probabilidad de que tenga al menos 18 años. Además de examinar las radiografías dentales, también analiza placas del esqueleto y el desarrollo óseo en la zona de mano y muñeca.

El profesional manejó un número creciente de casos a principios de la década de 2000, pero el año pasado estos se triplicaron, aumentando a 168. Este año parece haber una desaceleración para Senn, uno de los pocos odontólogos que el gobierno emplea para estos análisis. Según él, determinar la edad con exactitud no es posible.

“Sólo podemos decir lo que indican las estadísticas”, explicó Senn. “Creo que debe tenerse en cuenta que lo que realmente importa es que la mayoría de las personas que hacen este trabajo no intentan ser policías o agentes de la Patrulla Fronteriza o de inmigración... Lo que tratamos de hacer es ayudar. Intentamos proteger a los niños”.

En 2007, y nuevamente en 2008, el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes solicitó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que dejara de confiar en las pruebas forenses de huesos y dientes. Pero fue la Ley de Reautorización para la Protección de las Víctimas del Tráfico, de 2008, que declaró que las determinaciones de edad deben tener en cuenta “múltiples formas de evidencia, incluido el uso no exclusivo de las radiografías”.

En un caso del estado de Washington, un análisis de rayos X realizado por Senn mostró una probabilidad del 92.55% de que Bilal, un migrante somalí, ya hubiera alcanzado los 18 años de edad. ICE lo sacó de su hogar de acogida y lo mantuvo en un centro de detención para adultos.

“No sólo intentaban ahorrarse el dinero que le pagaban a la familia de acogida, sino que al hacerlo le estaban arruinando la vida a este niño”, afirmó Matt Adams, director legal de Northwest Immigrant Rights Project, que representó a Bilal. “Sólo se la estaban jugando”.

En 2016, un juez federal determinó que la Oficina de Reasentamiento de Refugiados se había basado exclusivamente en el examen dental y anuló la determinación de edad del joven somalí.

El año pasado, en el expediente de un migrante eritreo que afirmaba tener 17 años, el análisis de las radiografías dentales de Senn mostró un 92.55% de probabilidad de que hubiera cumplido los 18, y ofreció un rango de edades posibles entre los 17.10 y los 23.70.

Documento

“Este [niño extranjero no acompañado (UAC, por sus siglas en inglés)] no posee certificado de nacimiento, a pesar de muchos intentos de contactar con la Embajada de Eritrea. Los resultados forenses dentales son del 92.55 por ciento. Los comportamientos de este UAC no parecen ser los de un menor sino que, por el contrario, actúa como una persona cercana a los 20 años”.

  • Catherine Laurie, especialista federal de campo.

Ver el documento (en inglés)

Eso fue suficiente para su traslado de una instalación juvenil a una de adultos.

Una vez más, un juez de distrito descubrió que el gobierno había confiado exclusivamente en el examen dental para determinar su edad, y ordenó que el migrante volviera a la custodia de la ORR.

Danielle Bennett, una vocera de ICE, sostuvo que la agencia “no rastrea” la información sobre tales revocaciones.

“Nunca debemos ser utilizados como el único método para determinar la edad”, consideró Senn. “Si esas agencias no siguen sus propias reglas, deben ser presionadas para hacerlo”.

Preocupaciones similares sobre evaluaciones médicas de edad surgieron en otros países, incluyendo el Reino Unido y Suecia.

La guía del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre cómo deberían analizarse las edades de los migrantes adolescentes indica que si los países utilizan procedimientos científicos para determinar la edad, deben permitir márgenes de error.

Michael Bochenek, abogado especializado en derechos infantiles en Human Rights Watch, consideró que para los adolescentes, el margen de error en las pruebas científicas es “tan grande, que no aclara nada”.

La afluencia de migrantes de Bangladesh que afirman ser menores de edad contribuyó al reciente uso de exámenes dentales por parte del gobierno. De acuerdo con la agencia, más de 150 bangladesíes que aseguraban falsamente ser menores fueron transferidos de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados a la custodia de ICE.

En el año fiscal 2018, las detenciones de migrantes de Bangladesh por parte de la Patrulla Fronteriza aumentaron un 109% respecto del año anterior, llegando a 1.203. Del mismo modo, el número de menores de Bangladesh en custodia de la ORR se incrementó aproximadamente un 221% entre los años fiscales 2017 y el 2018, a 392.

Según Ali Riaz, profesor de la Universidad Estatal de Illinois, los habitantes de Bangladesh abandonan el país por razones que incluyen una alta densidad de población, un alto desempleo entre los jóvenes, un entorno político en deterioro y la “búsqueda de una vida mejor”.

En octubre, se le informó a Myriam Hillin, una especialista federal de campo de la ORR, que ICE tenía datos de que varios migrantes de Bangladesh bajo su custodia, que afirmaban ser menores de edad, tenían en realidad pasaportes con fechas de nacimiento diferentes a las de sus certificados.

Bochenek expuso que es común que los niños migrantes viajen con pasaportes falsos, que los hagan parecer mayores, porque en algunos países es más probable que los agentes de inmigración intercepten o interroguen a los menores de edad.

Mientras que I.J. pudo recuperar el estatus de menor de edad, tres migrantes de Bangladesh que cruzaron sin autorización la frontera entre EE.UU y México en el área de San Diego, en octubre de 2018, aún intentan convencer al gobierno de ser menores. Sus pasaportes no coinciden con sus certificados de nacimiento. Los exámenes dentales ordenados por los funcionarios de inmigración detectaron que cada uno de ellos tenía aproximadamente un 89% de probabilidades de ser adulto.

“Ambos sujetos ratificaron con firmeza que el ‘agente’ (el contrabandista) les había dado los pasaportes. Sin embargo, hay pocas razones para mentir en cualquiera de los países en los que estuvieron”, escribió un agente de la Patrulla Fronteriza, describiendo el arresto de dos de los migrantes. “Además, es extremadamente difícil falsificar un pasaporte, especialmente cuando no hay ninguna razón. He visto a [menores no acompañados] volar a otros países (excepto Panamá y Costa Rica) e ingresar sin problemas. Esta es una tendencia reciente con los bangladesíes. Lo hacen para ser liberados de la custodia del DHS más rápido”.

Durante las entrevistas, los jóvenes migrantes, Shahadat, Shahriar y Tareq, afirmaron a los oficiales de asilo que los traficantes les habían dado los pasaportes, según los registros. Cuando se les preguntó por qué les habían dado esas fechas de nacimiento, dijeron que tenía que ver con los planes de los traficantes para su viaje.

“No se realmente”, expuso Shahadat a una autoridad de asilo, de acuerdo con las notas del oficial en una transcripción. “Cuando pregunté por qué, me dijeron que si no daba esa [fecha de nacimiento] habría problemas en los viajes”. Shahriar le dijo también al oficial que el contrabandista se ponía agresivo cuando lo interrogaba.

Los migrantes presentaron copias de certificados de nacimiento, documentos escolares y declaraciones firmadas de sus padres, que atestiguan las fechas de nacimiento manifestadas. Una base de datos en línea de alumbramientos, mantenida por el gobierno de Bangladesh, parece confirmar sus afirmaciones.

Shahriar también proporcionó los certificados de nacimiento de sus padres. Si él fuera tan grande como los funcionarios de inmigración creen, su madre lo habría parido a los 12 años.

En cada uno de los casos, los funcionarios de inmigración respaldaron las fechas del pasaporte.

Shahadat y Shahriar están detenidos en el centro de Otay Mesa. Tareq permaneció en la instalación durante meses, antes de ser liberado con una fianza de $7.500. Los tres fueron absorbidos por el sistema de inmigración como adultos, y los procedimientos de asilo son su única opción para permanecer en EE.UU.

De acuerdo con los documentos proporcionados por su abogado, al menos uno de los migrantes, Shahadat, fue puesto en segregación administrativa, una versión del confinamiento solitario para inmigrantes, cuando comenzó a cuestionarse su edad.

Un juez ordenó su deportación.

Morrissey escribe para el San Diego Union-Tribune.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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