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Un tribunal dispuso que la ley de inmigración no puede discriminar a los alcohólicos

Una opinión escrita por el juez del Noveno Circuito de los EE.UU. Stephen Reinhardt revocó una porción de una ley inmigratoria de 50 años de antigüedad, que equiparaba el alcoholismo crónico con la falta de moral, y lo convertía en motivo de deportación.

Una opinión escrita por el juez del Noveno Circuito de los EE.UU. Stephen Reinhardt revocó una porción de una ley inmigratoria de 50 años de antigüedad, que equiparaba el alcoholismo crónico con la falta de moral, y lo convertía en motivo de deportación.

(Eric Risberg / Associated Press)
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Una corte federal de apelaciones revocó este jueves parte de una ley de inmigración que hacía difícil, si no imposible, para un alcohólico luchar contra su deportación.

En una decisión dividida 2-1, un panel de tres jueces del Noveno Circuito de la Corte de Apelaciones afirmó que la ley, de más de 50 años de antigüedad, equiparaba ilegalmente el alcoholismo con una moral pobre.

“¿Es racional para el gobierno que la gente con alcoholismo crónico sea inmoral sólo a causa de su enfermedad?”, escribió el juez Stephen Reinhardt, designado por Carter, por la mayoría. “La respuesta es no”.

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La mayoría de la corte señaló que el alcoholismo ha sido reconocido hace tiempo como una discapacidad de salud. “Una ley que apunta a aquellos que habitualmente beben alcohol de forma excesiva es, en efecto, una norma que apunta a quienes sufren de alcoholismo”, escribió.

La ley federal de inmigración permite al fiscal general cancelar la deportación de un no ciudadano, o permitir que la persona se retire voluntariamente si se trata de alguien de buen carácter moral.

Entre aquellos que la ley considera como ‘inmorales’ se encuentran los inmigrantes que participaron de genocidios o torturas, quienes han sido condenados por un delito grave o por delitos de juego de azar, y los bebedores habituales.

Salomon Ledezma-Cosino, un ciudadano mexicano que ingresó en los EE.UU. en 1997, fue considerado un “bebedor habitual”. Los registros médicos muestran que el hombre bebió un promedio de un litro de tequila al día, durante 10 años. Él fue diagnosticado con hepatitis alcohólica aguda, cirrosis descompensada del hígado y alcoholismo, informó la corte, y tuvo al menos una condena por conducir bajo influencia del alcohol.

Ledezma-Cosino también tiene ocho hijos –cinco de ellos son ciudadanos estadounidenses- y mantuvo siempre a su familia trabajando en la industria de la construcción, señaló el tribunal.

La mayoría sostuvo que la norma federal que vincula la embriaguez con la falta de moral viola las garantías de protección igualitaria de la Constitución de los EE.UU. “La teoría de que los alcohólicos son censurables porque ellos simplemente podrían esforzarse un poco más para lograr su recuperación es un postulado muy antiguo, que no es avalado por la literatura médica”, escribió Reinhardt. “Por el contrario, la imposibilidad de dejar de beber es un síntoma de la dolencia subyacente”.

Si el gobierno no apela, el fallo permitirá que Ledezma-Cosino intente una vez más permanecer en el país, o al menos abandonarlo voluntariamente, sin ser detenido.

En desacuerdo, el juez Richard R. Clifton señaló que la mayoría aplicó un criterio jurídico erróneo y argumentó que simplemente porque el alcoholismo es una enfermedad esto no significa que el paciente siempre carece de libre albedrío, o puede ser susceptible de una valoración moral.

Clifton observó, además, que incluso Ledezma-Cosino finalmente fue capaz de dejar de beber. “Si los alcohólicos crónicos realmente no tuvieran capacidad para controlar su conducta, entonces estos individuos nunca serían capaces de dejar de beber”, escribió Clifton, nombrado por George W. Bush. “Sabemos que ése no es el caso, ya que el propio Ledezma lo ha demostrado loablemente. Los alcohólicos crónicos no necesariamente deben ser bebedores habituales”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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