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Gracias a los inmigrantes altamente educados, California está cambiando

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Distraídos por el presidente Trump y sus furiosos opositores, es fácil perderse el panorama general de la migración extranjera a California. Es como el viejo refrán de no ver el bosque debido a los árboles; no ven el asunto en su conjunto porque prestan demasiada atención a los detalles.

Retratada en la grandeza de ese bosque hay una nueva historia, en la larga crónica de personas que se desarraigan y emigran a California en pos de mejores oportunidades y sueños.

Es la historia de muchos inmigrantes recién llegados, especialmente de Asia, que tienen mejor educación que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos.

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Ellos no comienzan en la parte inferior de la escala laboral, como lo hicieron los trabajadores chinos hace 150 años cuando arriesgaron su vida y sus cuerpos para ayudar a construir el Ferrocarril Transcontinental, a través de la Sierra de granito.

Es cierto que muchos latinoamericanos todavía emigran aquí para trabajar en los campos y las cosechas -aunque no los suficientes, aseguran los agricultores-, o lavar los platos en restaurantes de cuatro estrellas. Pero muchos de ellos también están mejor educados que sus predecesores.

“Es la vieja historia de los inmigrantes que vienen a EE.UU y a California en busca de una vida mejor para ellos y para sus hijos”, expone Hans Johnson, un experto en inmigración y demografía del Public Policy Institute of California (PPIC), una entidad no partidaria. “Lo que es diferente ahora es la tendencia de que los inmigrantes ingresan a California con altos niveles de educación. La proporción de aquellos que ya han completado la universidad es extremadamente alta. Los inmigrantes asiáticos son el grupo mejor educado de California, mejor que los nacidos en Estados Unidos. Los provenientes de India son el grupo particularmente con mejor educación en nuestro estado”.

Además, el aumento en los niveles educativos de los migrantes latinoamericanos, afirma Johnson, “significa que hay menos inmigrantes poco capacitados y un grupo más pequeño de trabajadores agrícolas de lo que solía haber”.

Pero la economía de California aún depende de inmigrantes con poca educación, señala Johnson en un documento de investigación de PPIC, dado a conocer la semana pasada. El informe se basa en cifras de inmigración hasta 2017, las últimas disponibles.

En 2017, informa Johnson, el 32% de los inmigrantes de California en edad laboral no se habían graduado de la preparatoria y trabajaban principalmente en las industrias de la agricultura y la hospitalidad.

Pero ese mismo año, el 52% de los inmigrantes en edad de trabajar que habían vivido en EE.UU durante cinco años o menos tenían como mínimo títulos de licenciatura -30 puntos porcentuales más desde 1990-. En contraste, sólo el 37% de los californianos nacidos en EE.UU eran graduados universitarios -10 puntos más en comparación con 1990-.

Ese mismo año, el 55% de los inmigrantes recién llegados provenían de Asia, aproximadamente el doble que los procedentes de América Latina (el 29%). La mayoría de los asiáticos tenían al menos una licenciatura, y en el caso de los provenientes de India, el 80% eran licenciados.

De todos los trabajadores de California con licenciaturas, alrededor del 30% eran inmigrantes. La gran mayoría de los graduados universitarios que trabajaban en el sector de la electrónica y la fabricación de productos eran inmigrantes.

Lo que los está atrayendo a California ahora no es la construcción de ferrocarriles, las huelgas de oro o incluso las cosechas, sino la tecnología, especialmente en Silicon Valley y la cuenca de Los Ángeles. “Silicon Valley está atrayendo inmigrantes”, remarcó Johnson.

Hay cinco condados donde más de un tercio de la población está compuesta por inmigrantes. Y los tres primeros están en Silicon Valley o sus proximidades: Santa Clara, San Francisco y San Mateo. Los otros dos son Alameda -al otro lado de la bahía de Silicon Valley- y Los Ángeles.

La afluencia de inmigrantes educados en la universidad no podría llegar en un mejor momento. California necesita que estas personas reemplacen a los baby boomers (quienes nacieron después de la segunda guerra mundial) nacidos en Estados Unidos y con educación universitaria, que se están jubilando rápidamente, explicó Johnson. La tasa de natalidad del país no se mantiene al ritmo de la jubilación.

“El número de graduados universitarios que abandonan el mercado laboral está en un nivel récord”, consideró el especialista. “Nunca hemos visto en la historia de California, o de EE.UU, un grupo tan numeroso y altamente educado de personas que abandonan la fuerza laboral. Necesitamos trabajadores más educados en California”.

Y muchos están llegando de países extranjeros para llenar el vacío.

En cuanto a la inmigración, actualmente hay muchas más noticias que los muros fronterizos, las separaciones familiares, las caravanas de refugiados de la violenta América Central y la diatriba demagógica. En su investigación, Johnson concluyó que hay casi 11 millones de inmigrantes en California, aproximadamente una cuarta parte de la población nacida en el extranjero en todo el país. Eso es el 27% de la población del estado, más del doble del porcentaje de nacidos en el extranjero para el resto del país.

Sólo alrededor del 14% de los inmigrantes están en California sin autorización. Eso es 1.5 millones de personas, frente a dos millones en 2010.

La mitad de los inmigrantes de California provienen de América Latina; 40% de Asia. Los principales países de origen son México (4.1 millones), China (969.000), Filipinas (857.000), Vietnam (524.000) e India (507.000).

Pero desde 2010, la mayoría de los inmigrantes (56%) han llegado de Asia, mientras que de Latinoamérica provino el 29%.

La inmigración no autorizada desde México se ha reducido y tiene poco que ver con todo lo que Trump ha postulado. Esta tendencia comenzó a notarse en los inicios de la administración Obama y probablemente se debió, en parte, a sus deportaciones intensificadas. Pero fundamentalmente ocurrió gracias a las mejoras del mercado laboral en México.

“Las oportunidades laborales en México, en general, han mejorado”, remarcó el investigador. “El crecimiento de la población se ha ralentizado mientras que las tasas de natalidad se redujeron. El número de nuevos trabajadores disminuyó drásticamente, lo cual se traduce en menos personas en la fuerza laboral”. Ello significa menos competencia por los puestos de trabajo.

Las tasas de natalidad caen porque hay más mujeres trabajando, según el experto. Ello sucede en muchos países desarrollados, incluido el nuestro.

Mientras tanto, el centro tecnológico de California atrae ahora a una fuerza laboral muy necesaria y altamente educada.

El estado está cambiando para mejor ante nuestros ojos. Pero, probablemente, pocos de nosotros lo estamos notando.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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