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Termina la era de las tasas de interés súper bajas; qué significa eso para el consumidor

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Desde la sorprendente victoria del ahora presidente electo Donald Trump, a comienzos de este mes, los mercados financieros han enviado el contundente mensaje de que las tasas de interés súper bajas están llegando a su fin.

Las tasas hipotecarias se han disparado; los rendimientos de los bonos han subido a sus niveles más altos en un año y el dólar ha subido frente a otras monedas de importancia a valores no registrados en más de una década.

Estos acontecimientos han sido impulsados por las expectativas de un mayor crecimiento económico y una mayor inflación a partir de las promesas de Trump de reducir los impuestos y aumentar el gasto en defensa e infraestructura.

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Sus planes desencadenaron un repunte del mercado de valores después de las elecciones y, junto con datos económicos sólidos recientes, aumentaron las expectativas de que la Reserva Federal (Fed) volviera a subir su tasa de referencia a corto plazo el próximo mes.

Si las tasas siguen aumentando -lo cual es una gran incertidumbre por ahora, sostienen los analistas, mientras Trump intenta convertir sus propuestas en realidades- habrá algunos beneficios económicos. Los ahorristas finalmente empezarían a acercarse a un retorno decente de sus cuentas bancarias y el sistema financiero se acercaría a la normalidad luego de un período sin precedentes de bajas tasas de interés, que dejó a los inversionistas y las empresas en busca de mayores retornos en acciones y otros activos.

Pero el alza de las tasas también podría reducir las compras de viviendas y las ventas de automóviles, aumentar los costos de los bienes estadounidenses en el exterior y hacer que sea más caro para las empresas y el gobierno pedir préstamos, sostienen los economistas. “Si uno quiere comprar una casa, no es una muy buena noticia”, afirmó Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, acerca de las tasas más altas. “Costará más sacar un préstamos para un vehículo. Si usted es exportador, tampoco es algo bueno”.

Así podría afectar algunas actividades y sectores económicos el aumento de las tasas de interés:

Gasto y endeudamiento del consumidor

Un alza de las tasas de interés podría ajustar a los estadounidenses con costos adicionales al pedir prestado dinero para automóviles, electrodomésticos y otros artículos, pero los analistas están divididos acerca de si eso sería suficiente para frenar el ritmo de endeudamiento de los consumidores.

Con las tasas en mínimos históricos durante los últimos ocho años, la deuda doméstica de los EE.UU. ha ido subiendo a niveles no registrados desde el colapso financiero de 2008.

La deuda total de consumidores -incluyendo hipotecas, préstamos de autos, préstamos estudiantiles y deudas por tarjetas de crédito- era de $12.3 billones al 30 de junio pasado, según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

Las tasas de morosidad de esos préstamos han seguido mejorando, señaló la entidad. En buena parte eso se debe a que el colapso de 2008 llevó a muchos estadounidenses a saldar sus deudas, refinanciar sus hogares y reforzar sus finanzas personales.

Aun así, incluso un ligero aumento en las tasas podría perturbar el ritmo de los préstamos, en parte porque las bajas tasas habían permitido a muchos calificar para prestamos que, de otra manera, hubieran estado fuera de su alcance, destacó Scott McGann, profesor de finanzas de la Universidad Estatal de San Diego. “La gente que gana entre $35,000 y $40,000 al año podían conducir autos de lujo porque las tasas eran muy bajas”, aseguró.

Pero Greg McBride, principal analista financiero del sitio web de información financiera bankrate.com, señaló que los consumidores no notarán el impacto de un alza de la tasa de la Fed el mes próximo. Cada incremento de la tasa de referencia de los fondos federales del banco central suelen ser de sólo 0,25 puntos porcentuales. “Esto tiene un efecto intrascendente sobre los presupuestos de los hogares, y un impacto nulo en la asequibilidad”, lo cual agrega sólo unos pocos dólares a un pago mensual promedio de un préstamo automotor, señaló McBride.

Trump es el comodín. Si sus políticas elevan las tasas de interés constantemente en los próximos dos años, eso podría dar a los consumidores una seria pausa antes de pedir prestado, sostienen los analistas.

Bienes raíces

Para los compradores potenciales de vivienda, las tasas de interés más altas ya se hacen sentir.

Las tasas hipotecarias tienden a modificarse junto con el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años. Estos rendimientos han aumentado últimamente, y las tasas hipotecarias también lo han hecho.

La semana antes de las elecciones, el tipo de interés de una hipoteca estándar a 30 años promedió el 3,54%. Dos semanas después, el promedio es del 4,03% según el comprador hipotecario respaldado por el gobierno Freddie Mac.

El súbito incremento ha enfriado el mercado de refinanciamiento hipotecario y es probable que empuje a algunos posibles compradores de vivienda a repensar la cantidad que pueden pagar por su casa. El número de clientes que buscan refinanciar los préstamos cayó casi de inmediato una vez que las tasas comenzaron a subir, señaló Dave Norris, jefe de ingresos del prestamista hipotecario del condado de Orange LoanDepot. “Dentro de las 24 horas del aumento en la tarifa vimos una caída de la refinanciación”.

Cuando las tasas hipotecarias son bajas y van en descenso, la actividad de refinanciamiento aumenta a medida que los propietarios buscan reemplazar sus préstamos de mayor interés por otros más económicos. Ahora se espera que la actividad de refinanciamiento descienda en 2017, según la Asociación de Banqueros Hipotecarios.

Sin embargo, el grupo estima que un mejoramiento de la economía significaría que más personas busquen comprar su vivienda. Aunque con tasas algo más altas, los compradores podrán pagar menos por ellas.

En una hipoteca de $450,000 -prácticamente lo que se necesita pedir prestado para comprar una casa promedio en California- la diferencia en los pagos mensuales desde la elección es de $125 dólares.

Mike Fratantoni, economista en jefe de la Asociación de Banqueros Hipotecarios, cree que las tasas se mantendrán entre el 4% y el 4.5% el año próximo, y que esto no debería limitar demasiado la asequibilidad.

Inversión personal

El aumento de los tipos de interés podría ser algo contradictorio para los inversionistas individuales, conforme estén buscando dinero en efectivo en acciones, bonos o cuentas de ahorro.

Las acciones han repuntado en respuesta a la elección de Trump. Las acciones de la construcción y de las empresas de materiales, en particular, han aumentado en respuesta al llamado de Trump para reducir las tasas de impuestos corporativos, reducir las regulaciones bancarias y aumentar el gasto en infraestructura.

Pero cuando el promedio industrial Dow Jones alcanzó los 19,000 por primera vez la semana pasada, quedó claro que las acciones están aumentando considerablemente.

A partir del 18 de noviembre, el índice de referencia de Standard & Poor’s 500 cotizaba a 24.2 veces el beneficio de sus empresas miembro durante los 12 meses anteriores. La cifra representó un aumento en relación con el 23.1 del año pasado, y muy por encima del promedio histórico de 15.5, según la firma de investigación Birinyi Associates.

Con un año de antelación, se espera que es proporción caiga a 18,3 a medida que las ganancias corporativas crecen bajo el primer año de gobierno de Trump, lo cual significa que las acciones no estarían tan caras, estima Birinyi.

En todo caso, “es probable que la economía pueda sostener aumentos graduales en las tasas de interés a corto plazo, que es lo que está en mente de la Fed”, señaló Mitchell Weiss, consultor financiero y colaborador de credit.com. “No están buscando sacudir la economía”.

Eso debería filtrarse a través de mayores rendimientos en las cuentas de ahorro. “Sin embargo, podría ser sólo una victoria moral si la inflación también aumenta”, remarcó McBride.

En el mercado de bonos, los rendimientos de los bonos del Tesoro se dispararon desde la elección de Trump, en medio de la especulación de que sus políticas podrían impulsar una inflación más alta. El rendimiento de la nota del Tesoro a 10 años subió a 2.35%, del 1.57% registrado el 1º de septiembre pasado.

Eso convierte a los bonos del gobierno en alternativas más atractivas para los nuevos inversores. Pero si las tasas siguen subiendo, los precios de esos bonos caerían porque sus rendimientos serían menos atractivos.

John Petrides, director de Point View Wealth Management Inc., instó a los inversionistas a esparcir sus riesgos ante el aumento de las tasas y la presidencia de Trump. “Las acciones brindan crecimiento”, dijo en una nota a sus clientes. “Los bonos proveen un contrapeso cuando las acciones están bajo presión. El efectivo sigue siendo una opción a corto plazo, pero un rehén a largo plazo en manos de la inflación. No deje que la volatilidad desvíe sus metas de inversión a largo plazo”.

Préstamos comerciales y deuda pública

Hace poco más de un año, la Fed señaló el comienzo del fin de las tasas de interés bajas al empujar su tasa a corto plazo, luego de mantenerla cercana a cero durante siete años.

Pero la incertidumbre nacional e internacional, incluida la campaña presidencial de los EE.UU. y la votación en Gran Bretaña para abandonar la Unión Europea, causaron que los responsables de políticas de Fed demoraran los incrementos adicionales de las tasas.

La presidente de la Fed, Janet L. Yellen, indicó en una audiencia en el Congreso realizada la semana pasada que la próxima pequeña subida será probablemente a mediados de diciembre, y estará entre el 0.5% y el 0.75%. Los economistas esperan más aumentos en las tasas para 2017, aunque se necesitarían varios años de aumentos antes de que éstas vuelvan a subir al nivel previo a la Gran Recesión, de 5%.

“Esta etapa de tasas súper-súper bajas será reemplazado por un período de tasas súper bajas”, señaló J.D. Foster, economista jefe de la Cámara de Comercio de los EE.UU.

La tasa de fondos federales se aplica sólo a los préstamos a corto plazo entre los bancos, pero afecta a otros costos de préstamos y se ha convertido en un punto de referencia para las tasas de préstamos a consumidores y empresas.

Con las tasas muy bajas durante tanto tiempo y la economía lenta, las empresas se han aferrado a su dinero. Se estima que las reservas llegan a $1.9 billones, por ello Foster sostiene que las alzas de interés inicialmente no deberían afectar mucho a las empresas. “La mayoría de ellas tienen mucho efectivo… No tienen necesidad de pedir préstamos”, señaló.

El gobierno de los EE.UU., sin embargo, necesita constantemente pedir prestado porque registró un déficit presupuestario de $590 mil millones en el último año fiscal. Aumentar las tasas implica que el gobierno federal deberá pagar más por sus préstamos, y eso tiene preocupados a algunos funcionarios.

Con la deuda federal en torno al 77% del total de la producción económica anual “no hay mucho espacio fiscal si se produjera un shock de la economía que requiera de estímulo fiscal”, dijo Yellen a los legisladores la semana pasada.

La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) ha pronosticado que las tasas de interés subirían lentamente, con la letra del Tesoro ubicada en un 3.4% a finales de 2020. El aumento de las tasas y el crecimiento esperado de la deuda federal significaría que los costos netos de intereses del gobierno casi se triplicarán en los próximos 10 años a $712 mil millones, informó la CBO en su más reciente reporte, en agosto pasado.

Comercio exterior

Trump criticó durante la campaña el gran déficit comercial de la nación, pero el aumento de las tasas de interés generado como respuesta anticipada a sus políticas económicas podría elevar aún más esa cifra.

Las tasas de interés más altas en los EE.UU. atraen inversión del exterior y aumentan el valor del dólar en comparación con las monedas de otras naciones.

Desde la elección, el índice de comercio de dólar de la Fed, que mide el valor de la moneda frente al cambio de los principales socios comerciales del país, se ha elevado a su nivel más alto desde 2002.

Aunque eso es bueno para quienes viajen al extranjero, no es positivo para los negocios de los EE.UU. que buscan vender sus productos en el extranjero y competir por las ventas internas con productos importados. “Eso significa que las importaciones son más baratas y las exportaciones más caras”, detalló Zandi. “Y eso pesará en la balanza comercial”.

Si el déficit comercial aumenta con un dólar más fuerte, las tasas de interés más altas podrían compensar el anticipado crecimiento y la inflación que ayudaría a alimentar el incremento, remarcó Zandi. Finalmente, podría ser una lavada de cara para la economía. “La conclusión, cuando todo está dicho y hecho, es que la economía, en teoría, no debería ser muy distinta de la actual”, afirmó.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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