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Buscan limitar el número de estudiantes no residentes en el sistema Universitario de California (UC)

Alumnos de UC Berkeley estudian en la Biblioteca Moffitt. El campus inscribe el mayor porcentaje de estudiantes universitarios no residentes de la Universidad de California, un 24.4% el otoño pasado. La UC quiere limitar el número de alumnos foráneos en sus nueve campus. (David Butow)

Alumnos de UC Berkeley estudian en la Biblioteca Moffitt. El campus inscribe el mayor porcentaje de estudiantes universitarios no residentes de la Universidad de California, un 24.4% el otoño pasado. La UC quiere limitar el número de alumnos foráneos en sus nueve campus. (David Butow)

(David Butow / For The Times)
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La Universidad de California, con el objetivo de ponerle fin a los conflictos sobre la cantidad de estudiantes no residentes que admite en el estado, anunció este martes una propuesta revisada para limitar el número de estos alumnos.

En este marco, la UC podría restringir el porcentaje de alumnos no residentes al 18% en cinco de sus nueve campus. A UC Berkeley, UCLA, UC San Diego y UC Irvine -cuyas proporciones de no residentes superan esa marca- se les permitiría mantener esos porcentajes más altos, pero no aumentarlos.

El nuevo plan marca un cambio en la propuesta de un tope del 20% en todo el sistema, que los funcionarios de la universidad presentaron ante la Junta de Regentes de la UC en marzo último. El límite, que habría sido el primero en su tipo, atrajo tanta polémica por parte de los profesores y los legisladores que fue dejado sin efecto, y su votación se retrasó hasta este mes.

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La UC ha enfrentado muchas críticas de las familias de California, que piensan que la casa de estudios ofrece vacantes a no residentes a expensas de aquellos que viven aquí. Los legisladores estatales amenazaron con bloquear más fondos si la UC no implementaba una política al respecto. Pero muchos miembros del profesorado señalaron que un límite privaría a las escuelas de dinero y de los mejores candidatos universitarios.

La portavoz de la UC, Dianne Klein, consideró que la política revisada es una “decisión de consenso”, adoptada después de extensos debates. Si los regentes la aprueban en su reunión del 18 de mayo próximo, en San Francisco, los legisladores probablemente liberarían $18.5 millones de dólares en financiamiento estatal, que ayudaría a inscribir a unos 2,500 estudiantes de California adicionales para el año escolar 2017-2018.

“En la primera reunión de regentes era obvio que no había un consenso”, afirmó Klein. “Sentimos que era en interés de todos continuar las discusiones acerca de cuál es el mejor camino para aumentar la inscripción de los residentes de California, mientras se sigue recibiendo a estudiantes foráneos cualificados”.

El otoño pasado, los no residentes sumaron 34,673, el 16.5% de los 210,170 universitarios de pregrado del sistema. Su proporción varía ampliamente por campus, desde 24.4% en UC Berkeley a menos del 1% en UC Merced, el más joven y más pequeño del sistema.

Los campus están ansiosos de inscribir a estudiantes foráneos, tanto por la diversidad como por los dólares de matrícula extra que éstos aportan. Los no residentes pagan alrededor de $27,000 más en matrícula anual que los californianos, dinero que, según los funcionarios de la UC, ha ayudado a reclutar y retener a profesores, añadir cursos para reducir el tamaño total de las clases y adquirir materiales de biblioteca, equipos y tecnología de instrucción. Los ingresos de los no residentes también han impulsado la ayuda financiera para los californianos por un promedio de $700 por alumno, aseveró Klein.

A medida que los campus se apresuraron a buscar dinero extra para compensar los grandes recortes en financiación estatal después de la recesión de 2008, muchos reclutaron activamente a estudiantes no residentes. Entre 2007 y 2016, la UC cuadruplicó su número de alumnos foráneos. Aun así, ese porcentaje es menor que el promedio de 27.9% para los 62 miembros de la Asociación de Universidades Estadounidenses de élite.

En tanto, el número de estudiantes residentes de California aumentó un 10% durante ese tiempo.

Pero el rápido crecimiento de los estudiantes no residentes, especialmente en las escuelas emblemáticas como UC Berkeley, UCLA y UC San Diego, provocó una violenta reacción de los legisladores y las familias de California, quienes creían que así se excluía a los locales. El año pasado, una auditoría altamente crítica llegó a la conclusión de que la UC había perjudicado a los estudiantes de California al admitir a demasiados no residentes, aunque la presidenta de la UC, Janet Napolitano, calificó los resultados como “injustos y arbitrarios”.

El asambleísta Kevin McCarthy (D-Sacramento) ha sido un crítico central del aumento de alumnos no residentes, pero esta semana aseguró que se sentía mayormente satisfecho con la propuesta revisada. Si los regentes la aprueban, apoyaría la liberación de los $18.5 millones de dólares en fondos adicionales para la UC, adelantó.

“Me hubiera gustado haber regresado al 10%, pero no estoy seguro de que eso sea realista”, admitió McCarthy. “Esto es un compromiso”.

Por un acuerdo entre Napolitano y el estado, la UC matriculó a unos 7,400 californianos adicionales el otoño pasado, la mayor ampliación de un solo año desde la Segunda Guerra Mundial, y los funcionarios esperan inscribir a unos 5,000 alumnos más durante los próximos dos años, a cambio de un mayor financiamiento estatal.

La reciente propuesta para limitar a los estudiantes no residentes abandona la idea del tope en todo el sistema, que según algunos funcionarios universitarios podría perjudicar injustamente a los planteles con menos estudiantes foráneos. James Chalfant, presidente del Senado Académico de la UC, expresó sus preocupaciones en la reunión de regentes celebrada en marzo acerca de que un tope en todo el sistema crearía un sistema de “niveles” en el que las escuelas más populares disfrutarían de los beneficios de contar con más dinero de matrícula.

Chalfant expresó que el Senado está feliz de que se haya abandonado el tope, pero dijo que miembros del profesorado consideran el debate como un ejercicio de “disputa sobre porcentajes arbitrarios” en lugar de una conversación seria sobre cómo apoyar a la UC con suficientes dólares para mantener su célebre excelencia. “Hace tiempo que se necesita una conversación sobre una estrategia de financiación que conserve tanto el acceso como la excelencia, y ésta debería comenzar en el momento en que se adopte esta política”, admitió en un correo electrónico.

La propuesta revisada permitiría que UC Davis, UC Santa Bárbara, UC Santa Cruz, UC Riverside y UC Merced aumenten el número de no residentes hasta el 18% del total de alumnos de pregrado en sus campus. A los otros cuatro planteles que superaron ese límite el otoño pasado, UC Berkeley en 24.4%, UC San Diego en 22.9%, UCLA en 22.8% y UC Irvine en 18.9%, se les permitirá mantener -pero no incrementar- los porcentajes más altos de alumnos no residentes que esperan inscribir en el año académico 2017-18.

La propuesta revisada reitera que a cada estudiante elegible de California se le ofrecerá un lugar en al menos uno de los campus de la UC y que los estudiantes no residentes deben considerarse como “adicionales, más que ‘en lugar de’” los californianos.

Los planteles podrán aumentar el número de estudiantes foráneos si también incrementan proporcionalmente la cantidad de residentes de California. Pero la mayoría de las escuelas están limitadas en cuanto a espacio para vivienda, aulas y laboratorios, después de los importantes aumentos de inscripción del año pasado.

El rector de la UCLA, Gene Block, señaló que no tiene planes de aumentar la proporción de alumnos no residentes. Aun así, en una entrevista realizada en marzo, Block afirmó que la matrícula adicional de los estudiantes foráneos había marcado una “gran diferencia” y le permitió a la UCLA contar con más profesores, asistentes de enseñanza y servicios, que ayudaron a los estudiantes a graduarse más rápidamente.

UC Irvine también parece estar satisfecha con su proporción de estudiantes no residentes. “Hemos llegado a una zona de confort”, admitió su portavoz, Tom Vasich.

Traducción: Diana Cervantes

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