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El muro fronterizo sólo puede construirse gradualmente, dijo el secretario de seguridad nacional

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El principal funcionario de Seguridad Nacional del país se mostró este martes como un administrador de la visión del presidente Trump acerca de la seguridad fronteriza, al establecer formas para realizar algunas de sus más grandilocuentes propuestas de campaña.

En su primera aparición en el Capitolio, el secretario de seguridad nacional John F. Kelly describió planes más graduales para salvaguardar la frontera, que el “gran y hermoso muro” que Trump promocionó con creces.

Su agencia, remarcó Kelly, construiría primero secciones de muros y cercas donde los agentes fronterizos vean una necesidad inmediata, y llenará las brechas con sensores terrenales, dirigibles de vigilancia y otras tecnologías que ayuden a detectar posibles cruces fronterizos ilegales.

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Opponents of President Trump’s executive order on refugees and immigration began rallying in front of Tom Bradley International Terminal around 11 a.m. They were joined about an hour later by a smaller group of travel ban supporters who stationed th

El funcionario enfatizó también que el gobierno vive en “un mundo de tiempos y recursos finitos”. “No seremos capaces de construir un muro en todas partes al mismo tiempo”, aseguró Kelly al Comité de Seguridad Nacional de la Cámara, y agregó que los agentes de la Patrulla Fronteriza preferían vallados -que les permitan ver- en lugar de una pared sólida.

Pero Kelly también dijo que se estaban considerando más medidas para el “control extremo” de los viajeros. El Departamento de Seguridad Nacional podría exigir a algunos solicitantes de visas las contraseñas de sus cuentas de redes sociales antes de volar a los EE.UU. “Si no quieren cooperar, no vendrán al país”, dijo.

En tres horas de declaraciones, Kelly dio detalles sobre varios objetivos de seguridad que Trump ha establecido en términos generales. Y, como un soldado encargado de cumplir órdenes, Kelly, un general retirado de la Marina, cargó con la culpa por el desordenado despliegue del decreto que bloqueó temporalmente la entrada de refugiados y de viajeros de siete países predominantemente musulmanes, aún cuando prácticamente no tuvo participación en esa orden.

“La idea era concretar el decreto rápidamente, para que las personas que potencialmente podían venir a hacernos daño, no tuvieran tiempo de abordar un avión”, expresó Kelly.

En retrospectiva, “debería haberla demorado un poco, para preparar a los legisladores y a la opinión pública para los cambios que se avecinaban”, reconoció. La confusión que rodeó su implementación “fue culpa mía”, afirmó, colocándose en la incómoda posición de disculparse por la ejecución de una directiva que desconoció hasta una semana antes de su emisión, y que nadie le informó que sería puesta en marcha hasta el día antes de ser firmada por el presidente.

La redacción de la orden de Trump se limitó principalmente a un puñado de asesores de la Casa Blanca, que incluyó a Stephen K. Bannon y Stephen Miller, y a abogados de la agencia. Los legisladores de ambos partidos condenaron a la Casa Blanca por su implementación.

Funcionarios de la Casa Blanca que dirigieron el despliegue del decreto deberían “haber comparecido ante el comité para responder por este fiasco” en lugar de Kelly, manifestó el representante Bennie Thompson, de Mississippi, el principal demócrata en el panel.

Incluso, el presidente del comité, Michael McCaul (R-Texas), quien aconsejó a Trump sobre las restricciones de viajes durante la transición y defendió la decisión presidencial de implementarlas, criticó cómo la directiva fue puesta en práctica. “La implementación del decreto ha sido problemática. Causó confusión aquí en el Congreso, en el país y el mundo”, aseveró.

Las autoridades de Seguridad Nacional fueron obligadas en las horas posteriores a la firma del decreto a emitir instrucciones a los agentes fronterizos. En medio de la incertidumbre, algunos oficiales bloquearon la entrada a residentes permanentes.

Kelly defendió el trabajo de su departamento e insistió en que los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza no tuvieron la culpa del caos que se desató en los aeropuertos, argumentando que la agitación no fue en las filas de inmigración sino en los corredores de llegadas, colmados de manifestantes y familiares de viajeros bloqueados.

Defensores de los derechos civiles y demócratas han criticado el decreto presidencial y señalaron que se enfoca injustamente en los musulmanes. Una demanda que intenta anular la prohibición de ingreso parece estar en vía rápida hacia la Corte Suprema. Los jueces la la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de los EE.UU. con sede en san Francisco escucharon los argumentos este martes.

Viajeros de los países que son objeto de la prohibición temporal de Trump -Irak, Siria, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen- se apresuraron a abordar vuelos a los EE.UU. durante lo que podría ser una breve ventana para entrar al país.

McCaul está convencido de que la orden no apunta contra un grupo religioso. “Esto no es una prohibición a los musulmanes, e incluso el indicio de que lo sea podría alienar a nuestros aliados, y envalentonar a los terroristas”, afirmó.

Sin embargo, la administración también busca formas de intensificar los controles de antecedentes de ciudadanos de siete países antes de viajar, como la exigencia de presentar las contraseñas de las redes sociales, precisó Kelly. La mayoría de esas naciones tienen fuerzas policiales poco fiables o carecen de sistemas de identidad para ayudar a confirmar que los viajeros son quienes dicen ser, aseveró el funcionario. “Es muy difícil investigar a estas personas en sus países”, agregó.

La orden de Trump, firmada el 27 de enero pasado, también exigió que el Departamento de Seguridad Nacional le entregara una lista dentro de los 30 días, de otros países que no proporcionan información adecuada a los oficiales fronterizos, pero la agencia no trabajará en ello hasta que la corte se expida.

“No hay una lista adicional”, afirmó después de la audiencia Kelly, quien además expuso ante los legisladores la larga línea de tiempo necesaria para la construcción de un muro. Los costos se estiman entre los $12,000 y los $38,000 millones de dólares.

Haciendo eco de las quejas de la Casa Blanca, Kelly negó firmemente un informe del Washington Post que señalaba que Bannon le había pedido mantener la suspensión del ingreso al país de los residentes temporales. “Cada párrafo, cada oración… es errónea”, expresó. “Es un artículo de fantasía”.

La representante Kathleen Rice (D-N.Y.) preguntó si Kelly tenía inquietudes sobre los consejeros políticos que lo presionan a actuar.

“Yo trabajo para un hombre: Donald Trump”, afirmó. “Él me ha dicho una cosa: ‘Asegura la frontera’”.

Traducción: Valeria Agis

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