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California necesita una ley sobre el plástico ‘de un solo uso’ para reglamentarlo

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Se espera que la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles otorgue su bendición final a principios de diciembre a una ordenanza general que prohibirá que unos 1,300 restaurantes y otros vendedores de alimentos en las partes no incorporadas del condado, entreguen automáticamente popotes de plástico o agitadores de café para las bebidas para llevar.

A partir del 3 de enero, los empleados de cualquier empresa que vendan alimentos tendrán que preguntar a los clientes si desean un popote antes de darles uno.

Incluso los dispensadores de autoservicio no serán aceptados, a menos que estén hechos de papel u otra sustancia biodegradable.

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Mientras tanto, el Concejo de la ciudad de Los Ángeles votó el 4 de noviembre su propio esfuerzo para controlar los popotes de plástico. La medida de la ciudad es sutil pero significativamente diferente a la del condado.

En virtud de la ordenanza propuesta de “popotes a pedido” de la ciudad, los empleados de restaurantes, sitios de comida rápida y cafeterías no podrán ni siquiera mencionarlos a menos que estén trabajando en la ventanilla de comida ‘para llevar’.

Y eso no es todo. Malibú, Santa Mónica y Manhattan Beach han prohibido los popotes de plástico, así como otros tipos de artículos de plástico para llevar.

Las ciudades frente al mar de California han sido las líderes en restringir los artículos de plástico de un solo uso porque gran parte de ellos terminan en sus playas.

Saben que la basura de plástico no solo es mala para el medio ambiente, sino que no es buena para sus economías locales. Nadie quiere tomar el sol en una playa llena de popotes de soda, tapas de tazas de café y bolsas de papas fritas.

Pero ¿acaso California no aprobó una prohibición de los popotes de plástico en todo el estado? ¿Y no debería eso hacer que todas estas otras leyes locales sobre popotes desaparezcan?

La respuesta a la primera pregunta es algo parecido a un sí, pero la segunda obtiene un no definitivo. A pesar de la atención nacional que recibió, la ley de popotes de California —otra fórmula de los “popotes a pedido”— es tan suave que es casi simbólica.

Cuando entre en vigencia el 1 de enero de 2019, se aplicará solo a restaurantes formales, donde tienen que consumir los alimentos en ese lugar, aunque la fuente más grande de popotes de plástico desechables es de empresas que sirven bebidas para llevar, como restaurantes de comida rápida y tiendas de abarrotes.

No culpe al autor del proyecto de ley, el asambleísta Ian Calderon (D-Whittier), por su debilidad. Su primera propuesta habría incluido a todos los proveedores de alimentos, pero se diluyó cuando se aprobó en la Legislatura.

Sin embargo, la medida estatal cumplió un importante propósito al aumentar la conciencia sobre el daño causado por un artículo aparentemente inocuo que está contribuyendo al creciente problema en el mundo con los desechos plásticos.

Pero el simbolismo no resuelve el problema, por lo que es comprensible que los gobiernos locales estén elaborando sus propias reglas para frenar el plástico desechable, incluidos los popotes, los agitadores de café, los ‘esporks’ y los vasos de refrescos.

Pero es ridículo que los consumidores y las empresas deban tener que lidiar con tantas reglas diferentes sobre el plástico de un solo uso en diferentes comunidades en todo el estado.

La proliferación de leyes sobre popotes es confusa, inmanejable y, en última instancia, insostenible, y puede eventualmente incitar a los legisladores a hacer lo correcto.

Un mosaico similar de restricciones locales en las bolsas de plástico creó un dolor de cabeza para los minoristas que dejaron de oponerse a los esfuerzos para aprobar una prohibición estatal de bolsas de plástico de un solo uso.

Incluso entonces fue una dura lucha promulgar una prohibición total, pero en última instancia fue aceptada por los californianos y ha mostrado resultados reales.

California necesita consistencia no solo en los popotes, sino en todos los artículos de plástico de un solo uso.

Calderón y sus colegas regresaron a Sacramento a principios de diciembre. Si aún no lo han hecho, deben prepararse para dar el siguiente gran paso: promulgar un plan integral para quitar al estado de su arraigado hábito del plástico desechable.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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