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Tacos al final del ayuno: vecinos musulmanes y latinos unieron sus culturas durante el Ramadán

(Video by Brian van der Brug / Los Angeles Times)

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Los activistas Rida Hamida y Ben Vázquez, del condado de Orange, querían hallar la forma de promover la unidad entre las comunidades musulmana y latina de la región. Después de un tiempo, pensaron en una idea novedosa.

Después del ayuno diario -parte del sagrado mes de Ramadán-, decenas de musulmanes se unieron a sus vecinos latinos el sábado por la noche en el estacionamiento del nuevo Centro Islámico de Santa Ana, para formar parte del evento inaugural de la campaña ‘Taco Trucks at Every Moske’ (o Camiones de tacos en cada mezquita).

Para los organizadores, se trata de desmitificar el islam a través del intercambio de alimentos, y unir a dos grupos étnicos que se enfrentan a una creciente discriminación en la era Trump. Así, invitaron a los miembros de la comunidad a sentarse juntos después de la puesta de sol y compartir una comida llamada iftar, el primer alimento que se toma después del ayuno.

“Es el momento perfecto. El propósito de este mes es la caridad, cultivar nuestro carácter y nuestra vida interior, y nutrir nuestra alma a través del servicio. ¿Qué mejor manera de hacerlo que aprendiendo unos de otros?”, preguntó la coordinadora Hamida, cuyo objetivo es organizar eventos con camiones que sirvan tacos en cada mezquita en el condado de Orange. Más de 400 personas se dieron cita en la primera noche.

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Recaudar fondos para pagar por estas delicias es la respuesta de Hamida a una declaración que escuchó repetidas veces de boca de Marco Gutiérrez, fundador de Latinos for Trump, quien el año pasado advirtió que la cultura estadounidense pronto sería invadida por la cultura latina, gracias a los tacos. “Habrá camiones de tacos en cada esquina”, afirmó Gutiérrez.

Hamida y Vázquez, maestro de historia y residente de Santa Ana, idearon el primer evento conjunto del Ramadán después de la elección del presidente Trump para resaltar la fe, mientras intentan ayudar a detener los crímenes de odio y ataques antimusulmanes.

Mientras disfrutaba de unos tacos de carne asada el sábado por la noche, Michael Abdul, residente de Santa Ana y nacido en Perú, afirmó comprender el simbolismo. “No se puede responder al odio con más odio”, expresó el vendedor de ropa. “Lo que averigüé es que esta religión no sólo une a los musulmanes, sino a todos que tengan misericordia y sean capaces de perdonar a la gente”.

Incluso participantes jóvenes, como Idrees Alomari, de 13 años de edad, se mostraron animados por el evento del sábado. Para Alomari, es una buena forma de mostrar cómo las personas pueden apreciar sus diferencias y similitudes, pese a que “otros chicos a veces no entienden mi religión”, afirmó. “Ojalá escucharían más en lugar de exaltarse acerca de lo que creen está bien o mal”, deseó el joven, quien es musulmán, de origen yemení y mexicano.

Hamida, una madre musulmana y activista comunitaria de Anaheim, aconsejó paciencia y determinación. “Estamos construyendo puentes, un camión de tacos a la vez”, manifestó.

Otros también se hicieron eco de su sentir. “Requiere energía y compasión vivir entre culturas”, aseguró Claudia Pérez, de 24 años, quien estudia sociología en UC Irvine. “Y estoy aquí porque nuestra comunidad musulmana parece invisible”.

Pérez despertó a las 10 a.m. el sábado, para comenzar un ayuno diurno, que terminó justo cuando ella y sus amigos aguardaron en fila frente al camión de tacos, a las 8:45 p.m. “Creo que es una experiencia hermosa, que todo el mundo debería probar”, afirmó.

“Desde la entrada del estacionamiento hasta el interior, todo el mundo nos ha dicho: ‘Bienvenidos, bienvenidos; estamos tan contentos de tenerlos aquí’”, narró Dulce Saavedra, de 24 años, amiga de Pérez y organizadora juvenil de Resilience OC, una organización sin fines de lucro creada mediante la fusión de Santa Ana Boys and Men of Color y Raíz, un grupo que trabaja por la unión entre las agencias del orden y los inmigrantes.

Resilience OC se unió con Hamida y Vázquez para el evento, que pronto se extenderá a mezquitas de Anaheim, Garden Grove, Irvine y Mission Viejo. También hay pedidos de Altadena y Pasadena, remarcó Hamida.

Vázquez, frotando su vientre después de ayunar desde las 4:50 a.m. ese sábado, afirmó: “Nosotros tenemos un dicho: ‘la cultura cura’. No hay nada mejor que dos bandos que se unen para curar los malos pensamientos de unos contra otros”. El activista describió la noche como “un acto de solidaridad. Recordemos estos momentos”.

Issa Edah-Tally, coordinador del evento de Ramadán para el Centro Islámico, expresó que junto con su equipo dedicaron incontables horas para asegurarse de que su nuevo edificio, de 6,000 pies cuadrados y ubicado sobre 1st Street, en Santa Ana, “estuviera limpio para recibir a nuestros invitados”.

Cerca de 600 familias forman la congregación, donde los miembros son en su mayoría cham, con raíces en comunidades musulmanas florecientes en Camboya y Vietnam. “Seremos buenos vecinos”, prometió, “a medida que nos integremos al vecindario y abramos los brazos al descubrimiento”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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