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El equipo de defensa de ‘El Chapo’ apunta a un testigo clave

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El equipo de defensa de Joaquín “El Chapo” Guzmán estaba al ataque. El objetivo: Vicente Zambada Niebla, quien una vez fue miembro del círculo íntimo de Guzmán, ahora es uno de los testigos más incriminatorios en el extenso caso contra el infame capo de la droga.

En tres días de testimonios que concluyeron el 7 de enero, Zambada, de 43 años, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, veterano socio de Guzmán, detalló fríamente el funcionamiento íntimo del cártel de Sinaloa, explicando cómo ayudó a sus jefes a traficar miles de kilos de drogas y armas, sobornar a decenas de funcionarios mexicanos y ordenar la tortura y los asesinatos de sus rivales.

Sin embargo, durante el interrogatorio cruzado, Eduardo Balarezo, el corpulento abogado defensor de Guzmán, increpó duramente a Zambada, intentando separar sus motivaciones para declarar contra un hombre al que siempre se refirió como “mi compadre Chapo”.

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“Permítame hacer otra pregunta simple y tonta, para obtener una respuesta simple y tonta”, expresó Balarezo en un momento dado.

La actuación pareció entretener a los jurados, algunos de los cuales se habían dormido previamente durante el largo juicio, que ha presentado vastos detalles sobre las guerras entre cárteles rivales. “¿Era tu papá, Mayo, un trabajador social?”, preguntó Balarezo sarcásticamente.

“Sé que en el pasado fue un trabajador”, respondió Zambada inexpresivamente, a través de su intérprete, lo cual desató risas en el tribunal.

“Lo que quise decir es que su padre no trabajaba de ayudar a los narcotraficantes en problemas”, remarcó Balarezo.

Así, se encaminaba hacia el argumento central de la defensa: el padre de Zambada —y no Guzmán— siempre fue el líder del cartel de Sinaloa, y Guzmán fue designado como chivo expiatorio.

Guzmán enfrenta cargos de narcotráfico, conspiración para asesinar y violaciones de armas de fuego. Se espera que su juicio en el Juzgado Federal de Brooklyn dure al menos un mes más.

Los fiscales lo persiguieron porque estaba “en todas las noticias”, mientras que el más veterano Zambada permanecía “en las sombras”, expuso Balarezo.

Además, describió al testigo como el protegido de su padre, quien escaló las filas del cártel hasta su arresto, en la Ciudad de México, en 2009.

Zambada más tarde fue extraditado a Estados Unidos. Firmó un acuerdo de culpabilidad y acordó proporcionar información al gobierno, con la esperanza de una sentencia reducida. Se enfrenta a reclusión perpetua con 10 años sin derecho a libertad condicional, por narcotráfico.

Dos de sus hermanos y un tío también fueron arrestados, y ambos se convirtieron en colaboradores del gobierno.

Balarezo cuestionó cómo era posible que Zambada y sus familiares encarcelados nunca llevaran a las autoridades hasta su padre.

En todos estos cientos de reuniones con el gobierno, “¿nunca preguntaron dónde está tu padre?”, cuestionó.

“Sí, me preguntaron muchas veces, les di todos los detalles, todas las coordenadas, las montañas, los ranchos, las pistas de aterrizaje”, detalló Zambada. “Y con todas esas reuniones, toda esa información, ¿aún no pueden encontrarlo?”

“Si no ha sido arrestado, no es mi culpa”, replicó Zambada.

Antes de abandonar el estrado de los testigos, Zambada declaró: “Mi compadre Chapo no es mi enemigo”.

El siguiente testigo fue José Moreno, un agente del FBI que trabajó con funcionarios mexicanos en un intento fallido de arrestar a Guzmán en uno de sus hogares, en Cabo San Lucas, en 2012.

Moreno declaró que la policía federal mexicana no solo llegó tarde a la redada, sino que también se desvió de la “práctica estándar” al no colocar agentes en la parte posterior de la casa. La implicación era que los funcionarios le habían dado tiempo a Guzmán para escapar.

A los miembros del jurado se les mostró un video que Moreno hizo de la gran casa de azulejos españoles, detrás de un gran portón negro, y que incluía una piscina con un tobogán de agua. En el interior, Moreno repasó lo que dijo que creía que eran algunas de las pertenencias de Guzmán, incluida su ropa íntima.

“Talla 30”, testificó Moreno.

Los investigadores también encontraron granadas, lanzagranadas, un recibo por un avión de $20,000, así como un libro de contabilidad con detalles sobre las ventas de drogas, incluida una operación por “tres toneladas de hierba” y una entrada citada como “PGR” o la oficina del procurador general de México.

Balarezo, sin embargo, destacó que no había pruebas de que la casa fuera de Guzmán. Y, refiriéndose a un par de zapatillas negras de “talla 9” que aparecían en el video, sugirió que estas debían haber sido llevadas a la sala del tribunal, para que Guzmán se las probara.

“Y si no son su talla, ¿qué?”, le preguntó a Moreno.

En ese momento estalló la risa de la multitud en la sala de la corte, y una mujer dijo: “Debes absolverlo”.

Moreno respondió: “¿Qué es esto, el juicio de O.J.?”

Plagianos es corresponsal especial.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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