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Desde suelos enfermos hasta osos, el cierre del gobierno causará daños duraderos a los parques nacionales

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Cuando David Lamfrom ingresó al Parque Nacional Joshua Tree, la semana pasada, durante los primeros días del cierre parcial del gobierno, el caos lo impactó. Vio a los visitantes caminar más allá de los senderos señalizados y conducir sus vehículos fuera de los caminos pavimentados, pisoteando y atropellando la vegetación en el suelo del desierto.

Lamfrom, director de los programas nacionales de vida silvestre en el desierto de California para la Asociación de Conservación de Parques Nacionales, se preocupó por la destrucción de los delicados hongos, bacterias y rocas que forman la llamada corteza biológica del suelo, de la cual depende el crecimiento de las plantas.

“Los desiertos son sistemas realmente únicos. La vida vegetal es antigua allí”, explicó. “La recuperación por los impactos causados podría tardar cientos de años”.

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A medida que el cierre del gobierno federal se prolonga a una tercera semana, aumentan las preocupaciones sobre el daño a largo plazo a los parques del país y las perturbaciones a la vida silvestre, incluidos los osos.

Diane Regas, directora ejecutiva de Trust for Public Land, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción de parques, escribió una carta al presidente Trump, el 3 de enero, para solicitar la clausura inmediata de todos los parques nacionales del país durante el cierre de la administración, para proteger tanto a los visitantes como a los recursos de esos sitios.

“Permitir el acceso a los parques nacionales sin cuidar de administrar esos recursos es irresponsable y podría ocasionar daños y pérdidas irreversibles”, escribió.

A diferencia de lo ocurrido durante el cierre del gobierno en 2013, la administración Trump mantiene abiertos los parques nacionales, con personal limitado. Pero, a medida que los baños y otros servicios se sobrecargan, cada vez más campamentos son clausurados en los parques de California, como consecuencia.

El ejemplo más reciente es el Parque Nacional de Death Valley, donde varios campamentos cerraron el viernes 4 de enero debido a preocupaciones de salud y seguridad relacionadas con los desechos humanos, la basura, el vandalismo y el daño a los recursos del parque, consideró en un comunicado de prensa el jefe de interpretación y educación del parque, Patrick Taylor.

Los informes de los voluntarios sobre las botellas de champán que quedan esparcidas en Joshua Tree, y los desechos humanos que se acumulan en las carreteras que conducen a Yosemite, continúan llegando. En el Parque Nacional Big Bend, de Texas, un excursionista se rompió una pierna y, según se conoció, fue transportado por otros visitantes.

“Es un delicado equilibrio entre la conservación y la recreación”, afirmó Steve Blumenshine, profesor de biología en el estado de Fresno, que visitó Yosemite esta semana. “Durante un cierre, eso llega a un extremo”.

Según Regas, abogar por cerrar los parques completamente en lugar de solo los campamentos, es “una postura muy inusual” para su organización, que trabaja para aumentar el ingreso a los parques y ha donado terrenos para ampliarlos, incluido el Parque Nacional de Yosemite. “Pero no tomamos esto a la ligera”, dijo en una entrevista. “Esto es urgente.”

Clausurar un área de un parque depende de cada superintendente, que puede prohibir el ingreso si los funcionarios del orden no pueden proteger adecuadamente los recursos “vulnerables a la destrucción, el saqueo u otros daños”, de acuerdo con el plan de contingencia del Servicio de Parques Nacionales en caso de interrupción del financiamiento federal.

Los campamentos en Joshua Tree cerraron al mediodía del miércoles 2, informaron los funcionarios, quienes citaron preocupaciones de salud y seguridad por los baños, que estaban cerca del límite de su capacidad. Los baños sin agua, donde los desechos van a un contenedor sellado y enterrado, permanecieron en funcionamiento. Pero no hay trabajadores en la zona para retirar los residuos.

Los Parques Nacionales de Sequoia y Kings Canyon dieron un paso extra y cerraron por completo a los visitantes esta semana.

Mientras tanto, una investigación sobre la muerte de un hombre en Yosemite, en Navidad, está retrasada por el cierre, afirmó el viernes el portavoz del Servicio Nacional de Parques, Andrew Muñoz.

Los funcionarios de ese parque recibieron una llamada al 911 informando la presencia de un hombre con una lesión en la cabeza, en el área de Silver Apron, en el río Merced, sobre Nevada Fall. Los guardabosques llegaron en menos de una hora, dijo Muñoz.

El individuo —que no estaba en un área restringida— fue retirado del agua y recibió tratamiento médico, pero murió a causa de sus heridas. “No damos a conocer más detalles porque el incidente sigue bajo investigación, que está demorando más de lo habitual a consecuencia del cierre”, expresó Muñoz en un correo electrónico. “No se emitió un comunicado de prensa también debido al cierre”.

También hay una nueva ola de preocupación sobre otro tema constante en Yosemite: cómo los humanos interactúan con los osos. La basura que los visitantes han dejado allí, y que se está acumulando, podría atraer animales silvestres a las áreas pobladas, lo cual aumenta el riesgo de encuentros peligrosos.

Muñoz afirmó que hubo uno o dos osos activos en el campamento de Upper Pines en Yosemite esta semana. Los animales no encontraron comida, pero los campistas informaron que habían empujado autos y remolques, y que uno de los osos irrumpió en la basura una noche, la semana pasada, en el Valle de Yosemite, precisó.

“Es demasiado pronto para decir cuáles serán los impactos a largo plazo”, remarcó Muñoz en un correo electrónico. “Sin embargo, los osos y otros animales salvajes que se habitúan a la comida humana y la basura son una gran preocupación”.

El cierre ha puesto el foco sobre una de las tensiones inherentes del sistema de parques nacionales: cómo proteger la ecología de estos sitios y abrirlos a los visitantes, explicó Jeffrey Jenkins, profesor asistente de tierras públicas y áreas protegidas, en UC Merced. Sin personal para monitorear los parques, esa tensión puede volverse insostenible. “Es una carga excesiva para los parques”, consideró. “En algún momento se convierte en una tragedia de los bienes comunes”.

Lamfrom, el director de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales, dijo que las consecuencias del cierre no se conocerán hasta que el personal del parque regrese a trabajar. “No tenemos un verdadero reconocimiento de cuáles son los impactos todavía”, remarcó.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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