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Entrevista con Marco de la O: ‘es mejor ser imperfecto pero preciso’

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Eugenio Barba es un estudioso del teatro, que inventó junto a Fernando Taviani y Nicole Savarese, el concepto de Antropología Teatral, que indica un nuevo campo de investigación: el estudio de comportamiento pre-expresivo del ser humano en su situación de representación organizada, y en donde el entrenamiento obliga a la unificación del cuerpo con la mente, ya que en la tradición teatral se puede entender al actor como aquél que repite un texto virtuosamente.

La Antropología Teatral propone una conexión profunda con el cuerpo-mente, que permite el desarrollo de la vida en escena.

Savarese, Taviani y Barba, fueron maestros teóricos y prácticos del actor Marco de la O (México, 1978) en Cuba, para darle vida a uno de los personajes más polémicos y seductores de todo México y América Latina: Joaquín Guzmán Loera alias El Chapo, en la serie homónima de Silvana Aguirre y Carlos Contreras para Netflix.

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Hablé en exclusiva con Marco de la O, del equipo de trabajo de ‘El Chapo’ (2017-), del guión de Silvana Aguirre, Esteban Orozco, Diego Vega y Carlos Contreras, que le da verosimilitud a la serie; de lo difícil de interpretar a Guzmán Loera; de Eugenio Barba y su famoso método de actuación; de su preparación como actor haciendo mucho García Lorca.

De sus complicaciones con la fama y los aeropuertos; de subir de peso y de ‘Rambo V’ (2019), en donde interpretará un pequeño papel como Miguel.

¿Qué es lo más difícil de interpretar a Joaquín Guzmán Loera, un personaje que todavía está vivo y que también es sumamente controversial?

En realidad lo primero a tener en cuenta es aquello mismo de que está vivo y tiene familia. Pues hay que tratarlo con mucha delicadeza y respeto. No sólo yo, el equipo grande con los escritores que con su excelente y cuidadoso trabajo de guión, lo que hicieron fue demostrar una verdad, nuestra verdad, a partir de hechos periodísticos. El caso es que está muy bien escrito. Tu puedes hacer una serie de ‘El Chapo’ pero entonces lo que hace falta es hacerla bien, que el equipo esté comprometido, pues no es una serie en donde se toman las cosas a la ligera.

El tema es el narcotráfico, así que es algo muy serio y muy real, eso es lo que queremos hacer, que la gente se documente y vea por qué el personaje de ‘El Chapo’ llegó a donde llegó y está en donde está, para que la gente lo entendiera. Eso sí, desde el principio todo el equipo de trabajo dejó claro el no hacer apologías al personaje. Ni siquiera crear un héroe o un villano. Es un ser humano, un ser humano cualquiera, es lo primero en tener en cuenta al hacer una narconovela o como lo llamo yo, un thriller político donde ‘El Chapo’ es, simplemente, un hilo conductor para desmentir o exponer a los demás personajes políticos ante la sociedad para que se den cuenta de lo que hicieron y por qué lo hicieron. Y allí hay que tener cuidado, también en esto se involucra mi familia, aunque ellos no pertenezcan a este trabajo, porque hay que contar historias verídicas y honestas. Yo por ejemplo no tenía idea de cómo se movía o cómo se expresaba, cómo era con los hijos o con toda su familia.

Así que tuve que agarrarme de toda mi experiencia como actor para lograr esto, porque yo me fui a Internet a buscar algo de “carnita” para poder complementar mi personaje, así que cuando te enfrentas a un personaje tan real como este tienes que hacerlo lo más verídico posible. No encontré nada.

Me encontré con cuatro libros pero ninguno me decía como se comportaba mi personaje como ser humano, tan sólo había datos generales. Así que ante esa poca información tuve que crear mi propio Joaquín a partir de mi propia experiencia como actor; la gente me compró el personaje, la gente me lo creyó, porque fui honesto con ellos y con el público, sin ser pretencioso, tan sólo honesto. Cómo come, cómo habla, lo que hace, cómo se expresa, todo verosímil. Porque hay que tener cuidado con lo que se cuenta y no hacer malas versiones. De manera que hay que cumplir con la sociedad con lo que se cuenta, es decir retribuir hacia el público.

¿Qué es lo que te legó el maestro Eugenio Barba en Cuba?

¡Bueno! la verdad tuve dos maestros de la academia de Barba. El primero fue Horacio Almada quien me introdujo al método, y cuando lo conocí me sirvió mucho; porque cuando tenía 19 o 20 años era un actor desesperado, no tenía paciencia, quería hacerlo todo ya y no lo hacía bien, era esa pasión desbordándose, quería que todo saliera ya. Y el método me funcionó para calmarme. El método funciona así: después del agotamiento físico viene la actuación, me refiero a que primero hacíamos una hora de ejercicio: bailar, correr, saltar y luego decíamos el texto. Así el texto salía más relajado y mucho mejor.

Así que, al llegar a Cuba, conozco al maestro Eugenio Barba, y yo ya tenía las bases de su escuela, de manera que todo me había funcionado para calmarme y saber usar la energía que tenía. Aprendí a ser más preciso, no perfecto porque eso ya esta fuera del actor, a veces cuando el actor se equivoca surgen cosas maravillosas, así que es mejor ser imperfecto pero preciso.

¿Cómo fue hacer ‘Bodas de Sangre’, aquella tragedia en verso y prosa que Federico García Lorca escribió en 1933?

Bueno ¡maravilloso!, hacer el personaje de Leonardo, que es un protagonista que casi no aparece en la obra, porque tiene las escenas más importantes; porque en sus escenas —las más difíciles de la obra, por cierto— en un momento habla en verso y de repente cambia a prosa y de repente a la locura.

Es un personaje difícil porque casi no aparece en la obra, además que es alguien de un perfil bajo; sin embargo, en mi juventud habiendo aprendido toda esta cuestión de la calma, pude funcionar y actuar bien. Recuerdo muy bien este personaje porque es parte de la época cuando tenía una compañía independiente de teatro con mi esposa y realizábamos los montajes (clásicos, infantiles, etc.) gracias a una beca de seis años del Estado. En todo este ajetreo de trabajo, recibimos un reconocimiento el año 2014, teniendo en cuenta que en esta escena de trabajo: el teatro no es tan reconocido, estuvimos muy contentos por ser reconocidos por el trabajo en las tablas.

Háblame de tu padre, Don Fernando de la O, y de sus mayores enseñanzas: el trabajo, el respeto, la humildad y la gratitud.

Te cuento que él nació en la pobreza, justo en Tecpán de Galeana, donde nació mi mamá también. Era un hombre trabajador, alcanzó a hacer la preparatoria. Cuando llegó al D.F. comenzó a trabajar en las minas de arena, en eso de los años setentas. Papá comenzó como camionero, los llenaba de arena y los llevaba por pedido. Un día le dijo al dueño que estaba perdiendo dinero porque éste vendía más arena de la que debía, y la razón era porque echaban más arena de la que debían en los camiones, le mostró al patrón.

Tiempo después el patrón, un señor de 50 años, decidió subir de puesto al que era entonces mi padre joven, como jefe de repartidores. A partir de ahí, hizo que el señor aumentara las ganancias de su negocio. De manera que el sueldo de papá aumentó y desde entonces comenzó a hacer ahorros, se consiguió su casa y la familia creció. Papá continuó trabajando allí por muchos años, hasta a veces nos llevaba con él a trabajar para que viéramos de dónde se saca el dinero. Definitivamente un tipo inteligente y cariñoso con su familia.

Con él nunca nos faltó nada, gracias a la mano derecha que tenía como apoyo con mamá.

¿Qué te diría él ahora, si te viera interpretando a “ El Chapo” en la pantalla chica?

No, pues la verdad estaría muy orgulloso. Recuerdo que la primera vez que hice una novela fue muy chistoso porque tenía un personaje que sólo decía la misma palabra. La protagonista le decía: “quiero pasar, quiero pasar” y yo le decía “no, no puede pasar” eso era todo.

Le digo entonces al director que me traiga unas tortas para comérmelas, “¿para qué tortas?” me como las tortas y vuelven a grabar “quiero pasar, quiero pasar” dice la protagonista, “no…” mascando la torta “no…” “no la puedo dejar pasar” toda esta fue una artimaña para alargar la escena y los diálogos. Así que recuerdo que papá lloró de verme por primera vez en televisión, toda la artimaña fue para que papá me viese un ratito más.

¿Qué es lo que te ocurrió cuando culminó la primer temporada de ‘El Chapo’ (2017)?

Yo había visto partes sin editar, cuando lo vi ya todo editado, quedé muy contento. Entonces me pregunté si a la gente le había gustado, a mí me gusta mi trabajo, pero no sabía de los demás. Entonces le pregunté a Univisión sobre el rating, el cuál me preocupaba, sin embargo, no me había dado cuenta de que apenas dos semanas después de pasarse por Univisión, la serie se estrenaría en Netflix.

Cuando sale allí comienzo a escuchar gente hablando de la serie, fue curioso porque no vivía en México, en ese entonces aún estaba en Colombia, y era allí donde la gente hablaba de la serie y la gente volteaba a verme, me preguntaban si era yo el de la serie. Iba en la calle con mi hija y la gente quería tomarme fotos, entonces tenía que ser más cuidadoso porque el tema, que mi personaje trataba y el que la gente conocía, tenía que tratarlo con cuidado. Razón por las que no subo fotos de cara con mi hija, tuve que cambiar cosas, ser cuidadoso con comentarios y con las redes sociales. De manera que se logró muy buenos comentarios al respecto de mi figura pública.

Háblame de la anécdota en el Aeropuerto Internacional Tom Bradley de Los Ángeles, California, de los mensajes de narcotraficantes, de las advertencias y simpatías de televidentes y funcionarios de gobierno.

Mira que la verdad no ha habido percances, en realidad nunca he tenido cercanía con políticos o narcotraficantes. A penas llegué a L.A para promoción la segunda temporada, tenía una gorra que decía CHAPO (el logo de la serie) entonces, en migración el oficial me pide que me volteé la gorra, me toma la foto y la documentación, luego me pide que lo acompañe.

Me lleva al cuarto ese donde te revisan todo y luego el oficial, de manera discreta, me dice que me ponga otra vez la gorra y me pide una foto.

¿En algún momento te contactó Guzmán Loera?

La verdad no, cuando yo comencé a grabar él ya estaba preso en México. Por pura casualidad lo habían agarrado hacía un mes de que comencé a grabar. La verdad no me hubiese interesado conocerlo. Esa ficción o imaginación de la que te hablé antes es muy importante. Mira, muchos actores van a la cárcel de verdad para poder interpretar la cárcel de mentiras y yo, para esa cárcel de mentiras lo único que tengo que hacer es generar ficción por medio de mi imaginación. Y si no puedes hacer ficción entonces no eres actor. Yo respeto a los actores que primero experimentan la realidad para luego hacerla ficción, son herramientas. Sin embargo, yo tengo muy claro que estoy entrenado para generar ficción.

¿Tienes noticia de que él haya visto o sabido de tu actuación?

Sí, sus hijos, su familia muy seguramente le han comentado.

Joaquín Guzmán Loera se encuentra aislado y enfermo; vomita todos los días, le tienen la luz encendida las 24 horas, le duelen las muelas y lleva más de un año y medio sin ver la luz del sol. ¿Qué opinas de la situación actual del “capo más buscado”?

Mira, no puedo tener una opinión, no soy quien para juzgarlo. Simplemente la autoridad humana estará siempre muy por debajo de la justicia divina.

¿Para cuándo la pantalla grande?

Estaré en ‘Rambo V: Last Blood’ (2019) junto con Sylvester Stallone. Pasé por muchas audiciones para la pantalla grande y pues quedé en éste; ando muy contento porque esto ya es otro salto, es un personaje pequeño, pero bueno, es Hollywood. Apenas terminé “El Chapo” me preparé bastante en el inglés.

¿Qué es lo más complicado de aumentar diez kilos para un personaje como “El Chapo” en su decadencia?

Fue Horrible, tenía que comer cada dos horas. Me sentía mal, luego tenía que grabar, preparar textos, etc. Fue horrible, pero se logró.

Platícame acerca de ‘Los Caballos fueron Cobardes’.

La estamos ensayando. En el teatro nos estamos limpiando de todos los personajes de antes.

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