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Sí, un Club de Satán podría llegar a la escuela de su hijo pronto

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Lilith Starr, una abogada del diablo en todo sentido, se apura para el comienzo de su Club de Satanás, una actividad que realizan después de la escuela.

Como fundadora del Templo Satánico de Seattle, tiene la presión de la sede satánica nacional -con sede en Salem, Massachussets, donde ocurrieron los antiguos juicios a las brujas- para lanzar un contraataque contra el cristianismo de las escuelas primarias mediante la apertura de un Club de Satanás.

“Creo que mucha gente tiene la mala interpretación de que somos una especie de grupo de duendes”, señaló Starr, de 44 años de edad; una graduada de Harvard que a veces se viste con ropas de iglesia y, cuando las circunstancias lo exigen, pinta sus labios y parte de su frente de negro. “Pero en realidad somos una religión seria, con nuestra propia narrativa compartida, cultura, símbolos, códigos de ética -nuestros Siete Principios- y un culto en forma de activismo”.

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El movimiento nacional intenta establecer una docena de Clubes de Satán para después de la escuela en todo el país. Las sedes locales han pedido espacio en escuelas públicas de ciudades como Atlanta, Detroit, Washington, Portland, Ore., Tacoma, Wash., Salt Lake City, Tucson y Los Ángeles.

Los clubes buscan la aprobación del distrito escolar, y sus representantes en Atlanta afirman que esperan tener su primera reunión para Halloween.

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) parece ser el único que ha rechazado de plano la actividad. En respuesta a una consulta realizada este lunes por Los Angeles Times, el distrito emitió un comunicado donde remarcaba que el club propuesto para Chase Elementary School, en panorama City, “no cumple con el requisito mínimo de la aprobación de la escuela y, por ende, no se ofrecerá”.

Ese rechazo podría llevar a un reto legal. Los cristianos podrán contar con el apoyo del Cielo, pero los satanistas quizás logran el respaldo del Tribunal Supremo de los EE.UU.

Una sentencia de 2001 de la Corte Suprema en un caso civil interpuesto por la Child Evangelism Fellowship de Missouri sostuvo que cuando un gobierno opera “un foro público limitado”, tales como los clubes para después de clases, no puede discriminar contra el contenido de éstos.

La victoria permitió a los clubes hacer proselitismo en aulas públicas después de clases. También abrió las puertas de las escuelas para que estudiantes de cualquier fe religiosa, o ateos, sean instruidos en cuestiones del satanismo.

Quince años después, mientras que el Good News Club (Club de la Buena Nuevai), de base cristiana se ha expandido a cientos de escuelas en el país, los satanistas comienzan a responder. Mientras que los Good News Clubs consisten en clases de la Biblia y cuestiones de fe para los niños, el Club de Satán tiene la intención de predicar la evolución científica de la humanidad en vez de describirla como “las supersticiones” de la religión organizada.

“Creemos firmemente en la pluralidad religiosa y luchamos por la igualdad de representación de todas las religiones”, afirmó Starr. “Siempre que la religión entre en la esfera pública, como el Good News Club en las escuelas públicas, accionamos para asegurar que haya más de una voz representada. Esa es nuestra intención con el Club de Satán extracurricular”.

El sitio web de Satanic Temple sostiene que el grupo no cree en un “Satán personal” ni aboga por el mal, aunque abraza la blasfemia como una forma legítima de expresión.

El templo de Starr había previsto inicialmente abrir su primer club en una escuela primaria de Mount Vernon, al norte de Seattle. El abogado de la Junta Escolar sostuvo que el distrito no tuvo más remedio que aprobar la solicitud debido a los fallos de los tribunales.

Pero con el espacio disponible allí hasta abril, señaló Starr, el templo ahora apunta a Point Defiance Elementary, en Tacoma, donde los satanistas podrían comenzar a competir antes con el Good News Club. Un vocero del distrito escolar confirmó que se había hecho la solicitud formal, pero que la Junta Escolar aún debe expedirse.

“Creemos que [los clubes satánicos] son especialmente importantes cuando los clubes religiosos se enfocan en niños de entre 5 y 12 años de edad”, sostuvo Starr, “porque en esa edad puede ser difícil para los chicos distinguir entre educadores oficiales y los maestros proselitistas que llegan a ellos en los clubes extracurriculares”.

Starr, cuya autobiografía se llama “The Happy Satanist” (El satanista feliz), tiene un título en inglés de la Universidad de Harvard y es periodista, graduada en Stanford. La mujer confiesa en una biografía online que ha luchado contra la depresión, hasta “eventualmente perder su matrimonio, su hogar, su trabajo y a sus amigos debido a una adicción fuera de control al óxido nitroso”, conocido popularmente como el ‘gas de la risa’.

Starr volvió a casarse y descubrió el satanismo al leer la ‘Biblia Satánica’ de su esposo. Más tarde, inició el templo en Seattle, en 2014. El grupo, que ahora cuenta con 78 miembros, se encuentra cada dos semanas en bibliotecas, una librería de ocultismo y otros sitios, y siempre cierran las sesiones con una invocación llamada “Hail Satán”.

Entre las iniciativas de promoción realizadas por la organización, hubo una aparición en un juego de fútbol americano en Puget Sound, Bremerton. Vestidos con túnicas negras, los satanistas se arremolinaron en un contrapunto con el entrenador asistente del equipo de preparatoria, Joe Kennedy, a quien le gustaba poner de rodillas a sus jugadores para decir una oración en la línea de las 50 yardas después del partido.

Aunque gran parte de la comunidad lo apoyó -tal como hizo Donald Trump en una de sus apariciones de campaña- la Junta Escolar terminó despidiendo a Kennedy por negarse a detener su práctica, aunque él ha llevado la disputa hasta un tribunal federal.

Durante un reciente discurso proferido ante la Seattle Skeptics Society (Sociedad de Escépticos de Seattle), Starr señaló que ese tipo de publicidad ayuda a la lucha del templo contra “la extralimitación religiosa que está fuera de control en este momento, en todo el país”. También describió los Siete Principios del grupo, incluyendo la creencia de que “las libertades de los demás deben respetarse, entre ellas la libertad de ofender”. Los escépticos aplaudieron vivamente.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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