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El presidente electo de México busca calmar los temores luego de la caída del peso por la cancelación del nuevo aeropuerto

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El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, intentó tranquilizar a los inversores y líderes empresariales alarmados por su polémica decisión de cancelar el proyecto aeroportuario de la capital mexicana, valuado en $13 mil millones de dólares, un movimiento que generó la caída en picada del peso, irritó a los mercados financieros y enfureció a gran parte de la clase empresarial del país.

“No hay nada que temer”, afirmó López Obrador, quien asumirá el cargo el 1 de diciembre próximo, a través de un mensaje de video en YouTube. “Hemos dicho mil y una veces que garantizaremos las inversiones y los contratos”.

López Obrador se había acercado a la comunidad empresarial de México después de su aplastante victoria electoral en julio, marcando una postura conciliadora y pragmática que calmó los mercados y alivió los temores provocados por su —a menudo feroz— oratoria de izquierda.

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Pero gran parte de esa tranquilidad pareció evaporarse después de que el presidente electo declaró, el lunes, que desecharía el proyecto del aeropuerto después de una votación nacional organizada por sus partidarios y que sólo consideró una pequeña porción de las boletas.

El peso perdió más del 3.6% de su valor en 24 horas, superando el umbral de $20 pesos por dólar, que se considera aquí como una alarma. El índice bursátil de referencia de México cerró con una baja de 4.2%.

Los críticos argumentaron que la decisión del presidente electo, y la forma en que se tomó, podría disminuir la confianza de los inversionistas en México mientras López Obrador esté al mando.

“Muchos inversionistas extranjeros consideraban este tema del aeropuerto como una prueba de fuego de su pragmatismo o de su radicalismo”, indicó Daniel Kerner, director gerente para América Latina de Eurasia Group, una consultora de riesgo político. “Creo que esto mostró la realidad de que López Obrador hará lo que quiera”.

Algunos pronosticadores advirtieron sobre una posible ola de fuga de capitales, un aumento probable en las tasas de interés por parte del banco central y posibles reducciones en la ya lenta previsión de crecimiento económico en 2019, de alrededor del 2%.

La cancelación del aeropuerto “envía un mensaje de grave incertidumbre a los mercados internacionales, a los inversionistas y a todos los ciudadanos acerca del incumplimiento de las obligaciones del estado”, expuso a los reporteros Juan Pablo Castañón, quien encabeza el principal grupo comercial de negocios de la nación. “Los empresarios expresamos nuestro rechazo a esta decisión y al método utilizado para tomarla”, aseveró.

La “consulta” nacional sobre la cuestión del aeropuerto fue organizada por el bloque político de López Obrador, duró cuatro días y atrajo a un millón de votantes, un número muy por debajo de los más de 50 millones que sufragaron en los comicios nacionales, el pasado julio.

Aproximadamente el 70% de los votantes rechazó el nuevo plano del aeropuerto y seleccionó una alternativa más barata favorecida por el presidente electo.

López Obrador es un viejo crítico del nuevo aeropuerto, que se erige en el área de Texcoco, al noreste de la capital.

Se trata del proyecto de infraestructura más grande de México en años, y el gobierno ya ha gastado $5 mil millones en su construcción. Pero el presidente electo y otros críticos señalan que es demasiado caro, está plagado de corrupción y que resulta ambientalmente inadecuado.

Un torrente de reacciones negativas apareció en las redes sociales y en la prensa después de la cancelación anunciada.

El descarte del aeropuerto “será recordado como una de las peores estupideces de un presidente en la historia económica contemporánea”, escribió el economista Enrique Cárdenas, de la Universidad Iberoamericana de México, en Twitter. “Espero estar equivocado”.

Isaac Katz, economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México, escribió: “La parte más débil del arreglo institucional en México es la garantía para cumplir los contratos. Hoy eso se debilitó aún más”.

En su video dado a conocer el 30 de octubre, López Obrador fue característicamente combativo y desechó la ola de críticas como “una campaña orquestada” para frustrar sus objetivos anticorrupción. “Hubo una caída en el peso... no una devaluación, pero se recuperará”, señaló López Obrador. “No cometeremos ninguna injusticia. Inversores, contratistas, cuidaremos de todos”.

También instó a los “poderosos” intereses a adaptarse a una “nueva realidad”, que incluirá muchas más consultas a los ciudadanos sobre temas polémicos.

En el marco de su plan de un aeropuerto menos costoso, las instalaciones existentes se modernizarían y una base militar fuera de la capital se transformaría en un aeródromo comercial en tres años, lo cual aliviaría el hacinamiento en el centro de operaciones actual, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en la Ciudad de México.

Algunos expertos ya han planteado dudas sobre la viabilidad y el marco de tiempo de ese plan.

Aparentemente, López Obrador y su equipo fallaron en prever las implicaciones financieras inmediatas de la cancelación de la obra. La moneda nacional y el mercado de valores no habían visto caídas tan pronunciadas desde la elección del presidente Trump en EE.UU., quien asumió el cargo con la promesa de que México pagaría por un muro fronterizo, valuado en miles de millones de dólares, y de poner fin al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), durante mucho tiempo un pilar de la economía mexicana.

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