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Accionistas de Facebook están hartos de Zuckerberg

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A juzgar por la declaración de poder emitida por Facebook la semana pasada, antes de su reunión anual del 30 de mayo, los accionistas de la compañía están empezando a hartarse del liderazgo que ejerce el cofundador, presidente y CEO, Mark Zuckerberg.

Cuatro propuestas de accionistas en la votación para el poder, hacen un llamamiento a cortar la autoridad de Zuckerberg sobre la empresa. “Facebook funciona esencialmente como una dictadura”, observa la declaración de respaldo de una de las propuestas. “Los accionistas no pueden convocar a reuniones especiales y no tienen derecho a actuar por consentimiento escrito. Se requiere del voto de una super mayoría para enmendar ciertos estatutos. Nuestro directorio está sujeto a una estructura de gobierno obsoleta, que reduce la responsabilidad de la junta ante los accionistas”.

Una de las cuatro propuestas establecería un presidente independiente, en lugar de dejar los dos cargos -de presidente y CEO- en manos de Zuckerberg. Otra exigiría el voto de la mayoría para los directores, con lo cual no podrían escalar en sus posiciones a la junta directiva únicamente mediante la opinión de Zuckerberg. La tercera exigiría que todas las acciones, ya sean clase A o B, tengan derecho a un sólo voto. Una cuarta pide a la junta considerar “alternativas estratégicas”, incluida una fragmentación de la empresa.

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Mi predicción acerca de cómo resultará la votación es la siguiente: todas las propuestas serán derrotadas abrumadoramente.

Esto no requiere una bola de cristal para predecir el futuro, sino apenas un conocimiento práctico de aritmética. Mark Zuckerberg posee o controla el 88.1% de las acciones de clase B de Facebook, cada una con 10 votos en la reunión anual, es decir 3.98 mil millones de votos en general. Sólo hay 2.400 millones de acciones clase A, las únicas que los inversores ordinarios pueden comprar. Por lo tanto, cualquier propuesta que no le guste a Zuckerberg fracasará por un margen de casi 2-1, suponiendo que todos los inversores de clase A votaran del mismo modo, lo cual nunca sucede (Zuckerberg posee el 0.5% de las acciones de clase A).

Eso es lo que ha ocurrido con todas las propuestas anteriores similares, a estas. En sus declaraciones de oposición a las tres propuestas, Facebook observa que “nuestros accionistas” rechazaron el cambio de voto en cada una de las últimas cinco reuniones anuales, así como la división de los cargos de presidente/CEO, en la del año pasado.

Esta declaración es un modelo de cinismo corporativo, si pretende implicar que Zuckerberg es amado y admirado por toda la base de accionistas (tal como está), tan similar a que un dictador del Tercer Mundo afirme que sus ciudadanos lo adoran porque regularmente acumula mayorías del 90% el día de las elecciones.

Hay indicios de que a la mayoría de los accionistas externos les gustaría ver un cambio en la estructura de gestión. De acuerdo con la declaración de apoyo a la propuesta de dividir los cargos de presidente y CEO por parte de su patrocinador, Trillium Asset Management, una propuesta similar recibió el 51% de los votos, sin contar a los miembros de la junta y otras personas vinculadas, como Zuckerberg.

Sin embargo, Facebook rechaza todas las propuestas de gobierno abogando por un “no” en las cuatro. “Creemos que nuestra estructura de capital refleja el mejor interés de nuestros accionistas, y que nuestra actual estructura de gobierno corporativo es sólida y efectiva”, aseveró la compañía, en oposición a la propuesta de igualar los votos de las acciones. “La visión y el liderazgo de nuestro fundador y CEO, Mark Zuckerberg, nos han guiado desde los inicios”, agregó la empresa, con tono de oficiante en un servicio religioso.

Nada de esto, por supuesto, puede ser una sorpresa. El control indiscutible de Facebook por parte de Zuckerberg comenzó incluso antes de su oferta pública inicial, en 2012; su salida a la bolsa simplemente cimentó ese control en los estatutos. Como le remarqué a los inversionistas que lograron hacerse de algunas acciones durante esa oferta pública tan promocionada: “Felicitaciones. Ahora estás casado con Mark Zuckerberg”.

Eso les pareció un matrimonio ideal durante buena parte de los primeros años, pero es muy usual que incluso los matrimonios más celestiales se hagan trizas después de un tiempo. En la dirección de empresas, el problema suele ser el dinero (como en los matrimonios de la vida real). Las acciones de Facebook han devuelto constantemente un atractivo retorno económico a los accionistas, lo cual mantiene sus quejas al mínimo. Este año, las acciones ganaron alrededor del 33%. Pero también están cotizando a aproximadamente un 18% por debajo de su máximo de 52 semanas, algo que evidentemente hace preguntar a algunos accionistas si su inversión está en las mejores manos.

Para justificar la designación de un presidente independiente, Trillium enumera algunos errores que Zuckerberg supervisó durante su reinado monárquico. Por ejemplo, facilitar la injerencia rusa en las elecciones de EE.UU, permitir que Cambridge Analytica acceda a los datos personales de 87 millones de usuarios, posibilitar la proliferación de noticias falsas y la “propagación de la violencia en Myanmar, India y Sudán del Sur”, además de “permitir que los anunciantes excluyan a negros, hispanos y otras ‘afinidades étnicas’ de la vista de anuncios”.

Esa es sólo una lista parcial. La arrogancia de Zuckerberg, una consecuencia de su incuestionable posición, es palpable. Es responsable de la insensibilidad crónica de Facebook a las necesidades de privacidad de sus usuarios y del problema que la compañía ha tenido con la Comisión Federal de Comercio y los reguladores europeos.

El control a los caprichos de Zuckerberg son muy infrecuentes. Y quedó demostrado en 2016, cuando Facebook propuso crear una tercera clase de acciones, sin derecho a voto en absoluto. Zuckerberg fingió que esa idea había sido creada por la junta directiva para que él y su esposa pudieran regalar sus acciones de Facebook a la caridad sin perder control de votación, pero, por supuesto, la junta directiva es, efectivamente, él mismo.

El voto de los accionistas en la reunión anual de 2016 fue abrumadoramente a favor de Zuckerberg, pero finalmente abandonó el plan de todos modos, gracias a la reacción furiosa de los accionistas externos y una demanda de estos sobre el plan, que estaba a punto de pasar a juicio cuando el CEO se retiró.

Pero ese es un caso atípico. En casi todos los demás aspectos, la posición de Zuckerberg es la que gana. Uno puede admirar la persistencia de los accionistas que luchan todos los años para derrotarlo en la reunión anual, pero sus esfuerzos son una definición moderna de “quijotescos”. Por supuesto, lo sabían cuando compraron sus acciones, por lo tanto, ¿de qué se quejan ahora?.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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