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Condenan a pena de muerte a individuo que contrató a sicario para matar a su esposa en 1992

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Incluso ahora, casi un cuarto de siglo después del asesinato, Martha Guzmán aún se obsesiona con los últimos segundos de vida de su hermana menor. ¿Cómo se sintió antes de que la bala entrara en mitad de sus ojos, mientras estaba sentada en su auto? ¿Aterrada, engañada, atrapada? “Lo repaso una y otra vez en mi mente”, dice, mordiéndose el labio para ahogar las lágrimas.

En 1992, su hermana, Vicki Ghonim, tenía 17 años y era la reciente mamá de un niño de seis meses que estaba en el asiento trasero, detrás de ella, cuando un tirador le disparó en un estacionamiento de Creek Park, en La Mirada. Los fiscales afirman que el sicario había sido contratado por el marido de Vicki, Morrad, quien pagó para que parezca un robo violento.

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En una audiencia judicial realizada este lunes, antes de que el juez sentencie a Morrad Ghonim a cadena perpetua sin libertad condicional, Guzmán caminó hacia el atril para dirigirse a su antiguo cuñado. “Morrad, eres un cobarde y un monstruo”, le dijo. “Deliberadamente pusiste a tu hijo en peligro para hacer creíble tu historia”. El hombre no la miró, pero tragó con dificultad. “Ahora sabemos la verdad, y hallaremos algo de paz en eso”, continuó Guzmán. “Finalmente te harán responsable por esto”.

Ghonim, de 43 años, había dicho en ese momento que el tiroteo había ocurrido después de que su esposa intercambiara unas palabras con un grupo de personas que, él creía, eran miembros de pandillas, quienes le habían dicho groserías. El tirador -o los tiradores-, relató, se habían escondido detrás de arbustos, por eso nunca pudo ver quién había atacado a su esposa.

El caso permaneció sin resolver durante años hasta que las pruebas de ADN en la ropa recuperado de la escena encontraron una coincidencia genética con un recluso condenado por robo, León Martínez. Inicialmente, Martínez le dijo a las autoridades que un amigo fallecido había sido el tirador, pero eventualmente confesó haber disparado a Vicki y afirmó que el marido de ésta lo había contratado para matarla. En el juicio del mes pasado, Martínez testificó que Ghonim le había pagado $20,000.

Durante la audiencia del lunes en Norwalk, Ghonim -quien se había mudado a Antigua y se casó con su tercera esposa, una reina de belleza, antes de ser arrestado por este caso- se dirigió al juez. Habló enfáticamente e hizo gestos con sus manos, como si fuera él mismo un abogado, y exigió una continuación para tener más tiempo de probar su inocencia. “No hice nada”, aseguró. “Yo la amaba”.

Ghonim declaró que no conocía a Martínez y le recordó al juez que, al momento del asesinato, él tenía 19 años de edad y trabajaba en Little Caesars Pizza. Cómo podría haber reunido tanto dinero para contratar a un asesino, preguntó al magistrado.

Ghonim también acusó a un detective que lo investigó de manipular a la familia de Vicki y ponerla en su contra. “La familia me quería tanto”, expresó, dirigiéndose a la audiencia, donde la madre y el padre de la fallecida lloraban silenciosamente.

En un momento, sus manos comenzaron a temblar y su voz se quebró. El juez de la corte superior John A. Torribio le pidió que tomara asiento y se comportara, antes de negar su pedido de una continuación del proceso.

El abogado de Ghonim, Alan Eisner, pidió al magistrado que considerase la falta de antecedentes penales de su cliente como un atenuante en la decisión. Según un informe de libertad condicional, lo único que Ghonim tenía en su expediente antes de esta condena por asesinato era un delito menor vinculado al robo de un auto, por el cual había sido condenado a tres años en libertad condicional. Sin embargo, el oficial de libertad condicional escribió en el informe, el espantoso homicidio habla por sí mismo. “Su plan de ejecutar a su esposa”, escribió, “muestra su comportamiento atroz e insensible, y muestra que no valora la vida”.

Mientras el juez leía la sentencia, Ghonim apoyó su frente en sus manos y tapó sus oídos con ambos pulgares. Suspiró dos veces.

Martínez, de 43 años, quien fue condenado el año pasado por el asesinato de Vicki, accedió a dar pruebas contra Ghonim a cambio de una sentencia de 28 años en prisión en lugar de la posible condena perpetua.

Durante el juicio de Ghonim, Martínez testificó que éste le había pedido que asesinara a su mujer el primer día que se conocieron, a través de un amigo. Martínez relató que accedió a hacerlo, y que ambos acordaron el precio. También testificó que estaba muy drogado con cocaína en la noche del asesinato, pero recordaba caminar hasta la ventanilla, sacar la pistola de su bolsillo y disparar a la cabeza de Vicki desde unos pies de distancia.

Mientras Vicki le rogaba que no le hiciera daño a su bebé, Martínez dijo que disparó una y otra vez, hasta que finalmente le disparó a los ojos. Martínez testificó que Ghonim le entregó un sobre con dinero en efectivo, por sobre el cuerpo desplomado de su esposa.

La defensa atacó la credibilidad de Martínez, señalando que había cambiado algunos detalles mientras estaba en el banquillo de los testigos. En entrevistas previas y otras presentaciones en la corte, Martínez había dicho que la suma pagada por Ghonim era mucho menor -una vez dijo $500, otra $10,000-. Cuando la defensa lo desafió por ello, Martínez dijo: “Mi memoria no es buena, en absoluto”.

El jurado condenó a Ghonim por homicidio en primer grado. El lunes, éste recordó al juez algunas de las inconsistencias del tirador y dijo que Martínez “ni siquiera puede sostener sus propias mentiras”.

Después de la audiencia, Eisner declaró que espera que su cliente sea reivindicado durante el proceso de apelaciones.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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