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El único que usa esta caravana políticamente es Donald Trump, dice el organizador

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Hace casi tres semanas, el activista hondureño Bartolo Fuentes publicó en la página de Facebook de un grupo de inmigrantes que se dirigían al norte, hacia Estados Unidos. “Vamos a ayudar a estas personas”, dijo.

Fuentes, es un ex congresista que conduce un programa de radio sobre inmigración. Pronto, Fuentes se inundó de respuestas.

“Me voy”, escribió una persona.

“Estoy listo para el viaje”, dijo otra.

“¿Se puede ir con niños?”, preguntó alguien más. “Estoy interesado”.

Hoy, mientras la caravana avanza por el sur de México, cuenta con alrededor de 7,000 personas y se extiende por millas, un espectáculo que ha llevado a hacer conjeturas sobre sus orígenes.

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El presidente Trump ha sugerido que la caravana se utiliza como una cobertura para terroristas de medio oriente. El vicepresidente Mike Pence dijo que hay informes de que el gobierno de Venezuela está financiando al grupo.

El donante demócrata multimillonario George Soros ha sido acusado por figuras de la derecha, y Rusia también ha sido acusada de intervenir.

Pero Fuentes insiste en que no hay nada de eso.

“No hay instituciones (religiosas, caritativas o políticas) que financien esto”, dijo en una entrevista telefónica desde Honduras, donde fue deportado luego de ser detenido por las autoridades guatemaltecas. “Los únicos que utilizan esta caravana de manera política son los estadounidenses y Donald Trump”.

Los escépticos sobre este punto incluyen a algunos políticos hondureños poderosos, que han acusado a Fuentes, un miembro del partido de izquierda de oposición, de financiar la caravana y actuar como un “coyote” que pidió dinero a los migrantes para llevarlos de contrabando.

Mireya Agüero, ministra de Relaciones Exteriores del país, sugiere que Fuentes organizó la caravana para hacer que Honduras se vea mal.

“Esta movilización irregular ha sido promovida y organizada por los mismos actores que buscan la desestabilización y la ingobernabilidad en el país”, dijo.

Fuentes reconoció que ha sido un crítico abierto del gobierno hondureño. Pero señaló que los participantes en la caravana no pertenecen al partido de la oposición y no están interesados en hacer declaraciones políticas.

Pregunte a los miembros de la caravana por qué se fueron de su hogar y las respuestas más comunes son: para escapar de la pobreza o de la violencia, o para reunirse con familiares que viven en Estados Unidos.

Pero la mayoría dice que supieron sobre la caravana en el mismo lugar: las redes sociales.

Un video grabado en la terminal de autobuses de Honduras donde inició la caravana, fue visto casi 300,000 veces en Facebook.

Cuando la caravana salió de Honduras, tenía menos de 2,000 personas, pero conforme se fue viendo la cobertura periodística de la caravana dirigiéndose al norte, muchos más se unieron en el camino.

Jecson Chicas, de 22 años, contó cómo decidió viajar a Guatemala. Sus padres y su hermana menor habían huido de Honduras. Su madre y su hermana habían solicitado asilo en México, mientras que su papa solicitaba asilo en Estados Unidos.

La caravana parecía una opción más barata y segura que contratar a un coyote, dijo Chicas, por lo que tomó una serie de autobuses para alcanzarla.

Hace unos días, Chicas cruzó ilegalmente el río Suchiate de Guatemala a México en una balsa. Su madre, Cruz Chicas López, de 40 años, estaba esperando al otro lado, y lloraron mientras se abrazaban.

“Mami, ayúdame”, dijo, “estoy cansado de viajar por tantos días”.

“Lo sé”, dijo ella. “Necesitas descansar”.

Chicas dijo que planeaba ir a Estados Unidos y buscar asilo allí.

Las caravanas se han hecho populares en los últimos años porque les permite compartir costos con otros migrantes.

A principios de 2018, otra gran caravana de migrantes de Honduras también causó el enojo de Trump, quien respondió enviando tropas de la Guardia Nacional a la frontera de EE.UU. Con México.

Fuentes viajó parte del camino con ese grupo. Cuando supo que muchas comunidades estaban haciendo planes para hacer caravana, se ofreció a ir con ellos.

Dijo que el entusiasmo creció cuando un presentador de noticias dijo erróneamente que algunos de los costos serían pagados.

De hecho, el viaje ha sido parcialmente subsidiado por extraños en el camino. Operadores de autobuses e incluso contrabandistas en el río Suchiate han ofrecido descuentos. En muchas ciudades, los lugareños se han organizado para alimentar a los migrantes.

“Incluso personas realmente pobres les han dado agua, comida y refrescos”, dijo Fuentes. “Ha sido una respuesta muy humana”.

La caravana pasó la noche del martes 23 de octubre en Huixtla, México, un pequeño pueblo a 50 millas al norte de la frontera, y el miércoles avanzó hacia la ciudad de Mapastepec.

Pero no todos continúan el viaje hacia el norte.

Christian Alvarado, de 16 años, esperaba llegar con un pariente que vive en el área de Los Ángeles, y su primo de 15 años, Walter Mejía, había planeado unirse a su familia en Boston.

Habían oído hablar de la caravana en el camino a San Pedro Sula antes de que partiera.

Pero el miércoles se sentaron derrotados en la plaza central de Huixtla. Después de días en el camino, bajo el sol abrasador y las lluvias tropicales.

La Embajada de Honduras en México ha puesto un autobús a disposición de todos aquellos que quieran regresar a Honduras.

“Es muy duro, el calor, la lluvia. Es demasiado”, dijo Alvarado. “Pero tal vez vuelva a intentarlo en otro momento, por ahora es muy difícil”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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