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Los casos contra miembros del sheriff en corte habían sido ganados hasta que enjuiciaron al exjefe

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El equipo de fiscales federales estaba en una racha ganadora.

Durante casi cinco años, la sección de corrupción pública y derechos civiles de la fiscalía de los Estados Unidos había estado ganando casos contra un grupo de oficiales del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles (LASD), acusados de obstruir una investigación federal sobre las denuncias de abuso de presos en las cárceles del condado.

Los fiscales avanzaron hasta llegar a los altos mandos. Pero cuando se llegó al más grande y último objetivo -el exsheriff Lee Baca- la serie de victorias del gobierno llegó a su fin.

El juicio fue declarado anulado el jueves pasado después de que los jurados votaran 11 a 1 a favor de la condena de Baca de conspiración y obstrucción de los cargos de justicia. Esta decisión simplemente confirmó lo que los fiscales sabían desde antes de iniciar el juicio: Declarar culpable a Baca sería mucho más difícil que al resto de los acusados.

Al final, la fiscalía convenció a todos los jurados excepto a uno, de que Baca había participado con una intención maliciosa y había desempeñado un papel directo en la conspiración para interferir con las autoridades federales.

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“Siempre es un desafío investigar casos como estos, en donde el gobierno trata de responsabilizar criminalmente a un servidor público en los más altos niveles de la ley”, dijo Miriam Krinsky, un ex fiscal federal que dirigió una comisión sobre la violencia en la cárcel y que ha seguido de cerca el juicio. “El procesamiento de una figura icónica y respetada como Lee Baca fue particularmente difícil”.

El propio gobierno reconoció las debilidades del caso en los documentos judiciales relacionados al acuerdo que Baca y los fiscales hicieron a principios de este año.

En junio, el asistente de Estados Unidos. Brandon Fox, el fiscal principal en los casos de obstrucción, presentó una nota explicando por qué el juez debería aprobar el acuerdo. Según los términos acordados, Baca se declararía culpable de un cargo menor por hacer una declaración falsa a los investigadores federales a cambio de recibir solo seis meses de prisión.

El tiempo propuesto detrás de las rejas fue significativamente menor que las sentencias que el juez de distrito Percy Anderson había dado a los acusados en los otros casos de obstrucción. Fox trató de convencer a Anderson de que el castigo relativamente pequeño se justificaba porque la evidencia contra Baca era débil.

“Mientras estaba en la cima de la organización, la evidencia no muestra que él --Baca-- estaba tan involucrado ... como sus subordinados”, escribió Fox, quien declinó ser entrevistado para este artículo.

En su nota, el experimentado fiscal pasó por los diversos aspectos del plan de obstrucción, que incluía ocultar a los agentes del FBI a un preso que estaba trabajando como su informante, manipulación de testigos e intimidación al agente principal en el caso.

Para cada uno de ellos, Fox escribió: “La investigación no ha revelado evidencia de que el acusado –Baca- sabía exactamente lo que pasaba”. Por el contrario, los fiscales habían logrado ganar una condena contra el principal asistente de Baca, el subsistente Paul Tanaka, gracias a una gran cantidad de correos electrónicos, llamadas telefónicas y otras pruebas que demostraron que Tanaka había dirigido el grupo que llevó a cabo el supuesto esquema.

Anderson finalmente rechazó el acuerdo con Baca, diciendo que era demasiado ligero y agregó que con el juez se iba a pronunciar una sentencia más rígida. Baca optó por jugársela.

En el juicio, el gobierno presentó a Baca con una imagen más dura.

En ausencia de pruebas claras de la participación directa del exsheriff en el plan para frustrar la investigación, Fox y su equipo construyeron un caso más circunstancial en el que Baca había ayudado a diseñar el plan, pero Tanaka lo supervisaba.

La profesora de la universidad de Loyola, Laurie Levenson, ex fiscal federal, comentó esencialmente que –Baca- debió tener la intención de hacerlo –el plan- ya que no lo trato de detenerlo.

A pesar de las afirmaciones de Fox al jurado de que Baca era “el centro” de la conspiración y su representación del exsheriff como un líder territorial vengativo, fue un duro golpe contra un reconocido sheriff, añadió Levenson.
Fue una gran argumento, pero es difícil probar cuando Baca no está tan directamente involucrado, dijo Levenson.

La mayoría de los subordinados del sheriff condenados por obstrucción todavía estaban buscando apelaciones cuando los fiscales comenzaron a presentar su caso contra Baca, dejando al gobierno con pocos testigos dispuestos a testificar sobre sus interacciones con el sheriff durante las seis semanas de 2011, cuando el supuesto plan se llevó a cabo.

Fox decidió no llamar a un posible testigo, el excapitán William “Tom” Carey, que ya se había declarado culpable de hacer declaraciones falsas al gran jurado en el caso.

En cambio, los fiscales confiaron en testigos menos involucrados en el caso, entre ellos un exreportero de L.A. Times, quien argumentó que Baca le dijo que ordenó a dos sargentos que visitaran la casa del principal agente del FBI en la investigación de derechos civiles. Los sargentos se enfrentaron al agente y le informaron falsamente que tenían una orden de arresto...

Los fiscales alegaron que el objetivo de la visita era un intento de intimidar al agente y conseguir que el FBI retrocediera. Un ex abogado de Estados Unidos, ahora juez federal, recordó las llamadas telefónicas y las reuniones con Baca en las que dijo que el entonces sheriff estaba enojado y parecía estar al corriente de la evolución del caso.

Otros dos sheriffs que habían sido declarados culpables de participar en la conspiración dijeron a los miembros del jurado que, si bien tenían poco o ningún contacto con Baca, se les dejó claro que las órdenes llegaban desde arriba.

Uno dijo que vio a un supervisor nervioso entrar en la oficina de Baca para notificarle que los oficiales habían permitido por error, a los agentes del FBI reunirse con el preso que trabajaba como informante federal.

Pero el jefe de jurado William Neal dijo en una entrevista con Los Angeles Times después del juicio que él y otros jurados no estaban convencidos.

El panel había comenzado las deliberaciones sobre la culpabilidad de Baca, pero durante más de tres días de conversaciones, todos menos uno de los miembros del jurado llegaron al consenso de que los fiscales no habían conectado al sheriff retirado a las acciones en el caso.

“Ese fue uno de los puntos principales, al menos para mí y la mayoría de nosotros, de que no había suficiente evidencia concreta de que Baca se relacionara con ella”, dijo. “Ahí es donde entró en juego la duda”.
Sin embargo, el único jurado que se mantuvo y no cambió su decisión parecía inflexible, añadió Neal.

“Él estuvo de acuerdo en que mucha de la evidencia era circunstancial, pero en forma general, demostró que él era, en su mente, culpable. No sentía que pudiera cambiar su postura “, agregó.

La fiscalía de los EE.UU., ahora debe decidir si intentará de nuevo enjuiciar a Baca. No obstante, el sheriff, ya retirado, también podría enfrentar un juicio por separado sobre la acusación por la que había accedido a declararse culpable por hacer declaraciones falsas a las autoridades federales.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

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