Anuncio

Crece el debate por las armas en Brasil tras tiroteo escolar

Share

Justo antes de que dos ex alumnos llevaran un revólver calibre 38 a una escuela en las afueras de Sao Paulo y abrieran fuego, el presidente de Brasil había hablado de flexibilizar las leyes de armas en esa nación.

Horas después de que los tiradores mataran a ocho personas y luego se quitaran sus propias vidas, un senador brasileño proclamó, en respuesta: “Mientras las armas sean ilegales, sólo los criminales las tendrán”.

Luego sugirió que los maestros armados podrían haber evitado los disparos, una idea que fue respaldada por el presidente Trump el año pasado después de que un hombre armado mató a 17 personas en una preparatoria de Parkland, Florida.

Anuncio

El inusual tiroteo en la escuela, el 13 de marzo pasado, en la ciudad de Suzano, intensificó el debate en Brasil sobre las leyes de armas y amplió los discursos de los políticos pro-armas, que se hacen eco del lobby (grupo de presión) en Estados Unidos.

Los ex alumnos que atacaron, de 17 y 25 años, ingresaron a la escuela pública Raul Brasil a las 9:30 a.m., después de haber matado al tío del más joven de ellos. Sus caras estaban cubiertas con máscaras de cráneos y llevaban un revólver, una ballesta, un arco y flecha y un hacha. Antes de suicidarse, mataron a cinco estudiantes adolescentes y dos trabajadores escolares.

La misma mañana, en un desayuno que había comenzado a las 8:30, el presidente Jair Bolsonaro anunció que estaba trabajando en un proyecto de ley para flexibilizar las estrictas leyes de Brasil sobre los permisos de portación de armas, que actualmente sólo aprueban que los profesionales de la seguridad las porten mientras trabajan.

La cuestión es parte de una promesa de campaña que, según el nuevo presidente, insiste que ayudará a combatir los delitos violentos y a reducir la cantidad de homicidios en el país, que llegó a casi 64.000 en 2017. En enero pasado, firmó una orden ejecutiva para atenuar las leyes sobre la posesión de armas.

Las acciones de Bolsonaro están en contra del sentir de la mayoría de los brasileños, según una encuesta de diciembre pasado. El 61 por ciento de los consultados afirmó que la posesión de armas de fuego debería estar prohibida porque representa una amenaza para la vida de otros, según la firma independiente de encuestas Datafolha.

Pero la actuación del mandatario no fue una sorpresa. Durante la campaña, circuló en las redes sociales un video sin fecha de Bolsonaro en un puesto de ventas de armas Taurus. En el video, insiste en que no está allí para ayudar a promover la compañía -uno de los fabricantes más importantes del mundo- y le pregunta a un vendedor sobre los modelos de revólveres y rifles exhibidos.

Con un T4 en la mano -un rifle que Taurus describe en su web como inspirado en los M4s y M16s- Bolsonaro afirma que siempre ha sido “un apasionado de las armas”. “Si llego [a la presidencia], ustedes, buenos ciudadanos, tendrán esto en sus casas”, dice en el video, sosteniendo un revólver TX. “Y ustedes, agricultores, si depende de mí, también tendrán esto”, continúa, sosteniendo el T4.

“Más importante que la vida es la libertad. Una población armada, nunca será esclavizada”.

No es casual que la ideología de Bolsonaro refleje la de los activistas estadounidenses por los derechos de las armas, a pesar de que los brasileños no tienen el derecho constitucional de portarlas.

La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) tiene una sección especial en su sitio donde los propietarios de Taurus pueden registrarse para obtener una membresía gratuita, por un año, cortesía del fabricante.

La organización -que hace donaciones a un alto porcentaje de políticos estadounidenses- ha mostrado interés durante mucho tiempo en el movimiento de armas de Brasil. Aconsejó a activistas pro-armas de Brasil en un intento fallido de bloquear la aprobación del Estatuto de Desarme de 2003, una ley que dificultaba a la mayoría de las personas la compra o posesión de un arma de fuego.

Un funcionario de la NRA viajó a Brasil ese año y discutió estrategias con organizaciones que luchan contra las leyes de armas de fuego, según un informe de uno de los grupos, la Sociedad Estadounidense para la Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad.

Cuando Brasil celebró un referéndum, dos años después, sobre la prohibición de la venta de armas de fuego y municiones, se suponía que sería ampliamente aprobado. Pero después de una iniciativa de cabildeo público que enmarcó el debate en términos del derecho a poseer un arma, los votantes rechazaron la prohibición.

Ahora la división en Brasil se ha fortalecido.

Antes de las elecciones federales de octubre pasado, el caucus pro-armas de Brasil, conocido como la “bancada de las balas”, no tenía ningún asiento en el Senado. Ahora, el grupo tiene 18 senadores, de un total de 81, listos para votar a favor de legalizar la portación, y no han mostrado ningún signo de retroceso desde que ocurrió el tiroteo escolar.

El mismo día del hecho, el senador Sergio Olimpio Gomes, conocido como el mayor Olimpio, no sólo defendió la decisión del presidente de flexibilizar las leyes de armas, sino también sugirió que los maestros armados podrían haber evitado el tiroteo.

“Si hubiese habido un ciudadano con un arma regulada dentro de la escuela -un maestro, un empleado, un oficial de policía jubilado que trabaje allí-, podría haber minimizado la tragedia”, expresó Olimpio, líder en el Senado del oficialista Partido Social Liberal, durante una sesión de la Comisión Senatorial de Constitución y Justicia.

Pero Rodrigo Maia, presidente de la Cámara Baja de Brasil, señala que la sugerencia de Olimpio sería “brutal”, y un paso en la dirección equivocada. “Espero que la gente piense un poco sobre las víctimas de esta tragedia y entienda que la seguridad pública es responsabilidad del estado, no de los ciudadanos”, aseguró el día del tiroteo.

“Ahora el debate ya no se trata sólo de la posesión”, afirmó, y agregó que armar a los docentes formaría parte de la discusión acerca de portar un arma oculta. “Creo que eso nos llevaría a una propuesta temeraria para nuestro Brasil; algo que no debería prosperar”.

Pero los activistas a favor de las armas rechazan argumentos como los de Maia, insistiendo en que los disparos en Suzano no deberían influir en la decisión de flexibilizar las normas de portación.

“Llevar un arma oculta está prohibido, pero eso no impidió que los agresores tomaran una y la usaran en este atroz ataque”, aseveró Fabricio Rebelo, un abogado penal que fue director del Movimiento Viva Brasil, pro-armas, de 2010 a 2015. “Lo que realmente tenemos es una prueba de que las restricciones legales contra la circulación de armas de fuego son completamente ineficaces para evitar este tipo de actos insanos”.

Sin embargo, la investigación dice lo contrario. Según un estudio realizado en 2018 por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), por cada 1% de aumento en el número de armas de fuego en circulación, la tasa de homicidios se incrementa un 2%. El estudio señaló que las armas causaron el 71.1% de los homicidios en Brasil en 2016.

“Un arma de fuego no es un elemento que aporta seguridad a un hogar, sino que propaga la inseguridad en él y entre la gente en general”, expuso Daniel Cerqueira, investigador de Ipea y miembro del consejo en el Foro Brasileño de Seguridad Pública. “Esta idea de permitir que el acceso a las armas sea más flexible es completamente errónea; una política pública irresponsable”.

El hijo de Bolsonaro, Eduardo, quien en 2018 recibió más votos que cualquier legislador en la historia del país, es otro partidario del próximo proyecto de ley de su padre. Tras el tiroteo en Suzano, comparó los peligros de las armas con los de los automóviles.

“Siempre usamos el argumento de que una pistola es una pieza de metal; hace el mismo daño que un automóvil”, afirmó el joven Bolsonaro a los periodistas, el día del tiroteo. “Es decir, para que haga daño, se necesita a una persona detrás de ella. Las armas no matan a nadie. La gente mata, ya sea con un arma, una pistola, un cuchillo o con piedras”.

También argumentó que el número de homicidios en Brasil siguió aumentando después de la implementación del Estatuto de Desarme, de 2003.

Pero un estudio de 2016 sobre la violencia con armas de fuego en el país, realizado por el Instituto Latinoamericano de Ciencias Sociales, detectó un aumento notablemente más lento en la tasa de homicidios después de que el estatuto entrara en vigencia. Entre 1980 y 2003, los asesinatos relacionados con armas aumentaron un 8.1% cada año. Ese crecimiento se desaceleró a un 2.2% anual después de la promulgación del desarme.

Para algunos brasileños, ese lento crecimiento no es suficiente para sentirse seguros.

“Me han robado a punta de pistola tres veces. Tienes que entregar todo”, contó Adelio de Sousa, dueño de un pequeño restaurante en el centro de Sao Paulo. “Pero tener un arma no hubiera mejorado las cosas. Probablemente estaría muerto ahora si hubiera sacado una pistola para defenderme de los ladrones. Más armas no harán que nuestro país sea más seguro. Tenemos que encontrar una mejor solución”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio