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Estos perros y gatos sobrevivieron al mortal incendio de Camp; ¿podrán reunirse con sus dueños?

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Alison Woodman ve las mismas caras cada vez que visita las jaulas para gatos.

El gris y blanco parece prometedor; pero no, no tiene el corte en la oreja izquierda que tenía su Lightning.

Fiel a su nombre (rayo), Lightning salió disparado mientras Woodman cargaba su auto para huir del fuego de Camp, que devoraba la ciudad de Paradise.

En el Aeropuerto Municipal de Chico, los animales perdidos de Paradise, desde pollos hasta gatos y perros, viven en un refugio temporal.

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Los propietarios pasan por allí a menudo, esperando contra toda esperanza que aparezcan sus amigos peludos o emplumados. Ya no llegan muchos nuevos animales. A medida que pasa el tiempo, la posibilidad de un reencuentro se reduce.

Más de tres semanas después de que el incendio más mortífero en la historia de California azotara el condado de Butte, la gente todavía se enfrenta a la pérdida de viviendas y seres queridos. El número de muertos es de 88, pero aún hay 49 desaparecidos.

Muchos también siguen devastados por la pérdida de sus mascotas. En una ciudad donde los lotes de casas son grandes, no es raro que los residentes tengan varios perros y gatos. Pero el 8 de noviembre pasado, mientras las brasas volaban y las llamas se extendían, los aterrorizados animales huyeron o se negaron a subir a los automóviles. En otros casos, los propietarios estaban lejos de sus casas y no pudieron volver por ellos.

En el refugio del aeropuerto hay alrededor de 30 perros, 80 gatos y 60 pollos y patos, informó Patrick Karcher, un oficial de control de animales del condado de San Luis Obispo, que llegó a Chico para ayudar.

Los funcionarios del condado de Butte crearon una página web, campfirerescuedanimals.com, con fotos de los animales encontrados en áreas quemadas, en los días posteriores al fuego. Algunos ejemplares, incluyendo caballos, cabras y cerdos, están alojados en otros lugares.

CHICO, CA - NOVEMBER 28, 2018: Just one of the many dogs rescued from the Camp fire at temporary animal shelter set up at the Chico Airport for animals rescued from the Paradise Camp fire on November 28, 2018 in Chico, California. The animals will stay there until their owners are found.(Gina Ferazzi/Los AngelesTimes)
CHICO, CA - NOVEMBER 28, 2018: Just one of the many dogs rescued from the Camp fire at temporary animal shelter set up at the Chico Airport for animals rescued from the Paradise Camp fire on November 28, 2018 in Chico, California. The animals will stay there until their owners are found.(Gina Ferazzi/Los AngelesTimes)
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

Sin embargo, algunos permanecen dentro de las casas que sobrevivieron al incendio, indicó Lisa Almaguer, portavoz del Departamento de Salud Pública del Condado de Butte. Trabajadores de control de animales y voluntarios los visitan regularmente y les brindan comida y agua.

Los gatos callejeros son frecuentes en las áreas restringidas por el fuego, pero generalmente se dispersan cuando se acercan las personas.

Las autoridades de Paradise anunciaron recientemente que los residentes en las partes sur y este de la ciudad podrían regresar a sus propiedades esta semana. Para otros, la espera será más larga.

En el refugio del aeropuerto, Nancy Garoppo le mostró a una trabajadora una foto de su gata atigrada, Mini. “Ella tiene ojos verdes y marcas particulares; ese poco de pelo blanco y negro”, señaló Garoppo.

Garoppo ya había caminado por el área de gatos, como lo hizo muchas veces desde el incendio. Allí, los animales no prestan atención a sus visitantes. Un gatito gris juguetón golpeaba y perseguía a un ratón de juguete. Dos gatitos a rayas anaranjadas y otro negro dormían juntos, en su jaula.

Mini tampoco estaba en la sala de aislamiento, le dijo el trabajador.

Cuando estalló el fuego, Garoppo conducía a casa desde Fresno, donde había dejado a su madre. No hubo manera de que pudiera subir a la montaña.

Un vecino rompió una ventana para rescatar a Mini, pero el gato se escondió. Cuando las llamas se acercaban, el vecino huyó.

El parque de casas móviles para adultos mayores donde vivía Garoppo, quedó reducido a cenizas. Ella escuchó que tres personas murieron allí, y espera que Mini haya sobrevivido de alguna manera.

Hace tres años, Mini apareció en la puerta de Garoppo. Su dueño, que volvió a reclamarla, se sorprendió al ver que Mini estaba tranquila, en lugar de atacar a las personas como solía hacer.

Entonces, Mini se quedó allí. Pronto comenzó a gobernar la casa, despertando a su dueña a las 6 a.m. cada día y exigiendo comida.

“No me importaba mi casa”, aseguró Garoppo, de 62 años, una azafata que se hospeda junto con su hermana, en Chico. “Todo lo que quería hacer era ir allí y rescatar a la gata. Me sentí culpable por no estar allí para ella”.

Woodman se estaba preparando para dejar su hogar en Paradise cuando se produjo una fuerte explosión. Lightning huyó. Si ella buscaba al gato, moriría. Así, se marchó con sus dos perros.

Mientras tanto, su esposo, Kirt Woodman, maestro en Paradise High School, estaba con sus estudiantes. Cuando quedó claro que el autobús no venía, les dijo a los jóvenes que avisaran a los conductores que estaban atrapados en el embotellamiento para salir de la montaña. Se fue con cuatro chicos de primer año, amontonados en su auto. “Cinco minutos más, y no lo hubiéramos logrado”, aseguró.

En una fotografía, los Woodman vieron que su hogar de 21 años había desaparecido. También la casa de al lado, que pertenecía a la madre de Alison Woodman, de 88 años. La hija de ambos también perdió su propiedad. Ahora, toda la familia, incluidos cuatro perros, está apiñada en una propiedad rentada por Airbnb. “Oh, Dios mío, pequeños gatitos, pobrecitos”, exclamó Alison Woodman mientras escudriñaba las jaulas para gatos. “Es difícil cuando una ciudad entera pierde sus gatos y perros”.

“¿Sería posible que personas, como ella, que no podían encontrar a su gato, pudieran adoptar alguno?”, le preguntó a un trabajador de refugio. Le respondieron que podrían ir a otros refugios.

La mujer no está lista para renunciar a Lightning, de 13 años, quien babea cuando lo acarician y es tan grande como un perrito. Ella se arrepiente de no haberle colocado un microchip, como lo hizo con sus perros.

“Ella era un gato muy ingenioso al aire libre. Tengo muchas esperanzas”, afirmó Woodman, quien persiste en llamarla “ella”, aunque el animal es macho.

Para los Woodman, reemplazar las cosas que perdieron es una forma de avanzar.

Están a punto de comprar una casa en Chico. Los ángeles navideños que les dio la abuela de Alison Woodman son insustituibles, pero celebrarán la fiesta sin ellos. “Cuando pienso en algo que he perdido, me digo: OK, recibiré nuevos adornos navideños, nuevas medias”, afirmó Alison.

Tal vez, algún día, eso incluya un nuevo gato.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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