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A un año del escándalo de Harvey Weinstein, #MeToo se convirtió en una batalla a ganar con la mente y el corazón

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No es en absoluto inusual que un director convoque al equipo al comienzo de la producción de una película y, tal como un entrenador antes de un gran juego, les dé una charla animada. Pero cuando Drew Goddard reunió al equipo responsable de su próximo thriller policial, “Bad Times at the Royale”, al comienzo de la producción -a principios de 2018 en Vancouver, Columbia Británica- también tenía un mensaje completamente diferente que ofrecerles.

“Fue muy importante reunir a todos y darles los contactos de a quién reportar cualquier hostigamiento o discriminación, y alentarlos a hablar si tenían algún problema”, relató Goddard a The Times. “Es importante establecer que nada de eso será aceptado. No sé si hubiera hecho algo así hace 10 años. Simplemente no sé si hubiera pensado en ello. Pero creo que todos estamos mirando a nuestro alrededor ahora y pensando: ¿Cómo podemos mejorar?”.

Un año después de las acusaciones de acoso y ataque sexual contra el magnate del cine Harvey Weinstein, las réplicas reverberan en toda la industria, desde platós cinematográficos hasta sesiones de casting, salas de redacción de televisión y salas de juntas ejecutivas.

A medida que el movimiento #MeToo cobraba fuerza, figuras tan poderosas como Kevin Spacey, Brett Ratner y el jefe de CBS, Les Moonves, fueron derribadas por acusaciones de acoso o abuso sexual. Las organizaciones de la industria, como el sindicato de artistas SAG-AFTRA, han establecido una línea directa para las víctimas. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas instituyó nuevos estándares de conducta para sus miembros y expulsó de sus filas a Weinstein, junto con Bill Cosby y Roman Polanski.

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Pero los efectos más significativos del escándalo de Weinstein pueden ser menos tangibles, y no se desarrollan en los comunicados de prensa o en los titulares, sino en los corazones y las mentes de las personas de la industria y en sus interacciones cotidianas en el lugar de trabajo.

“El cambio más grande para mí ha sido cultural; esos cambios son más difíciles de hacer que casi cualquier otra cosa”, dijo la abogada de entretenimiento Nina Shaw, miembro fundadora de Time’s Up, el grupo de defensa establecido a principios de 2018 para apoyar a las víctimas de acoso sexual y discriminación de género en Hollywood y más allá.

“No es exactamente donde debería estar, pero hay un sentimiento general ahora de que ciertas cosas simplemente no son aceptables y que cuando te encuentras en un sistema que se presta a estos abusos, puedes levantarte y decir algo, y con frecuencia serás apoyado”, añadió.

Aún así, incluso cuando algunos ven el comienzo de una nueva era más ilustrada en la industria del entretenimiento, otros señalan que queda mucho trabajo por hacer para abordar las intrincadas inequidades en los pagos, la contratación y las normas de comportamiento anticuadas. Otros temen que esté creciendo una reacción contra el movimiento #MeToo, que podría ralentizar -si no revertir- el impulso hacia el cambio.

Si bien es posible que no se denuncien con la vehemencia del presidente Trump -quien sugirió en un mitin esta semana que el movimiento #MeToo representa “una maldita situación triste”-, algunos conocedores de Hollywood se quejan en privado de que ciertas acusaciones arruinaron las carreras de alguna gente sin haber sido adecuadamente examinadas. Muchos de los principales ejecutivos de los estudios todavía se muestran reacios a hablar sobre el tema, más allá de las generalidades.

“Necesitamos entender que se trata de cambiar una estructura cultural completa; eso no sucede en un año”, aseveró Melissa Silverstein, fundadora y editora de Women and Hollywood, una organización sin fines de lucro que aboga por la paridad de género en el negocio del cine. “Esto es un largo recorrido. Hay personas que realmente quieren que las cosas sean como en los años 1950, y otras que no están dispuestas a ello. Así que estamos en un choque de fundamentos”.

Dicho esto, durante el 2017, varias prácticas de la industria que durante mucho tiempo se consideraron como la norma comenzaron a reexaminarse.

Ante la crítica de que no hicieron lo suficiente para proteger a los clientes de conductas depredadoras, los agentes han advertido cada vez más a los talentos de no asistir a reuniones en las casas privadas y las habitaciones de los hoteles, una práctica que estaba más ampliamente aceptada antes de que se publicaran los artículos sobre Weinstein en el New York Times y The New Yorker.

En abril pasado, SAG-AFTRA hizo un llamamiento a productores y ejecutivos para que se abstengan de solicitar reuniones en dichos espacios, que consideró como “lugares de alto riesgo”.

Los estudios son más prudentes a la hora de contratar directores y actores que pueden tener un pasado con altibajos, con la esperanza de evitar los embrollos en los que se encontró 20th Century Fox Film recientemente. El estudio cortó una escena de su película de gran presupuesto “The Predator” después de que Olivia Munn informara que uno de los actores, que tenía un papel menor, era un delincuente sexual registrado.

Los estudios también están examinando más de cerca las “cláusulas morales” en los contratos de los artistas, destinadas a frenar ciertos comportamientos como el acoso sexual.

“La gente está siendo más cuidadosa”, remarcó el abogado Bryan Sullivan, quien representó al actor Terry Crews en su caso por acoso sexual contra el agente de WME Adam Venit. “Si hay algún tipo de historias pasadas o acusaciones, los estudios tienden a hacer un seguimiento de ello ahora. Uno se abre a una posible responsabilidad por concretar esa contratación”.

Como parte de un acuerdo con Crews, WME acordó instituir una nueva política más rigurosa, que incluye alentar a los empleados de la agencia a reportar conductas inapropiadas, para abordar la conducta en el lugar de trabajo, detalló Sullivan, socio de la firma de abogados Early Sullivan Wright Gizer & McRae LLP .

“Mantener la atención pública en ello y, francamente, presentar demandas, es la única manera de responsabilizar a la industria”, expuso Sullivan.

Las empresas de entretenimiento aprovecharon el 2017 para reforzar sus sesiones obligatorias de capacitación sobre acoso sexual. La industria del cine y la televisión ha intentado hacer que las sesiones sean más relevantes, dividiendo a los empleados en grupos pequeños para considerar escenarios específicos.

“La gente está tratando de hacer que esas sesiones sean menos aburridas”, afirmó Janet Carol Norton, miembro de la junta, socia y codirectora de producción de televisión de la agencia de talentos ICM Partners. “Hay menos abogados con presentaciones en Powerpoint y más configuraciones de grupos pequeños que abordan casos específicos de comportamiento en el lugar de trabajo para evaluar si estos son o no apropiados”.

Un factor importante que contribuye a la cultura de hostigamiento, dicen algunos observadores, es la falta de paridad de género en todos los niveles de la industria -frente a la cámara, en posiciones rasas y en salas de juntas ejecutivas-. Las desigualdades tenaces persisten; según un estudio reciente de la Universidad Estatal de San Diego, solo ocho de las 100 películas de mayor recaudación de 2017 fueron dirigidas por mujeres.

Pero en la era del #MeToo, algunos han visto una mayor apertura en la industria hacia las historias dirigidas por mujeres y la contratación de realizadoras para películas de gran presupuesto.

A principios de septiembre, Chloé Zhao, directora de un filme independiente aclamado por la crítica pero poco visto, “The Rider”., fue elegida para dirigir la próxima película de superhéroes de Marvel Studios “The Eternals”., dando un salto típicamente reservado para los cineastas blancos como Colin Trevorrow (“Jurassic World”.) y Jon Watts (“Spider-Man: Homecoming”).

En una entrevista con The Times a principios de 2018, Zhao expresó una mezcla de gratitud y cautela sobre el creciente interés en las cineastas. “Soy muy cuidadosa a nivel personal respecto de a quién dejo entrar a mi mundo en un momento como éste”, confesó.

“Estas oportunidades son tentadoras cuando no las has tenido durante tanto tiempo. Pero, ¿esa persona se acerca a mí porque quiere trabajar con una cineasta minoritaria, o porque quiere trabajar con Chloé…? Creo que el día en que las mujeres sean tratadas igual como un grupo, pero también como individuos, es cuando finalmente ganaremos nuestra batalla”.

Pocas compañías han visto un cambio de imagen ejecutivo más dramático en el último año que Amazon Studios. En febrero, después de que el jefe del estudio, Roy Price, fuera despedido por denuncias de acoso sexual en su contra, una exejecutiva de NBC, Jennifer Salke, fue nombrada jefa de la división. En agosto, la compañía promovió a Julie Rapaport a codirectora del equipo de películas de Amazon.

Esta semana se conoció que Amazon Studios y Fox 21 TV Studios están desarrollando una nueva comedia de media hora, cocreada y protagonizada por Whitney Cummings, que se centrará en un grupo de administradores universitarios que intentan hacerse camino en medio del clima #MeToo.

A pesar del progreso, el ritmo del cambio ha dejado frustrados a algunos. “Los cambios reales ocurrirán cuando vea que la inclusión aumenta en los niveles más altos de varias compañías”, remarcó la abogada de entretenimiento Lori Landew, de Fox Rothschild. “Todo se está moviendo en una buena dirección, pero es lento, y eso es de esperarse”.

Para la productora y exejecutiva de estudios Amy Baer, quien recientemente fue elegida presidenta de la junta de Women in Film, es fácil señalar los films exitosos -como “Wonder Woman” de Patty Jenkins- para argumentar que se han logrado avances. Pero el progreso real solo puede ocurrir cuando los varones poderosos reconocen la necesidad de un cambio, resaltó.

“Los hombres tienen que estar unidos a las mujeres para que se logre cualquier paridad”, consideró Baer. LEste despertar es sobre el hecho de que todavía hay muchas cosas bajo la superficie, a pesar de los logros conseguidos. Muchos hombres dijeron: ‘Realmente no tenía idea’. Y ése es un primer paso para iniciar un diálogo”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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