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Una máquina que confecciona sacos personalizados en 90 minutos podría revolucionar la industria

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Con sus ordenados estantes de camisas de vestir, pantalones y suéteres, Ministry of Supply, ubicada en la calle Newbury Street, de Boston, luce muy similar a otras tiendas de ropa.

Excepto, claro, por la máquina de tejido 3-D, de 10 pies de largo, que se ubica junto al mostrador de salida, pesa tanto como un coche, está equipada con 4,000 agujas y puede fabricar un blazer personalizado en unos 90 minutos.

El proceso requiere poca participación humana. Luego de que un cliente selecciona los colores, puños y botones de la prenda, un empleado programa el dispositivo para que produzca una chaqueta según esas especificaciones.

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Puede sonar como una novedad, pero no lo es: se trata en cambio del símbolo de una innovación que se está apoderando del mundo de la confección y podría sacudir las raíces de esta industria.

Es un experimento de la idea de personalización en masa, en la cual las prendas se confeccionan según las preferencias y medidas de un individuo. También se aleja del modelo de venta estandarizado y de producción en masa, que dominó el comercio minorista durante más de un siglo.

La incursión de Ministry of Supply en este nuevo territorio se apoya en sus inicios, y la confección tridimensional es sólo una herramienta más que eventualmente podría utilizarse para crear prendas personalizadas en gran volumen.

Pero si éste y otros esfuerzos recientes tienen éxito, podrían desencadenar un cambio poderoso en el negocio de la moda, que transformaría radicalmente las cadenas de venta de larga data y los métodos de diseño que se emplean en la confección al día de hoy.

Incluso si una pequeña porción de los bienes de un minorista se fabricaran a demanda, esto podría recortar algunos de sus costos, ya que no habría riesgo de quedarse con el inventario que a los clientes no les gusta. También podría permitir a las marcas reaccionar sobre la marcha a las modas, un arma cada vez más poderosa en tiempos en que los medios sociales actúan como combustible de tendencias pasajeras. Sumado a ello, también podría ayudar a los minoristas a satisfacer las expectativas de los clientes que buscan productos únicos cada vez con más frecuencia, artículos boutique.

“Será un gran cambio” afirmó Lisa Chapman, profesora del Colegio de Textiles de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien estudia diseño y personalización en masa.

La bienvenida a los bienes personalizados en la ropa está tomando una variedad de formas. Adidas pronto abrirá su segunda Speedfactory, una instalación que espera eventualmente vender calzado deportivo personalizado con la forma y tamaño exactos de los pies de los compradores. La empresa start-up de moda masculina Indochino firmó una alianza estratégica con un fabricante de China que le permitirá ampliar la producción de sus trajes hechos a medida. Además, se informó que Amazon.com, que emerge como una fuerza de la industria de la confección, consiguió una patente para una máquina que fabrica prendas personalizadas (su fundador, Jeffrey Bezos, es dueño del Washington Post).

Ministry of Supply, una empresa joven que comenzó como una tienda de comercio electrónico y posee ahora nueve tiendas físicas -en Santa Mónica, San Francisco y Walnut Creek, California, entre otros sitios- posee actualmente una máquina de tejido tridimensional sólo en su sucursal de Boston, pero reconoció que posiblemente confeccione una cuarta parte o hasta un tercio de toda su mercancía mediante el tejido 3-D dentro de un par de años.

La máquina en Boston, creada por una compañía japonesa llamada Shima Seiki, teje el hilo directamente en la forma de una prenda completa. En otras palabras, no hay cortes y, por ende, tampoco costuras. Conocido como Wholegarment Mach2XS, el aparato cuesta cerca de $190,000 dólares. Shima Seiki cubrió el costo de la máquina para este experimento; Ministry of Supply absorbió el pago de su instalación y se ocupa del mantenimiento.

La empresa cobra $345 por un blazer confeccionado en la máquina tricotosa 3-D si éste es personalizado, o $285 si se compra de la estantería.

Gihan Amarasiriwardena, director de diseño de Ministry of Supply, afirmó que el proceso tiene ventajas clave. Por un lado, la falta de costuras, que son típicamente el sitio donde aparece el desgaste en las prendas. También, al confeccionar en forma de chaqueta, hay muy poca pérdida de tela, especialmente en comparación con la fabricación tradicional, en la cual no es extraño desperdiciar hasta un 30% de materia textil.

Además, hay un beneficio potencial para el comerciante. Los compradores gastan cada vez más dinero en lo que consideran experiencias únicas, y se sienten más curiosos acerca del origen de los bienes que adquieren. Al poner la tecnología justo frente a sus ojos, Ministry of Supply espera apuntar a esas preferencias.

“Estamos muy entusiasmados por exponer nuestro proceso creativo y dejar que los clientes lo vean”, manifestó Amarasiriwardena.

El proceso que los compradores atestiguan es en gran parte automatizado, y la máquina hace el trabajo que en una cadena de suministro tradicional sería efectuado por varias personas. “Parece que es una innovación de fabricación, pero en realidad afecta todo el negocio, de principio a fin”, agregó Aman Advani, jefe ejecutivo de Ministry of Supply.

Por un lado, el minorista debió adoptar un nuevo proceso de diseño para las prendas creadas de forma tridimensional. En lugar de dibujar nuevas piezas en papel, las construyen utilizando un software sobre un maniquí digital.

Y puesto que es ahora fabricante, ya no sólo vendedora, la tienda debe mantener suficiente hilado en la parte posterior del local como para confeccionar 50 o 60 chaquetas (cada una requiere cerca de una libra y media de tela). Sus empleados también deben aprender nuevas habilidades, tales como imaginar una prenda al nivel del hilado. Para ello pasaron una semana con Shima Seiki, aprendiendo a operar la compleja máquina y a hacer trabajos de mantenimiento, tales como cambiar las agujas.

“Cuando observamos a la competencia, hay diseño, fabricación y venta”, expuso Amarasiriwardena. “Tradicionalmente, nuestro personal de ventas se enfoca sólo en ello, pero para que esto funcione, en el futuro nuestro equipo debe ser capaz de atender los tres frentes”.

Sin embargo, la tecnología tiene sus límites. Aunque la máquina puede producir una chaqueta en aproximadamente una hora y media, hay más pasos involucrados antes de que Ministry of Supply la ponga en manos del comprador. La prenda debe pasar por una lavadora y secadora, para que el material se encoja al ajuste correcto; los botones y la etiqueta deben ser cosidos a mano por un trabajador de la tienda.

El minorista espera algún día poder confeccionar las prendas en el momento. Por ahora, los empleados indican a los clientes que su ropa estará lista en los siguientes tres a cinco días.

Problemas como estos hacen que Felipe Caro, profesor de UCLA, quien estudia operaciones y gestión de la tecnología, vea con escepticismo que la personalización masiva se vuelva omnipresente en el negocio minorista.

“Seguro, casi no hay mano de obra involucrada. ¿Pero cuántas prendas se pueden producir en una tarde?”, expuso Caro, quien trabajó anteriormente como estratega de cadena de suministro para el gigante Zara.

En otras palabras, en la personalización masiva, el minorista siempre trabaja en lotes de uno. Por lo tanto, incluso con los costos reducidos asociados a la menor mano de obra y la no obsolescencia, a Caro le cuesta ver cómo este modelo podría resultar efectivo en términos de costo-beneficio a gran escala.

No obstante, Chapman, de la Universidad de Carolina del Norte, señaló que hay muchos incentivos para que las empresas sigan intentando armar el rompecabezas. “Habrá más demanda de productos personalizados”, aseguró. “Y allí es donde estas tecnologías tienen el potencial de crear un impacto”.

De hecho, Ministry of Supply ve más vías para la experimentación. En el futuro, apunta a personalizar las medidas de los productos mediante la fabricación a demanda, particularmente en opciones como las camisas de vestir, donde los compradores suelen buscar por talla específica. El minorista también espera ofrecer más estilos y atributos estéticos para que los clientes elijan.

“Un poco en broma, aunque no tanto, mencionamos que sólo cubrimos el viaje de ida de esta máquina”, afirmó Advani. “Así que, apuntamos a que esto sea el futuro”.

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