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El juicio de ‘El Chapo’ termina con una pregunta clave: ¿Quién es el jefe?

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El mensaje del fiscal al jurado fue claro: Joaquín “El Chapo” Guzmán era el jefe.

La fiscal asistente de Estados Unidos, Andrea Goldbarg, se dirigió a las siete mujeres y cinco hombres que estuvieron sentados durante 11 semanas como parte del jurado de un tribunal federal, frente a uno de los líderes del narcotráfico más notorios del mundo, y les hizo una serie de preguntas retóricas.

¿Quién viaja en carros blindados? ¿Quién no tiene uno, sino toda una serie de túneles de escape? ¿Quién posee una pistola incrustada de diamantes? ¿Quién tiene un sistema de comunicaciones privado?
“Un jefe del cártel de Sinaloa”, respondió ella.

Y la evidencia de ello, dijo a los jurados, es “asombrosa”.

“Hemos presentado una avalancha de pruebas”, remarcó Goldbarg durante los argumentos finales en un tribunal federal de Brooklyn. Y pasó las siguientes horas repasando los aspectos más destacados de los últimos tres meses.

Guzmán, de 61 años, enfrenta 10 cargos criminales, es acusado de haber vendido cientos de toneladas de cocaína, metanfetamina, heroína y marihuana; conspiró para asesinar a una gran cantidad de rivales; y ayudó a dirigir una de las redes internacionales de drogas más grandes del mundo.

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Goldbarg navegó junto a los jurados a través de cada cargo, cada violación.

Ella les dijo que Guzmán ideó planes para transportar con éxito toneladas de drogas usando túneles transfronterizos, submarinos y barcos disfrazados de barcos de pesca.

Él introdujo de contrabando unas 90 toneladas de cocaína en los Estados Unidos, entre 1990 y 1993 en latas que estaban etiquetadas para chiles jalapeños, dijo, y agregó que el valor de las latas de chile con cocaína llegó a más de $ 1,000 millones.

Ella relató el testimonio espantoso que uno de los más de 50 testigos de la fiscalía hizo hace unos días.

“En lo alto de las montañas de Sinaloa”, dos hombres, ya sangrientos y golpeados, “yacen frente a un fuego furioso”, relató. Guzmán levantó un arma y disparó personalmente a cada hombre en la cabeza, antes de arrojarlos a las llamas, dijo ella, recordando el testimonio de un guardaespaldas del acusado.

La escena espeluznante mostró a Guzmán por lo que era, dijo Goldbarg: un líder despiadado que utilizó la violencia y la corrupción para “acumular miles de millones en beneficios” para su “empresa criminal”.

Claro, algunos de los testimonios más devastadores contra Guzmán provinieron de sus ex altos mandos, la mayoría de los cuales son delincuentes condenados, añadió Goldbarg.

Pero, “el gobierno no está pidiendo que les gusten”, advirtió a los jurados. Lo más importante, dijo, que hemos corroborado el testimonio sobre la venta de drogas, la corrupción y el asesinato.

Hizo hincapié una y otra vez en lo que dijeron los testigos, los jurados también escucharon a Guzmán decir en los numerosos mensajes y textos interceptados que escucharon o leyeron durante el juicio.

“Sabes que es verdad porque lo escuchaste en la boca del acusado”, señaló.

Ella hizo que el jurado escuchara algunas de las grabaciones clave de Guzmán: él hablando con un comandante de la policía estatal de Sinaloa discutiendo un soborno y organizando un envío de drogas cerca de la costa de Los Ángeles.

Ella reprodujo un video de él interrogando a un hombre cuyas manos estaban atadas alrededor de un palo. Y les mostró fotos de los diversos sistemas de túneles de Guzmán, con sus entradas ocultas bajo duchas y bañeras.

Goldbarg terminó haciendo referencia a lo que quizás haya hecho más famoso a Guzmán: sus escapes de las prisiones a través de esos túneles.

“Está sentado allí mismo. No lo dejen escapar de su responsabilidad”, dijo a los miembros del jurado. “Háganlo responsable por sus crímenes. Encuéntrenlo culpable en todos los cargos”.

Guzmán, quien estaba sentado con calma vistiendo un traje gris oscuro y corbata, podría enfrentar la cadena perpetua si es condenado.

Antes de que comenzara el cierre de argumentos, la mañana comenzó con una curiosa solicitud de un miembro del jurado: quería saber si Guzmán estaba pagando por sus propios abogados.

El juez le dijo en privado, relató a la corte, que se trata de una pregunta que no es relevante y que no será respondida. Él le dijo a la corte que ella “accedió a sacarlo de su mente”.

Las deliberaciones del jurado podrían comenzar el viernes 1 de febrero. Se espera que la defensa presente sus argumentos finales el jueves 7, seguido de la refutación de la fiscalía.

La defensa tuvo como objetivo presentar el caso contra Guzmán como una conspiración y su cliente como una víctima —menos un jefe sofisticado que una figura que un sistema corrupto construyó y convirtió en un chivo expiatorio mítico.

Goldbarg parecía estar tratando de evitar esa estrategia, diciéndole a los jurados que todas las montañas de evidencia del gobierno apuntaban a esta simple conclusión: “Este es el acusado, dirigiendo su imperio”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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