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Espacios de trabajo en conjunto ya no son sólo para principiantes

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El trabajo conjunto, o co-working, es a menudo más agradable en estos días que pasar ocho horas en una oficina tradicional.

Quienes prefieran un espacio de trabajo que se parezca a un elegante lobby de hotel, con camareros a su disposición, pueden organizarlo.

¿Quiere estar cerca de otras mujeres, en una terraza al aire libre? hay un lugar en West Hollywood ideal para usted.

¿Quiere pasar tiempo con otros creativos? hay clubes de trabajo conjunto que aceptan membresías.

Pero mientras que las oficinas se esfuerzan por ser un oasis de compañerismo, el negocio de trabajo en conjunto es más un sálvese quien pueda.

Las oficinas de trabajo conjunto surgieron hace una década como espacios poco convencionales y básicos, que servían a empresas nuevas y a los trabajadores autónomos en la emergente economía del contratismo. Pero ahora su atractivo se ha extendido incluso a las compañías principales, que buscan flexibilidad para incrementar o reducir sus operaciones tan rápido como se necesite. Otras grandes compañías quieren evitar la molestia de establecer y dar mantenimiento a sus propias oficinas.

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Y a medida que el co-working o trabajo en conjunto evoluciona y su atractivo demuestra ser más que una moda pasajera, una serie de nuevas empresas se han unido a la competencia, incluida una de la industria de servicios inmobiliarios, que hace mucho tiempo tiene prácticamente el monopolio en el arrendamiento de oficinas.

Los nuevos jugadores están motivados tanto por la oportunidad como por la competencia: específicamente, el voraz alcance de WeWork, pionero del co-working, que ha gastado libremente para bloquear la participación en el mercado y no muestra signos de desaceleración.

WeWork estuvo dispuesto a absorber grandes pérdidas a medida que la empresa sigue el modelo de internet de hacerse grande antes de ser rentable -el mejor ejemplo de ello es el gigante Uber, que recaudó $8.100 millones en su oferta pública inicial la semana pasada, aunque sus pérdidas operativas totales superaron los $10 mil millones en los últimos tres años-.

Las dos compañías comparten un inversionista principal: el SoftBank Vision Fund de Japón, impulsado por el enorme fondo de riqueza real de Arabia Saudita.

Y mientras crecen las preguntas sobre si Uber obtendrá alguna ganancia, también hay dudas para WeWork. La compañía se benefició de la expansión económica del país, pero podría ser vulnerable en una recesión.

No obstante, sus competidores no pueden suponer que el mercado inevitablemente humillará a WeWork, como lo ha demostrado Amazon al pasar de tirar efectivo en gastos a ser la gallina de los huevos de oro.

“Usted puede decir: ‘deme un espacio y tendrá la llave en la mano’, ellos pueden hacerlo rápidamente. Eso está cambiando la naturaleza del mercado de oficinas”, consideró el analista Steven Kurtz, de la firma de contabilidad BDO, que ha rastreado el crecimiento de los sitios de trabajo en conjunto.

WeWork, que comenzó hace nueve años en Nueva York, con seis pisos en un edificio de SoHo, ahora cuenta con más de 400.000 clientes o ‘miembros’ que pagan por el acceso a 45 millones de pies cuadrados en todo el mundo. Eso es más espacio del que existe en todo el centro de Los Ángeles.

A nivel local, la compañía ha consumido rápidamente casi la mitad de los 4.5 millones de pies cuadrados que ahora se usan para el trabajo en conjunto, detalló Peter Belisle, director de la corredora de bienes raíces JLL para el sudoeste del país.

Además de los tres pisos que ocupa en el Red Building del Pacific Design Center, una costosa propiedad en un edificio emblemático de West Hollywood, WeWork recientemente arrendó 45.000 pies cuadrados adicionales en el Green Building del mismo centro.

Los espacios están llenos de salas de grabación, estudios fotográficos, salas de maquillaje, espacios de audiciones y otras instalaciones para la industria del entretenimiento. Sus clientes incluyen a Brian Grazer y Ron Howard, de Imagine Impact, el cineasta Kevin Smith y los actores Anna Faris y Topher Grace.

Mientras tanto, los rivales ofrecen sus propias versiones especiales de espacio de trabajo conjunto, que según predijo Belisle se duplicará en Los Ángeles en los próximos tres a cinco años.

Uno de los más recientes y destacados jugadores es Wing, una compañía con sede en Nueva York fundada por dos empresarias que abrieron una sucursal en West Hollywood el mes pasado. La empresa se enfoca en un nicho específico al adaptar sus oficinas y servicios a las necesidades y preferencias de las mujeres.

Los muebles en el lugar, ubicado sobre Santa Monica Boulevard, son más pequeños. El termostato se mantiene a 72 grados, en lugar de optar por temperaturas más frías, que parecen gustar a los hombres. La atención al detalle se extiende incluso a la tapicería; las sillas están cubiertas con telas suaves y que no se adhieren a los vestidos.

“Todas estas consideraciones se hacen pensando en las mujeres trabajadoras”, aseguró la portavoz de la empresa, Zara Rahim.

Tampoco se descuidan otras cuestiones más importantes, como la provisión de cuidado infantil para aquellas mujeres que hacen malabares entre la crianza de los hijos y los negocios o la educación.

La fórmula resultó ser un éxito, ya que la compañía abrió siete oficinas en todo el país desde que comenzó, hace tres años, en el distrito Flatiron de Nueva York.

The Wing también ofrece reuniones de “círculo de apoyo” para hablar sobre temas relacionados con la crianza de los hijos, la salud mental, las enfermedades físicas y la recuperación de la adicción, así como otros programas.

Es sólo una de las últimas empresas colaboradoras que ofrecen eventos, reuniones, conferencias y otros encuentros conocidos como “programación”, como puntos de venta clave para diferenciarse, tanto entre sí como de los propietarios de oficinas convencionales -enfocados en mantener las luces encendidas y el vestíbulo limpio y seguro-.

WeWork puede haber establecido un patrón al organizar fiestas de hora feliz y charlas y conferencias por internet, y continúa innovando. En su ubicación de Playa Vista, este verano, los inquilinos tendrán la oportunidad de presentar sus ideas de negocios a los inversores, al estilo del programa de negocios “Shark Tank”.

Incluso los clubes privados que ofrecen principalmente lugares elegantes para hacer negocios, pasar el rato y entretener a los clientes se están adentrando en el negocio. Soho House, en West Hollywood, planea una sucursal de SoHo Works que ofrecerá oficinas para trabajo conjunto las 24 horas.

También, “h Club”, un club privado para los creativos de Hollywood, inauguró recientemente en el antiguo hotel Redbury, en Hollywood y Vine. Entre las atracciones se encuentran “habitaciones a medida”, salas de proyección, un salón de té y el “h Space”, un espacio de trabajo conjunto diseñado para la productividad.

“Se trata de un cambio fundamental en la forma en que las bienes raíces servirán a las empresas”, consideró Belisle.

El nivel de cuidados especiales a los inquilinos que brindan estas empresas llamó la atención de los propietarios tradicionales, que están mejorando sus ofertas para atraer clientes, remarcó el ejecutivo de bienes raíces Martin Caverly, de la inmobiliaria y constructora angelina Lowe.

Los propietarios de edificios pueden hacer algo tan simple como convertir el espacio del lobby sin usar en una cafetería, o asociarse con firmas de servicios de apoyo, como Convene, que brindan un espacio de trabajo compartido y también ofrecen servicios de hospitalidad a todo el edificio.

En el Wells Fargo Center, en el centro de Los Ángeles, Convene envía el desayuno cada mañana a unos 200 trabajadores en la sede de la firma financiera Oaktree Capital Management. El catering (servicio de suministro de comida) es sólo uno de los servicios de la empresa neoyorquina.

En su propio espacio en el complejo de oficinas, Convene construyó lujosas salas de reuniones y comedores que los inquilinos de edificios pueden rentar según sea necesario para eventos que no puedan albergar en sus propios espacios.

Convene también ofrece un espacio de trabajo conjunto destinado a contratistas individuales, pero la mayor parte está diseñado para empresas medianas, necesitadas de espacios temporales en el centro de L.A que reflejen su propia imagen corporativa. “Somos la clase ejecutiva del trabajo en conjunto“, expresó Ryan Simonetti, CEO de Convene, que a veces comparte los ingresos con sus socios propietarios.

Según los analistas de Green Street Advisors, la aparición de los espacios de trabajo conjunto como una categoría de oficina popular plantea algunos riesgos financieros para los propietarios tradicionales. Al poblarse más densamente que las oficinas convencionales, se espera que los sitios de trabajo conjunto reduzcan la demanda general de oficinas en el país hasta en un 3% para 2030, en una industria acostumbrada al crecimiento, según un informe reciente de Green Street.

Los operadores de trabajo en conjunto también pueden captar inquilinos que, de lo contrario, firmarían directamente un contrato con un propietario tradicional. Dichos arrendadores, que gustan de obligar contractualmente a los inquilinos durante una década o más, se sentirán presionados a ofrecer opciones más a corto plazo para competir con la facilidad de entrada y salida que ofrecen los operadores de espacios de trabajo en conjunto.

“Los propietarios de oficinas se verán cada vez más obligados a reaccionar” ante la competencia de esas empresas, advirtió Green Street. Deberán lanzar sus propias ofertas de oficinas flexibles, asociarse financieramente con operadores de trabajo en conjunto o competir directamente por los inquilinos.

Eso es precisamente lo que está haciendo Tishman Speyer, uno de los propietarios de oficinas más grandes del mundo. La compañía neoyorquina anunció la semana pasada la apertura de oficinas para trabajo conjunto en un edificio que posee en Beverly Hills, y está expandiendo el concepto, llamado Studio, a otras propiedades en los principales mercados de EE.UU, así como en Europa y América del Sur.

La motivación de la compañía para abrir más oficinas de trabajo en conjunto surgió después de que los 35.000 pies cuadrados de su primer Studio, en el Rockefeller Center en Nueva York, fueron arrendados en un plazo de cinco meses, algo que su director gerente, Thais Galli, consideró “un éxito inmediato y abrumador”.

Los corredores de bienes raíces, que se benefician de las firmas de contratos de arrendamiento para empresas de trabajo en conjunto y sus propietarios, también buscan involucrarse llevando a sus clientes que son propietarios de edificios o inmuebles al campo de las oficina flexibles.

Con sede en Los Ángeles, CBRE, la correduría más grande del mundo, lanzó recientemente una filial de trabajo en conjunto llamada Hana, que abrirá su primera sucursal en California a finales de este año en el complejo de oficinas Park Place en Irvine, en asociación con los propietarios del edificio. Hana proporcionará un espacio de trabajo compartido tradicional junto con suites de oficinas privadas y personalizadas, dirigidas a compañías de rápido crecimiento que pueden tener despachos en otros lugares del complejo y que necesitan espacio adicional. También ofrecerá salas de reuniones y suministro de comida para otros inquilinos o visitantes.

Park Place tendrá sólo el segundo espacio Hana en el país, pero CBRE planea implementar el concepto en otros mercados importantes, en el extranjero y en Estados Unidos, adelantó el presidente ejecutivo de la firma, Andrew Kupiec. “Donde quiera que haya una ciudad de la NFL”, dijo. “Ahí es donde tanto los propietarios como Hana ven las mayores oportunidades”.

Las empresas de trabajo en conjunto ganan dinero por la diferencia entre lo que pagan a los propietarios por los grandes espacios que necesitan -generalmente en contratos de arrendamiento de 10 años o más- y lo que recuperan cobrando una prima por el espacio de lujo o incorporando varios inquilinos en espacios cerrados.

De cualquier manera, la tendencia se ha popularizado porque a los inquilinos les encanta la flexibilidad de rentar espacio, por lo general mensualmente, por semana o incluso por día.

Pero a pesar de que el modelo de negocio ha tenido éxito en medio de un mercado de oficinas favorable y en alza desde 2013 -a medida que aumenta el personal de las empresas-, aún no ha sido probado en una recesión.

Aunque no hay una recesión en el horizonte inmediato, un fuerte retroceso podría afectar a WeWork y otros proveedores de espacios de trabajo en conjunto y sus propietarios si los alquileres bajan y los inquilinos, sin arrendamientos a largo plazo que los aten, optaran por mudarse a opciones más baratas.

Los banqueros, nerviosos por este escenario, hicieron un pacto entre WeWork y los propietarios de un edificio de oficinas en Londres, cuando el gigante del co-working o trabajo en conjunto quiso arrendar la totalidad de sus ocho pisos, informó Bloomberg.

Cuando la economía se contraiga, “no todos ellos van a sobrevivir”, expuso Caverly.

Por ahora, sin embargo, WeWork continúa su expansión, aunque recientemente creó una empresa matriz, llamada We Co., mientras se diversifica en otras compañías, como apartamentos de vida en comunidad.

Kurtz, de BDO considera que el trabajo conjunto ha sacudido con éxito el mercado de oficinas y no se irá a ninguna parte. “Las compañías modernas de trabajo en conjunto”, dijo, “están abordando los puntos débiles del arrendamiento de oficinas tradicional y cambiando la forma en que las personas rentan espacios”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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