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Corea del Norte ofrece una visión totalmente diferente a la de Trump sobre la cumbre en Singapur

President Trump discusses the specifics of his meeting with Kim Jong Un in Singapore.

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Corea del Norte dejó en claro que veía los compromisos asumidos por el presidente Donald Trump y el gobernante Kim Jong Un sobre la desnuclearización y las sanciones, en términos sorprendentemente diferentes a los de la Casa Blanca, lo que sugiere problemas en el futuro.

Después de que los dos líderes firmaron una declaración conjunta el martes 12 de junio, en la que se indicaba que Corea del Norte “trabajaría para” la desnuclearización, los medios oficiales del país dijeron que Trump y Kim tenían el “reconocimiento compartido” de que el proceso sería “paso a paso y de manera simultánea”. Lenguaje que no está en la declaración de los líderes.

La Agencia Central de Noticias de Corea informó reiteradamente la posición de Corea del Norte de que la desnuclearización debe involucrar a toda la península de Corea, y no solo a la mitad norte. También enfatizó que Estados Unidos “levantaría las sanciones” como parte del proceso, aunque la declaración oficial no menciona la palabra sanciones.

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Trump y Kim se reunieron durante casi 40 minutos en privado, con solo intérpretes en la sala, al comienzo de su cumbre en la isla Sentosa de Singapur. Se mantuvo fuera de la reunión a otros asistentes y secretarios, por lo que es imposible saber si la diferencia es en la interpretación o el énfasis surgió de esa conversación.

Para colmo de la confusión, la declaración conjunta de los líderes, vagamente redactada, no contenía ningún plan o calendario concreto para el desarme nuclear, ni siquiera una definición de lo que conllevaría la desnuclearización.

Después de que la cumbre concluyó, Trump dijo a los periodistas en una conferencia de prensa de 65 minutos, que había aceptado las demandas de Corea del Norte de suspender los ejercicios militares con Corea del Sur. Los “juegos de guerra” han sido uno de los pilares de la alianza de EE.UU. con Seúl durante décadas.

Trump dijo que suspender los simulacros -que tampoco fue mencionado en la declaración oficial- ahorraría “mucho dinero”, y los llamó “provocativos”, la misma forma en que Corea del Norte los ha calificado con frecuencia. También dijo que espera eventualmente retirar aproximadamente 32,000 tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur, aunque no como parte del acuerdo actual con Kim.

Tan solo en la segunda conferencia de prensa de su presidencia, Trump dijo que había estado despierto durante 25 horas y que estaba optimista sobre su día de diplomacia con el joven autócrata de Pyongyang.

Elogió a Kim como un “gran talento”, negó las preocupaciones sobre tratarlo como a un igual y pintó una imagen optimista del futuro potencial de Corea del Norte, a través de un extraño video de estilo propagandístico que la Casa Blanca había preparado para el Líder norcoreano

Al preguntársele por qué confiaba en un gobernante que había asesinado a familiares y encarcelado a miles de presos políticos, Trump dijo que elogió a Kim por asumir el control del régimen a los 26 años, cuando su padre murió en 2011, y “poder manejarlo y manejarlo con dureza”. “

Si bien Trump repetidamente describió su acuerdo de dos páginas con Kim como “exhaustivo”, de ambas partes contenía poco más que un compromiso para continuar el acuerdo diplomático, con el secretario de Estado Mike Pompeo a la cabeza de Estados Unidos en las conversaciones futuras.

Eso no es un logro menor si se tiene en cuenta que los dos líderes se amenazaron mutuamente con una guerra nuclear el verano pasado. Pero fue mucho menos que el ambicioso acuerdo de control de armas que Trump esperaba ganar cuando accediera a la cumbre en marzo.

El documento en su lugar reiteró el mismo vago compromiso de Corea del Norte de desnuclearización que Kim hizo después de reunirse con el presidente de Corea del Sur en abril, pero no ofreció detalles sobre cómo o cuándo podría llevarse a cabo el desarme.

“Lo haremos tan rápido como sea físicamente posible”, dijo Trump, y agregó que “tomará mucho tiempo” terminar con el programa de armas nucleares. Hasta hace poco, Trump había exigido a Pyongyang que desmantelara rápidamente su vasta infraestructura nuclear.

Una fuente familiarizada con las conversaciones en la etapa final para la cumbre del martes, dijo que el equipo de EE.UU. había presionado para que Kim terminara el desarme nuclear en 2020, cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Los representantes de Corea del Norte se opusieron a la demanda de que se estableciera un plazo, dijo la fuente.

El acuerdo firmado, que fue dado a conocer por la Casa Blanca, dice que Corea del Norte “trabajará hacia la desnuclearización de la Península Coreana”. Pero no ofrece el compromiso de “desnuclearización completa, verificable e irreversible” que Pompeo había insistido como objetivo central de EE.UU.

Un acuerdo de desarme verificable y permanente requeriría que Corea del Norte permita a los inspectores internacionales recoger los registros, monitorear los sitios y asegurarse de que no hagan trampas. Pyongyang expulsó a los inspectores nucleares de las Naciones Unidas hace casi una década y el acuerdo del martes no menciona su regreso.

El acuerdo fue más débil que la promesa hecha por Corea del Norte en 2005, durante un forcejeo de la diplomacia nuclear que finalmente no tuvo éxito, cuando se comprometió a “abandonar todas las armas nucleares y los programas nucleares existentes”.

En cambio, el régimen probó su primer dispositivo nuclear al año siguiente. Ha realizado cinco pruebas subterráneas desde entonces, la última fue en septiembre. Se cree que cuenta con al menos dos docenas de ojivas nucleares.

En lo que podría verse como un triunfo, al menos simbólico de EE.UU., Corea del Norte se comprometió a la “repatriación inmediata” de los restos que había identificado de soldados estadounidenses y prisioneros de la Guerra de Corea, que terminó hace 65 años. Trump dijo que las familias le habían implorado ayuda en ese doloroso asunto.

El acuerdo no menciona el historial de abusos contra los derechos humanos de Corea del Norte, incluido un inmenso gulag interno de campos de prisioneros. Cuando se le preguntó si había planteado el problema con Kim, Trump dijo que lo habían discutido “brevemente” porque sus conversaciones se centraron principalmente en las armas nucleares.

Sugirió que los derechos humanos en Corea del Norte, que Estados Unidos ha acusado de “violaciones sistemáticas, generalizadas y graves”, no difieren mucho de otras naciones.

“Creo que es una situación difícil, no hay dudas al respecto”, dijo. “Pero por cierto, es difícil en muchos lugares”.

Pero Trump sugirió que la publicidad negativa sobre la muerte de Otto Warmbier, en 2017, un estudiante universitario de Ohio que fue devuelto a su casa en coma desde una prisión en Corea del Norte, había ayudado a allanar el camino para las conversaciones diplomáticas.

“Otto no murió en vano”, dijo Trump. “Tiene mucho que ver con el hecho de que nosotros estemos aquí hoy”.

Trump negó que diera legitimidad al opresivo líder al estar hombro con hombro con él. Dijo que sentarse a la mesa con Kim no era una concesión.

“Haré lo que sea necesario para hacer del mundo un lugar más seguro”, dijo. “Todo lo que puedo decir es que quieren hacer un trato. Eso es lo que hago. Toda mi vida ha sido de negociaciones, soy genial en eso”.

En Seúl, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, anunció el acuerdo y dijo: “Será registrado como un evento histórico que ha ayudado a derribar el último legado de la Guerra Fría en la Tierra”.

La declaración de Moon no abordó la decisión de Trump de cancelar los ejercicios militares conjuntos, una parte crucial de la estrecha alianza militar que surgió de la Guerra de Corea de 1950-1953. Los ejercicios incluyen simulacros de fuego vivo, sobrevuelos de bombarderos, simulaciones por computadora y otras operaciones militares.

No estaba claro si Trump le había comunicado a Moon su decisión. Un portavoz del Ministerio de Defensa dijo que los funcionarios seguían buscando el “significado e intención exactos” de la cancelación de los ejercicios militares, informaron medios de Corea del Sur.

Los analistas independientes elogiaron la continuación de la diplomacia con Corea del Norte, pero a la mayoría no le gustó mucho el acuerdo y la concesión de Trump cancelar los ejercicios militares.

Olivia Enos, una analista política de Heritage Foundation, un centro conservador de análisis con sede en Washington, dijo que la decisión de suspender los ejercicios militares era “preocupante” porque ayudan a proyectar la fortaleza de Estados Unidos en la región.

“Los ejercicios militares conjuntos... se trata de algo más que contrarrestar la amenaza de Corea del Norte”, dijo.

Ellen Tauscher, ex miembro del Congreso de California que se desempeñó como subsecretaria de Estado para el control de armas en la administración Obama, tuiteó que Trump fue “timado” por Kim.

“China tiene que estar encantada con el recorrido de Kim en Singapur”, dijo Tauscher. Refirió que Trump había acordado terminar valiosos ejercicios militares a cambio de “promesas de desnuclearización hechas por un despótico dictador en un acuerdo bilateral no verificable”.

Abraham M. Denmark, ex vicesecretario adjunto de Defensa para Asia Oriental, dijo que Trump abandonó los ejercicios “por nada a cambio”.

“Kim obtuvo una gran ganancia propagandística y una tonelada de legitimidad”, dijo en Twitter. “El lado positivo es que el diálogo continuará, y donde hay diplomacia hay esperanza”.

Otros también expresaron esperanza. El desarme nuclear “puede y vendrá, si nos enfocamos en transformar una relación que ha sido profundamente hostil”, dijo John Delury, profesor asociado de la Universidad de Yonsei en Seúl y experto en las Coreas y China.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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