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Aceptan acuerdos judiciales algunos padres ricos, otros dan pelea

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Tras el escándalo de las admisiones universitarias, esta semana algunos padres acusados decidieron cooperar con los fiscales.

Sin embargo, una pareja que rehuyó hacerlo fue acusada por el cargo adicional de lavado de dinero, un indicador de que el gobierno está listo para darles más cargos.

La pregunta es cuántos continuarán luchando y si los que cooperan están proporcionando información que las autoridades podrían usar para construir más casos.

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Algunos expertos legales afirmaron que tiene sentido cerrar acuerdos, dada la evidencia que los fiscales han acumulado; se presentaron cientos de páginas de conversaciones telefónicas, correos electrónicos y registros bancarios e impositivos para describir una conspiración que manipulaba los exámenes de ingreso a la universidad y corrompía los procesos de reclutamiento atlético en al menos ocho universidades.

No obstante, otros padres siguen luchando; cuestionan la fuerza de los casos y atacan la credibilidad del testigo estrella de la fiscalía y cerebro del plan, William “Rick” Singer.

‘Remordimiento y vergüenza’

El abogado Gordon Caplan, quien hasta el mes pasado lideraba el despacho de capital privado en el estudio legal Willkie Farr & Gallagher, de Nueva York, adelantó el pasado viernes que se declarará culpable. El abogado se encuentra entre los 33 padres acusados por los fiscales federales en un presunto plan para hacer ingresar a los hijos de familias ricas a las mejores universidades mediante sobornos, credenciales falsas y exámenes de ingreso arreglados.

Caplan, residente de Greenwich, Connecticut, fue acusado de conspiración para cometer fraude postal y fraude por correo de servicios honestos.

No está claro de qué cargos se declararía culpable Caplan y sus defensores no respondieron, el pasado viernes, a la solicitud de comentarios.

Caplan destacó el pasado viernes que su hija está devastada al enterarse de lo que él había hecho: pagar para manipular la puntuación del ACT de la joven. Como estudiante de preparatoria, ella “no tenía ningún conocimiento sobre mis acciones”, aseveró, y no se ha inscrito en ninguna universidad.

Caplan se disculpó con su familia, sus amigos y sus antiguos colegas en Willkie Farr. También pidió perdón a los “estudiantes de todo el mundo, que han sido aceptados en la universidad gracias a su propio esfuerzo”. “El remordimiento y la vergüenza que siento es más de lo que puedo transmitir”, confesó.

Más acuerdos

Los abogados de otro padre, Peter Jan Sartorio, comunicaron en un expediente judicial, el pasado miércoles, que el empresario de alimentos congelados se declarará culpable de los cargos enumerados en un nuevo documento que los fiscales presentarán antes de fin de mes.

Otros dos progenitores -Devin Sloane, ejecutivo de una compañía de sistemas de agua de Los Ángeles, y Jane Buckingham, experta en mercadotecnia- anticiparon en documentos judiciales que se están acercando a acuerdos similares con los fiscales.

Buckingham, autora del libro “The Modern Girl’s Guide to Sticky Situations” (guía para la niña moderna en situaciones difíciles), quería que su hijo asistiera a la USC. Su deseo era tan desesperado, alegan los fiscales, que recurrió a Singer, un consultor de admisiones universitarias, para elevar la puntuación ACT del muchacho.

Buckingham le pagó a Singer $50.000 para que su presunto cómplice e infalible examinador, un graduado de Harvard de 36 años llamado Mark Riddell, tomara la prueba de su hijo, explican los fiscales. Riddell aceptó declararse culpable de dos cargos de conspiración.

Según documentos judiciales, Buckingham también había discutido la participación de Riddell en el ACT de su hija, en octubre pasado.

Contra los cargos

Bill McGlashan, el ex socio gerente de TPG Growth, con sede en San Francisco, niega las acusaciones de que discutió un soborno de $200.000 con un administrador de atletismo para que su hijo ingresara en la USC.

Sus abogados argumentaron que su cliente difiere de los otros padres atrapados en el escándalo. McGlashan, quien se declaró inocente, afirma que pagó a Singer $50.000 por servicios legítimos de asesoramiento universitario para su hijo.

Las dos acusadas de más alto perfil, las actrices Lori Loughlin y Felicity Huffman, hasta ahora no han suscrito acuerdos. Ambas se presentaron en el tribunal federal de Boston la semana pasada.

Loughlin y su esposo, el diseñador de moda J. Mossimo Giannulli, están acusados de pagar a Singer $400.000 para que sus dos hijas fueran admitidas en la USC, en una estafa de reclutamiento por dotes atléticas. La pareja se mostró relajada en su comparecencia ante el tribunal, el pasado miércoles. En un momento dado, Loughlin se levantó de su asiento y se dirigió a los fiscales que la acusaron de un delito grave. Sonriendo, los saludó y les estrechó la mano, también firmó autógrafos para los fanáticos en el exterior de la corte.

Huffman se mostró más recatada. La actriz está acusada de pagar $15.000 para que Riddell, el supuesto cómplice de Singer, corrigiera las respuestas de su hija en el examen SAT. El actor William H. Macy, esposo de Huffman, no fue acusado en el caso, a pesar de los registros judiciales que muestran su supuesta participación en el plan.

Acusación del gran jurado

Amy y Gregory Colburn, una pareja de Palo Alto, fueron imputados por un gran jurado después de que las conversaciones de culpabilidad entre sus abogados y los fiscales se desmoronaran. El gran jurado le agregó a la pareja un cargo adicional por lavado de dinero.

Uno de sus abogados aseveró que los fiscales no estaban dispuestos a mostrarle al equipo legal de la pareja todas las pruebas que habían acumulado, e insistieron en que cualquier acuerdo exigiría que se declararan culpables de un delito grave. Los Colburn se opusieron a ello así que fueron rápidamente acusados.

En Boston, el pasado miércoles, ambos se declararon inocentes.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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