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El ataque a la mezquita que dejó 50 muertos fue el peor asesinato masivo en la historia de Nueva Zelanda

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Abdirisak Sheikh emigró de Somalia hace ocho años para mudarse a Nueva Zelanda. “Pensábamos que era un país seguro”, dijo el joven de 28 años.

Durante las oraciones del pasado viernes, estaba rodeado por docenas de fieles en una mezquita en Christchurch. Miró por la ventana una figura vestida con equipo estilo militar y vio como el hombre de negro le disparó a otra persona.

Tras esto, el agresor entró por las puertas principales de la mezquita de Linwood, disparando balas a los feligreses que rezaban en la parte de atrás mientras otros huían hacia la parte de enfrente. Los de atrás se apilaron con el resto de congregantes en la parte de enfrente, probablemente salvando sus vidas, dijo Sheikh.

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“Ellos cayeron sobre nosotros”, dijo Sheikh, quien escapó ileso. “Fue tan triste”.

Un ataque terrorista, aparentemente alimentado por la supremacía blanca y un odio por los inmigrantes, dejó 50 muertos, decenas de heridos y una nación que trata de confrontar el peor asesinato masivo en la historia de Nueva Zelanda. El hombre armado había transmitido en vivo la matanza -aparentemente con una cámara en su casco- en Facebook.

New Zealand’s police commissioner and eyewitnesses discuss the deadly mass shootings at multiple mosques Friday in Christchurch.

Un sospechoso australiano identificado como Brenton Tarrant fue acusado de asesinato, el pasado sábado, en esta nación donde la policía rara vez lleva armas de fuego. Otros dos sospechosos estaban bajo custodia; La policía estaba tratando de determinar qué papel podrían haber jugado en la masacre.

“Este es uno de los días más oscuros de Nueva Zelanda”, dijo la primera ministra Jacinda Ardern el pasado viernes después de los ataques.

Señaló que muchas de las víctimas eran migrantes o refugiados. Los muertos, heridos o desaparecidos incluían a bangladesíes, jordanos, pakistaníes, hindues, indonesios, afganos y turcos, según funcionarios de esos países.

“Todos somos ellos”, dijo Ardern.

El comisionado de policía de Nueva Zelanda y testigos presenciales discutían los disparos en masa en varias mezquitas el pasado viernes en Christchurch.

“Está claro que esto, ahora, sólo puede ser descrito como un ataque terrorista”, dijo la primer ministro. Las opiniones extremistas del sospechoso “no tienen absolutamente ningún lugar en Nueva Zelanda”, afirmó.

Se publicó un confuso manifiesto de 74 páginas en las redes sociales con el nombre de Tarrant, en el que el escritor se identificó como un supremacista blanco de 28 años que buscaba vengar los ataques en Europa perpetrados por musulmanes. El manifiesto decía que el ex entrenador personal -un “hombre blanco común” de una “familia de bajos ingresos”- había venido a Nueva Zelanda solo para planificar y entrenarse para el ataque.

El hombre armado transmitió en vivo 17 minutos de su ataque en la mezquita de Al Noor, donde tiroteó a los fieles con balas una y otra vez, matando al menos a 41 personas. Varias personas más murieron en el ataque a la mezquita de Linwood poco tiempo después.

Las autoridades advirtieron que el número de muertos podría aumentar porque muchas de las otras 48 personas heridas en los ataques se encontraban en estado grave.

Los funcionarios instaron a las mezquitas a permanecer cerradas el pasado sábado. El comisionado de la policía de Nueva Zelanda, Mike Bush, emitió un comunicado el pasado viernes por la noche dirigido a los musulmanes de la nación: “Quiero pedir a cualquiera que esté pensando en ir a una mezquita en cualquier lugar de Nueva Zelanda hoy, no vaya, cierre sus puertas hasta que escuche de nosotros otra vez”.

Los líderes mundiales condenaron los ataques y ofrecieron sus condolencias. El primer ministro de Pakistán, Imran Khan y otros, señalaron el baño de sangre y otros ataques similares como evidencia de una creciente hostilidad hacia los musulmanes.

“Culpó de estos ataques terroristas, que van en aumento, a la actual islamofobia posterior al 11-S, donde el Islam y los 1.300 millones de musulmanes han sido culpados colectivamente por cualquier acto de terrorismo por parte de un sólo musulmán”, escribió Khan.

El presidente Trump dijo en Twitter que había hablado con Ardern, ofreciendo solidaridad y asistencia. “¡Te amamos Nueva Zelanda!”, tuiteó.

Trump ha generado críticas por demonizar a los migrantes y por decir que había “buenas personas en ambos lados”, después de una marcha nacionalista blanca celebrada en Virginia en 2017 que se volvió mortal.

Cuando los reporteros le preguntaron a Trump, si consideraba que la supremacía blanca era una “amenaza creciente”, dijo: “Realmente no lo creo. Creo que es un pequeño grupo de personas que tienen problemas muy, muy graves”.

Ardern dijo a los periodistas: “Le dije a Donald Trump que Nueva Zelanda necesitaba simpatía y amor por todas las comunidades musulmanas”, según el New Zealand Herald.

Nueva Zelanda es generalmente considerada como una nación que da la bienvenida a los inmigrantes.

A raíz de la masacre, la primer ministro dijo que los inmigrantes y los refugiados “han elegido hacer de Nueva Zelanda su hogar, y es su hogar”.

El año pasado, Nueva Zelanda anunció que aumentaría su cuota anual de refugiados de 1.000 a 1.500 en 2020. Ardern, cuyo partido hizo campaña con la promesa de acoger a más refugiados, lo calificó de “correcto”.

En la mezquita de Al Noor, Len Peneha dijo que vio a un hombre vestido de negro, con un casco que tenía algún tipo de dispositivo en la parte superior y luego escuchó decenas de disparos, seguidos por personas que huían aterrorizadas.

Peneha, quien vive al lado, dijo que el hombre armado salió corriendo de la mezquita, dejó caer lo que parecía ser un arma semiautomática en la entrada y huyó. Peneha entró en la mezquita para ayudar a las víctimas.

“Vi personas muertas por todas partes. Había tres en el pasillo, en la puerta que daba a la mezquita, y personas dentro de ella”, dijo. “No entiendo cómo alguien podría hacerle esto a estas personas, a nadie. Es ridículo”.

Facebook, Twitter y Google se apresuraron a deshabilitar el video del tirador, que estuvo ampliamente disponible en las redes sociales durante horas después del horrible ataque.

Las empresas han enfrentado críticas desde la masacre. “Las compañías de redes sociales han evitado cualquier confrontación real con el hecho de que su producto es tóxico y está fuera de control”, dijo Mary Anne Franks, profesora de derecho de la Universidad de Miami y presidenta de Cyber Civil Rights Initiative.

En el video, el asesino pasa más de dos minutos dentro de la mezquita disparando a los aterrorizados fieles. Luego camina afuera, donde dispara a la gente en la acera. Los gritos de los niños se pueden escuchar a la distancia cuando regresa a su auto para buscar otro rifle. Él regresa a la mezquita, donde hay al menos dos docenas de personas tiradas en el suelo.

Las imágenes mostraron que el asesino llevaba una escopeta y dos rifles de asalto militar totalmente automáticos, con un cargador adicional pegado a una de las armas para que pudiera recargar rápidamente. También tenía más armas de asalto en el maletero de su automóvil, junto con lo que parecían ser explosivos.

Después de salir y dispararle a una mujer, regresa a su auto, donde la canción “Fire” de la banda de rock inglesa Crazy World of Arthur Brown se puede escuchar a todo volumen. El cantante grita: “¡Soy el dios del infierno!” y el pistolero se marcha.

El manifiesto publicado bajo el nombre del sospechoso es una mezcla de opiniones, a menudo, políticamente contradictorias, que abordan muchos de los temas más incendiarios del día, entre ellos la 2ª Enmienda de los Estados Unidos, la inmigración musulmana, los ataques terroristas y el 1% de los más ricos.

El escritor se presentó a sí mismo como racista y fascista y se enfureció contra los que no son occidentales, pero dijo que China es la nación que más se alinea con sus valores políticos y sociales.

Una de las preguntas que el autor del manifiesto se hizo a sí mismo es: “¿Fue usted un partidario de Donald Trump?” Su respuesta: “¿Como un símbolo de la identidad blanca renovada y el propósito común? Claro. ¿Como un impulsor de políticas y un líder? Querido dios, no”.

La Casa Blanca rechazó cualquier vínculo entre el tiroteo y Trump.

El manifiesto dice que el sospechoso no es miembro de ninguna organización, actuó solo y eligió a Nueva Zelanda para demostrar que incluso las partes más remotas del mundo no están libres de la “inmigración masiva”.

Los disparos masivos son extremadamente raros en Nueva Zelanda, con la masacre más conocida de Aramoana en 1990, cuando un hombre disparó a 13 personas en una pequeña aldea costera. La peor masacre antes de eso fue en 1941, cuando un hombre mató a seis policías.

La nación tiene leyes relativamente flexibles respecto a las armas, pero pocos homicidios. El pasado sábado, la primer ministro prometió impulsar leyes más estrictas.

El perpetrador utilizó cinco armas y adquirió una licencia para su uso en noviembre de 2017, dijo Ardern en una conferencia de prensa. Señaló que ha habido varios intentos en los últimos años para cambiar las leyes de armas del país. Ahora, dijo ella, es el momento de actuar.

“Puedo decirles una cosa ahora mismo: nuestras leyes sobre armas cambiarán”.

Ardern expresó su solidaridad con la comunidad musulmana y de refugiados y dijo que los neozelandeses deben rechazar el odio y el extremismo del atacante.

“No fuimos elegidos para este acto de violencia porque aprobamos el racismo, porque somos un enclave para el extremismo. Fuimos elegidos por el hecho de no ser nada de esto”, dijo la primer ministro. “Porque representamos la diversidad, la bondad, la compasión. Un hogar para quienes comparten nuestros valores. Un refugio para los que lo necesitan. Y esos valores, les puedo asegurar, no serán ni podrán ser sacudidos por este ataque”.

Los neozelandeses parecían aturdidos la mañana después de los ataques.

Cerca de la mezquita de Al Noor, la gente venía con flores y grullas de papel. Algunos dijeron que no estaban seguros qué más podían hacer para mostrar solidaridad.

Linda Bateman, una nativa de Christchurch que dejó un ramo de lirios y margaritas dijo que estaba “simplemente devastada”. Todos nos sentimos impotentes. Es lo único que puedes hacer para mostrar respeto”.

“Amo esta ciudad y lo que necesitamos es más amor”, dijo Dayne Ingham, una residente de Christchurch de 66 años, mirando un creciente montículo de flores en un punto de control de la policía cerca de la mezquita.

Ingham dijo que acababa de abandonar Facebook después de ser miembro durante nueve años porque estaba molesta por el video del tiroteo. Dijo que Facebook, Google y YouTube deben ser más responsables.

“Estos tipos, son algunas de las empresas más ricas del mundo y perpetúan el odio”. La población de Nueva Zelanda de 5 millones es aproximadamente la mitad de la del condado de Los Ángeles. La isla del sur es el hogar de 1 millón de personas, y 388.000 viven en Christchurch. La ciudad y la región de Canterbury aún se están reconstruyendo después de un devastador terremoto en 2011 que mató a 185 personas.

“La gente de Canterbury ha sufrido mucho en los últimos años”, dijo David Meates, director de la junta regional de salud. “Es difícil comprender la enormidad de este acto de terrorismo en nuestra ciudad natal”.

Algunos de los médicos que trataron a las víctimas del ataque a la mezquita también habían atendido a los heridos en el terremoto. Después del ataque, se utilizaron 12 quirófanos en el Hospital Christchurch durante toda la noche.

El hospital admitió a 48 pacientes heridos en el ataque terrorista, dijo Greg Robertson, jefe de cirugía de la Junta de Salud del Distrito de Canterbury. De ellos, 36 permanecen en el hospital y 11 en la unidad de cuidados intensivos, dijo Robertson. Los pacientes tenían entre 2 y 60 años, aunque muchos eran hombres de 30 años, según el hospital.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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