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‘Dinero, drogas, asesinatos. Un vasto imperio global de narcotráfico’: así se desarrolla el juicio de ‘El Chapo’ Guzmán

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Los fiscales federales desarrollaron su caso contra el capo mexicano del narcotráfico Joaquín “El Chapo” Guzmán el martes 14 de noviembre, prometiendo reescribir una epopeya dramatizada durante décadas en series de televisión, novelas y narcocorridos.

“Dinero, drogas, asesinatos. Un vasto imperio global de narcotráfico. De eso se trata este caso, y eso es lo que mostrarán las pruebas”, afirmó el procurador de EE.UU. Adam Fels en su presentación, donde prometió a los jurados que los testigos cooperantes del gobierno “proporcionarán la historia interna” del sangriento ascenso de Guzmán al poder como líder del despiadado Cártel de Sinaloa, en México.

Guzmán, quien fue capturado en ese país en 2016 y extraditado a Estados Unidos en 2017, enfrenta 17 cargos de narcotráfico, conspiración para asesinar y violaciones por armas de fuego.

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El acusado, que creció como un muchacho pobre de las montañas del noroeste de México, utilizó una astucia brutal, un ingenio temible y una mente administrativa para consolidar casi sin ayuda el mercado mundial de drogas y hundir a los cárteles del país en décadas de luchas internas, remarcó Fels.

Pero el equipo de defensa de Guzmán alegó ante los jurados que la verdad es más compleja. “Hay otra cara de esta historia. Un lado más feo”, dijo el abogado defensor Jeffrey Lichtman, en su declaración inicial. “Es un lado que los gobiernos de México y Estados Unidos no quieren que escuchemos”.

Con detalle cinematográfico, describió a Guzmán como el chivo expiatorio involuntario de un gobierno mexicano corrupto y una cínica guerra contra las drogas en Estados Unidos. Guzmán, dijo, es el chivo expiatorio del verdadero jefe del imperio narco, Ismael “El Mayo” Zambada.

El Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos informó que Zambada y Guzmán eran socios comerciales y que Zambada dirige el cártel desde 2014.

Lichtman también llamó mentirosos empedernidos a los testigos estrella del Departamento de Justicia. “Imaginen testigos que han mentido todos los días de sus vidas desde que pueden caminar”, aseveró. “Testigos que mataron fiscales, que intentaron asesinar a presidentes de otros países; eso da vida al caso del gobierno. Gente que les erizará la piel cuando testifiquen aquí”.

Fue un prólogo apropiado para el caso del gobierno que, como Fels reconoció en su declaración, se apoya en gran parte en docenas de testigos que cooperaron, muchos de ellos criminales condenados, a quienes el tribunal hizo todo lo posible por proteger.

La semana pasada, el magistrado que entiende en el caso, Brian Cogan, dictaminó que varias fotografías que forman parte de la evidencia serían pixeladas parcialmente antes de darse a conocer públicamente, y que a los creadores de bocetos se les exigiría “retratar a estos testigos con rostros en blanco y rasgos genéricos”, omitiendo detalles de identificación, como “sus peinados reales”.

Las medidas fueron tan estrictas que, en la víspera del juicio, los defensores de Guzmán seguían pidiendo al tribunal una lista de los próximos testigos, algo que los fiscales habían dicho informarían semana a semana.

El jurado también ha estado sujeto a raras e intensas precauciones. Guzmán apenas había saludado con la mano a su esposa en la corte, el martes por la mañana, cuando los procedimientos se tornaron un caos; un miembro del jurado se puso histérico y otro le dijo a Cogan que se enfrentaría a la bancarrota si era obligado a participar en lo que se prevé será un juicio de cuatro meses. Ambos fueron despedidos y el proceso se suspendió por casi cinco horas, mientras la corte intentaba reemplazarlos.

En la quietud, hubo más dramas humanos. “No se preocupe, mañana lucirá mejor”, aseguró el abogado defensor Eduardo Balarezo a la esposa de Guzmán, Emma Coronel, quien se quejó de la expresión de dolor de su esposo. La exreina de belleza, que vestía un ceñido atuendo negro de terciopelo y satén, remarcó que aprobaba el traje azul marino de su marido, y la corbata a cuadros. “Yo le compré la corbata”, declaró a los periodistas.

La pareja no ha tenido contacto desde que Guzmán fue extraditado, hace casi dos años. Ambos habían solicitado al tribunal mantener un breve abrazo antes de las declaraciones iniciales, pero sus esperanzas se vieron frustradas cuando Cogan dictaminó que, aunque empatizaba con el pedido, las cuestiones de seguridad superaban su afecto.

“Las mismas preocupaciones que justificaron [medidas administrativas especiales] en primer lugar todavía están vigentes hoy”, escribió en su orden del 8 de noviembre. “En todo caso, esto es aún más importante en la víspera del juicio, cuando la realidad de la responsabilidad potencial que enfrenta el acusado en caso de ser condenado pesa más”.

Guzmán fue condenado previamente por tráfico de drogas en México, donde escapó dos veces de prisión; una vez en un carrito de lavandería, y otra a través de un túnel de una milla de longitud, cavado desde su cabina de ducha.

Sharp es un corresponsal especial.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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