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Dorados de Sinaloa le dio un propósito a la difícil lucha de Maradona por la sobriedad

Diego Armando Maradona coach of Dorados
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

Lo que Maradona hizo en la cancha le costó las rodillas, que según los médicos debe reemplazar por prótesis

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Cuando era el mejor futbolista del mundo, Diego Maradona se movía con la gracia y la velocidad de un gato montés. Ahora, se arrastra lentamente por el vestíbulo del hotel al que llama su hogar; las sandalias en sus pies nunca dejan de pisar las baldosas.

Alguien le pide que camine y salude a un grupo de mujeres bien peinadas, que están desayunando allí. Mientras se abre camino penosamente hacia el comedor, un bastón de aluminio le proporciona apoyo a sus rodillas, afectadas por una osteoartritis avanzada. Las mañanas son lo peor.

Maradona le ofrece a las mujeres apretones de manos débiles, pero se ilumina cuando se le presta atención y posa para las selfies. Días antes de cumplir 58 años, podría pasar por un hombre mucho mayor. Los mechones negros colgantes que alguna vez enmarcaron su rostro de querubín se volvieron grises y cortos, dejando un aspecto ligeramente hinchado. Su discurso, antes lúdico y confiado, es un susurro trabajoso e ininteligible.

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“Él balbucea”, dice una mujer a la salida del desayuno, imitando a Maradona como si hiciera gárgaras con rocas. Luego se frota un dedo índice debajo de la nariz, un gesto bien conocido entre quienes inhalan cocaína.

“Él ya está un poco perdido”, dice con desdén.

CULIACÁN, SINALOA --
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

Lo que Maradona hizo en la cancha le costó las rodillas, que según los médicos debe reemplazar por prótesis. Lo que hizo fuera del campo de juego, las décadas bien documentadas de abusos de drogas y alcohol, le costó casi todo lo demás. Mientras Maradona profesa estar limpio, la reputación de su duro pasado se cierne sobre él como una nube oscura.

Desde que vino aquí, hace dos meses, para entrenar a un equipo de fútbol de segunda división, Maradona ha inspirado innumerables reacciones, desde el respeto y la adoración hasta la compasión y el desprecio, a menudo al mismo tiempo, como con las mujeres que le tomaron fotos con alegría y luego se burlaron de él cuando se marchó.

Es una personalidad dividida -héroe y villano- que Maradona ha encarnado la mayor parte de su vida. Esas imágenes en conflicto se entienden bien en Culiacán, donde los ladrones y los traficantes de drogas a menudo son retratados como los buenos, y un antiguo dios del fútbol con problemas puede ser bienvenido como un salvador.

El equipo de fútbol de la ciudad no ganaba y estaba enterrado profundamente en la Liga de Ascenso de la segunda división mexicana cuando el nuevo entrenador se hizo cargo, en septiembre. Con Maradona, los Dorados de Sinaloa ganaron cinco partidos consecutivos y se aseguraron un lugar en las eliminatorias de cara a la final del sábado, con Atlético San Luis.

En sus primeros seis juegos de liga con el antiguo entrenador -el exdirector técnico de Chivas, Francisco Gamez- los Dorados anotaron un total de dos goles. Han promediado casi tantos en cada uno de los siete partidos con Maradona.

“Él es muy apasionado. Desde que llegó, tuvimos un tremendo cambio en nuestra actitud, nuestro trabajo, nuestra dedicación y nuestro fútbol”, aseguró el delantero colombiano Juan Galíndrez. “Es una figura histórica. Trabajar con Maradona ha sido lo mejor que me ha pasado en mi carrera futbolística”.

Exactamente cómo se siente el entrenador, no es algo fácil de discernir. Maradona rechaza la mayoría de las preguntas y entrevistas, limitando el acceso de los medios a las conferencias de prensa posteriores a los partidos, en las cuales sus murmullos son indescifrables. El Grupo Caliente, que posee una participación mayoritaria en el equipo, tampoco es de mucha ayuda. Rechazó las solicitudes de comentarios para este artículo, y en lugar de ello sacó a relucir a algunos de los jugadores más jóvenes del equipo, para que proporcionen mensajes que parecen guionados.

“Lo veo como alguien bueno”, afirmó Angel Uribe, un joven defensor de San Diego, que expresó lo que rápidamente se convirtió en una política grupal. “Ni siquiera me importa su pasado. Lo veo como a un maestro”.

Argentine Diego Armando Maradona
(RASHIDE FARIAS / AFP/Getty Images)

Los amigos afirman que venir a Culiacán le ha dado a Maradona un nuevo propósito: una razón para levantarse por la mañana y, lo que es más importante, para irse a la cama en lugar de a un bar por las noches. Sus días de fiesta, asegura él mismo, han terminado. “Emocionalmente siento que estoy en el mejor momento de mi vida”, le dijo a los reporteros al aceptar el trabajo. “Quiero darle a Dorados lo que perdí cuando estuve enfermo... Quiero ver el sol y quiero dormir por la noche”.

Un analista de Fox Deportes, Daniel Brailovsky, afirma que Maradona está “muy feliz, muy satisfecho con su trabajo”.

“Es su pasión, es su vida”, agrega su excompañero de equipo. “Es todo para él. Maradona no puede vivir sin el fútbol. Y el fútbol no puede vivir sin Maradona”.

Durante años, Diego Maradona fue el tío ruidoso y grosero del fútbol, que nunca era invitado a las reuniones familiares pero a menudo aparecía y arruinaba el evento para todos los demás.

Como jugador, fue suspendido por la FIFA en 1991, después de dar positivo en un examen de cocaína. Tres años más tarde, fue expulsado de su última Copa del Mundo después de fallar en otra prueba de drogas, aunque no antes de celebrar su 34° y último gol internacional corriendo hacia un camarógrafo lateral con los ojos desorbitados y salvajes y una cara distorsionada; una imagen aterradora que se transmitió a millones de televisores en todo el mundo.

También le disparó con un rifle de aire comprimido a los reporteros. Las autoridades italianas lo acusaron de evadir casi $42 millones en impuestos. Y, el verano pasado, su comportamiento extraño en la Copa del Mundo en Rusia incluyó un momento ampliamente difundido, cuando hizo hizo gestos obscenos con ambas manos para celebrar un gol, y otro en el que rasgó sus ojos mientras miraba a los aficionados coreanos. También parecía ebrio en otras imágenes.

Incluso cuando iba bien se portó mal, como en 2010, cuando entrenó a Argentina para los cuartos de final del Mundial mientras soportaba críticas por sus exigencias de diva para que su suite sudafricana fuese renovada -a un costo de miles de dólares- e incluyera un inodoro y bidé costosos.

Aún así, sus pasos en falso no han borrado los recuerdos de su incomparable brillantez en el campo, que se merece el respeto de los jugadores nacidos mucho después de su apogeo. “Realmente le gusta trabajar con deportistas jóvenes”, aseguró Brailovsky. “Si es Maradona quien habla, el mensaje es mucho más fuerte, mucho más profundo. Esos jóvenes futbolistas nunca lo vieron jugar, pero han visto los videos. Y cuando Maradona habla, tiene el poder de la autoridad”.

Los dos goles que definieron su carrera y marcaron esa autoridad se produjeron con cinco minutos de diferencia en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, durante una victoria de cuartos de final en la Copa Mundial de 1986, sobre Inglaterra.

CULIACÁN, SINALOA -- SATURDAY, OCTOBER 27, 2018:
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

Maradona claramente usó su mano para anotar el primero, pero como no había repetición instantánea por entonces, la puntuación prevaleció. Más tarde, insistió descaradamente en que la pelota había sido redirigida “un poco con la cabeza de Maradona y un poco con la mano de Dios”.

El segundo gol fue pura genialidad, y quizás el más espectacular en la historia de la Copa Mundial. Después de recibir el balón en su propio campo, amagó más de la mitad de la longitud del campo en una carrera completa, eludiendo a cinco defensores y confundiendo tan profundamente al portero que el pobre hombre cayó al césped, dejándolo libre para anotar el gol ganador, contra un arco vacío.

Siete días después, Argentina ganó su segunda Copa del Mundo y Maradona fue elegido como el mejor jugador del torneo.

La maestría del segundo gol y la travesura del primero inspiraron al periódico francés L’Equipe a llamar a Maradona, por entonces de 25 años de edad, “mitad ángel, mitad demonio”, marcando así una reputación que aún lo define.

“Es alguien a quien muchas personas quieren emular; una figura controvertida, amada, odiada; que provoca una gran agitación, especialmente en Argentina”, observó una vez Jorge Valdano, otro excompañero de equipo. “Maradona no tiene pares dentro de la cancha, y ha convertido su vida en un espectáculo”.

Más de 20 años después de su último juego, Maradona aún es adorado en Argentina, donde a menudo se refieren a él como ‘D10S’, una combinación de su número de camiseta y la palabra Dios.

“Fue tocado por Dios para jugar al fútbol de la manera en que jugaba. Para él siempre fue fácil”, asegura Galíndrez, quien también es consciente del lado menos divino de su director técnico. En ningún lugar, a excepción de la tierra natal de Maradona, se comprende mejor esa dualidad que en Culiacán, que tiene una rica historia con su propio santo pecador: Jesús Malverde, un hombre conocido como un bandido generoso, un ángel de los pobres y, ahora, como el santo patrono de los narcotraficantes.

Según el folclore local, Malverde se crió en las zonas rurales de Culiacán, donde los campesinos eran abusados por los avaros terratenientes. Cuando sus padres perecieron, como resultado de su pobreza, el “bandido a lo Robin Hood” vengó su muerte asaltando las haciendas de los ricos para proveer de alimentos a los pobres.

En los últimos tiempos, el ejemplo de Malverde ha sido apropiado por los letales cárteles de la droga de Sinaloa, que canalizan parte de sus ganancias hacia escuelas, la reparación de carreteras y otros proyectos comunitarios.

“Malverde y los vinculados con los cárteles son vistos como defensores feroces de una forma de vida diferente de la que se lleva en la cosmopolita Ciudad de México. Parte de esa identidad está arraigada en una personalidad de “tipo rudo con buen corazón”, señala Christopher E. Lomelin, estudiante de doctorado en religión de la Universidad de Florida, quien ha estudiado a Malverde. “Maradona está a la altura de ello. Se adapta bien a la cultura local, ya que a muchos en la región les gusta apoyar a un hombre duro con un corazón amable”.

CULIACÁN, SINALOA --
(Los Angeles Times)

Las raíces de Maradona no son tan diferentes a las que se atribuyen a Malverde. El futbolista creció en un barrio pobre en el sur del conurbano de Buenos Aires, donde fue descubierto por un cazatalentos del fútbol a sus ocho años de edad. Eventualmente ganó millones, pero nunca olvidó sus humildes comienzos y recaudó grandes sumas de dinero para organizaciones de caridad infantiles en todo el mundo.

Poco después de llegar a Culiacán, se ganó el cariño de la ciudad organizando una cena de $175 por plato para recaudar fondos para las víctimas del huracán Willa.

“Son muy similares”, Luis Valdez, un fanático de Dorados vestido con la camiseta color mostaza del equipo, asegura acerca de Malverde y Maradona. “A Malverde aquí lo aman. Lo mismo ocurre con Maradona”.

La presencia de Maradona ha hecho de Sinaloa el club de segunda división más famoso del mundo. Después de su primer partido como entrenador, este otoño, los jugadores rivales rodearon al argentino en el túnel del estadio para pedirle autógrafos y posar para fotos. Para el penúltimo cotejo de la temporada regular con los Dorados como locales, un portavoz del equipo precisó que se habían emitido alrededor de 100 credenciales para los medios.

En el exterior del Estadio Banorte, el avejentado predio de concreto de Dorados, en las orillas occidentales del río Humaya, el autobús del equipo se detiene cerca del túnel que conduce al vestuario.

Maradona, entre los primeros en bajar del vehículo, asiente y sonríe hacia una pequeña multitud de fanáticos que claman su nombre través de una cerca de alambre.

“Este tipo demostró en el campo que era el mejor jugador”, dice Luis Borrego, entre sorbos a su cerveza. “Y, aquí, les está enseñando a estos muchachos a ganar”.

Mientras, apoyado pesadamente en su bastón, Maradona arrastra sus pies lentamente hacia el banco de su equipo, algunos fanáticos empujan contra la barandilla blanca que separa las gradas del campo. Un chico sostiene un póster casero que muestra una docena de fotos de Maradona, pero sólo una palabra: “Dios”.

El entrenador se derrumba en un asiento en el extremo del banco justo antes del saque inicial, pero a medida que el partido avanza, luce más animado. En el minuto 14, sale al área técnica para discutir una decisión del árbitro. Un minuto después, levanta los brazos para celebrar un gol de empate de Vinicio Angulo, el jugador que lleva el mismo número 10 que Maradona hizo famoso.

Para cuando suena el pitido final, ya no tiene consigo el bastón. Mientras avanza hacia el campo para saludar a los jugadores, se mueve normalmente; la lenta y dolorosa caminata del hotel está, milagrosamente, curada.

“Se emociona y se olvida de su lesión. Es extraño”, dice Fernando Arce, cuyo gol justo antes del medio tiempo resultó ser el ganador.

Uribe agrega: “Antes de los partidos parece tener dolor, como si no pudiera caminar. Pero después de las victorias, baila”.

Argentine Diego Armando Maradona
(RASHIDE FARIAS / AFP/Getty Images)

No está claro cuánto durará el baile. El célebremente voluble Maradona ha entrenado a otros cuatro clubes, y sólo una vez permaneció hasta 20 partidos. Apenas cuatro meses antes de tomar el trabajo -con un salario de $150,000 al mes- en Culiacán, que supuestamente lo convierte en el segundo director técnico mejor pagado de México, había aceptado un contrato por tres años para ocupar el cargo de presidente del club bielorruso Dinamo Brest.

Ahora, a dos meses de su llegada a Sinaloa, ya se está hablando de su traslado a Tijuana para hacerse cargo del club de primera división de la ciudad, también dirigido por Grupo Caliente.

Maradona, con su adrenalina agotada, se apoya en su bastón de nuevo cuando entra en una conferencia de prensa posterior al juego, en la cual rechaza ese rumor y dice que quiere permanecer en Culiacán durante el plazo de su contrato de tres años.

Es todo tan agotador, y ahora ya es tarde.

La mañana siguiente está pocas horas de distancia. Y las mañanas son las peores.

For the original story in English, please click here.

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