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Solucionar la falta de vivienda en L.A. no es económico; los votantes deberán decidir si quieren hacerlo

Una mujer en New Genesis Apartments mira una conferencia de prensa acerca de la Propuesta HHH, el mes pasado.

Una mujer en New Genesis Apartments mira una conferencia de prensa acerca de la Propuesta HHH, el mes pasado.

(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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Durante años, muchos residentes de Los Ángeles han visto con alarma cómo los campamentos de personas sin hogar se extienden por la ciudad, desde las aceras de skid row hasta los callejones del sur de Los Ángeles, detrás de los centros comerciales en el Valle y hasta en los acantilados sobre el Océano Pacífico.

El mes próximo, los votantes tendrán que decidir si estas preocupaciones son suficientes para aprobar un nuevo impuesto para combatir la falta de vivienda.

La medida de votación termina con más de un año de discusión y debate en el Ayuntamiento, y busca salir de la retórica y poner una cantidad significativa de dinero para solucionar la crisis. También marca una importante concesión de líderes de la ciudad que no pueden hacer frente al problema con los recursos existentes y necesitan que los propietarios ayuden a pagar los costos de sacar a la gente del desamparo.

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La Proposición HHH, que vendrá en la boleta durante las elecciones de noviembre, pedirá a los votantes que autoricen $1,200 millones en préstamos a pagar durante 10 años para poner en marcha la construcción de 10,000 unidades de departamentos con servicios sociales y clínicos, para miles de personas crónicamente desamparadas.

Decenas de agencias de servicios, desarrolladores con y sin fines de lucro, autoridades de la ciudad y del condado, gremios, clérigos y líderes de negocios apoyan la medida como un plan central para acabar con la crisis del desamparo.

Alentado por varios sondeos que muestran que la falta de vivienda se ubica entre las principales preocupaciones de los residentes, el comité del “Sí a la Propuesta HHH para acabar con el desamparo en L.A.” planea realizar una campaña de un millón de dólares para asegurar la mayoría de dos tercios que se necesitan para la aprobación. La campaña es copresidida por United Way of Greater Los Angeles y por la Cámara de Comercio de L.A.

Sus oponentes, que califican la medida como “un regalo para los desarrolladores con conexiones políticas”, han aparecido en foros políticos pero no poseen un comité ni cuentan con fondos.

Los defensores de las personas sin hogar y los proveedores de albergues ven la Proposición HHH como un medio para hacer lo que es debido con miles de personas que viven en las calles a causa de enfermedades mentales, discapacidades o adicciones, y al mismo tiempo eliminar, finalmente, la plaga de los campamentos callejeros.

“La Proposición HHH es el esfuerzo más importante jamás realizado para poner fin a la falta de vivienda en L.A.”, señala el material gráfico de la campaña. “Construirá viviendas seguras con servicios de apoyo en el sitio -al igual que consejería para salud mental y abuso de sustancias-; es lo que se necesita para romper el círculo de la pobreza y el desamparo en la ciudad”.

Ese entusiasmo refleja más de una década de frustración ante los planes truncados de construir miles de unidades de vivienda de apoyo. Una importante investigación demostró que ese tipo de viviendas reduce el consumo de fondos públicos al retirar a la gente de las calles.

Sin embargo, la Proposición HHH no es una solución rápida. Los fondos de bonos pueden gastarse sólo en la construcción de viviendas, no en servicios para desamparados, y su objetivo es sólo los casos más complejos de la ciudad, que se estiman en 28,000 personas. Dado que la construcción de estos proyectos de apoyo permanente suele demorar dos o tres años, las nuevas viviendas estarían disponibles cerca de 2020.

El alcalde Eric Garcetti definió la situación como “la mayor crisis moral que hemos enfrentado” y dijo que la medida es una parte fundamental del plan para atacar el desamparo en la ciudad, que “compensa los recortes que los presupuestos federales y estatales han hecho en materia de vivienda asequible”.

Los fondos para la construcción liberarán otros dólares para servicios, señaló.

Para hacer frente a otros segmentos de la población sin hogar, la ciudad tiene un presupuesto de $18 millones este año para viviendas a corto plazo para cerca de 2,500 personas, y espera crear alrededor de 500 unidades para los veteranos, en hoteles reformados, para fines de 2017. Esos fondos no provienen del bono.

En lugar de una solución en sí misma, la Proposición HHH es vista como un elemento clave en un programa de vivienda de largo alcance en todo el condado, descrito en enero pasado por la Autoridad de Servicios para los Desamparados de Los Ángeles, que también implica nuevos y fuertes gastos por parte del condado.

Para soluciones a corto plazo, la ciudad lleva a cabo una serie de programas de apoyo in situ para las personas que viven en las calles, como por ejemplo la construcción de casilleros para el guardado de sus posesiones, la contratación de duchas y retretes móviles, y la concesión de espacios de estacionamiento para las personas que viven en vehículos.

El plan de vivienda del condado, que según se proyecta costará $1,400 millones, está diseñado para enlazarse con el de la ciudad. Junto con los servicios sociales y de salud, incluye gastos mayores cada año de “rápido realojamiento” para conseguir viviendas velozmente a aquellos que las pierden.

Estas medidas serían en parte financiadas por los ingresos existentes del condado, pero se espera que la Junta de Supervisores busque un aumento de centavos en un impuesto a través de la boleta eleccionaria de marzo de 2017, para completar la financiación.

Phil Ansell, responsable de la iniciativa del condado de L.A. para combatir el desamparo, señaló que el condado también solicita el compromiso de las autoridades locales para que entreguen cerca de 1,000 vales de vivienda federales por año para los desamparados crónicos. Combinadas, ambas iniciativas deberían comenzar a reducir los campamentos callejeros durante 2017, afirmó Ansell.

Por su parte, la Proposición HHH tiene un objetivo central: aumentar drásticamente la velocidad de construcción de cerca de dos docenas de desarrolladores sin fines de lucro, para personas cuyos antecedentes de desamparo y otros impedimentos les impiden la vida independiente. La ciudad negocia un acuerdo por el cual el condado de L.A. financiaría los servicios.

El alojamiento incluiría espacio para los administradores dentro de las instalaciones, así como de servicios clínicos. Debido a las dimensiones y las regulaciones asociadas con el financiamiento público, tales alojamientos generalmente demoran más en levantarse, y cuestan más que la construcción a precio de mercado.

El análisis de la Autoridad de Servicios para los Desamparados concluyó que el condado necesita 25,000 unidades de vivienda de apoyo permanente, de las cuales 9,000 ya existen. La Proposición HHH busca completar la brecha restante de la ciudad, estimada en cerca de 10,000.

Los desarrolladores actualmente construyen cerca de 300 unidades por año. La ciudad espera triplicar esa tasa contribuyendo con cerca de $150,000 por unidad -un tercio de los costos- para complementar otras subvenciones locales, estatales y federales, y los créditos fiscales federales adquiridos por los inversores.

Hasta un 20% de los fondos HHH podrían ser gastados en viviendas económicas convencionales, sin servicios. La medida también permite el gasto para construir o comprar refugios, pero no especifica un límite. Esa sería una de las cuestiones que deberá considerar un comité consultivo de ciudadanos, que será designado por Garcetti y el Ayuntamiento.

Además de esta infusión de financiación, las autoridades de L.A. trabajan en los cambios de procedimiento necesarios para eliminar obstáculos que pueden detener proyectos durante años. Algunos de ellos serían simplificar los procesos de planificación y aprobación, incrementar el número de unidades que se pueden construir sin la revisión del Ayuntamiento y poner a disposición propiedades de la ciudad para crear estos desarrollos.

Los oponentes a la Proposición HHH, que representan a grupos contra los impuestos y a organizaciones vecinales, atacan la medida porque sostienen que creará una obligación a largo plazo, con poco impacto inmediato para las personas sin hogar.

Los bonos surgidos de la medida podrían agregar un promedio anual de $9.64 cada $100,000 del valor tasado de una propiedad, durante 29 años, según estima la Oficina Administrativa de la Ciudad. “La Proposición HHH no brindará fondos para el funcionamiento de albergues, salud mental o abuso de sustancias, ni para la vigilancia extra para proteger a los residentes de los efectos nocivos de los campamentos callejeros”, argumentaron los críticos en un comunicado.

Jack Humphreville, analista de presupuesto del Concejo Vecinal de Greater Wilshire, sostiene que la ciudad debería tomar fondos de ingresos ya existentes, en lugar de buscar un nuevo impuesto. “Todos los políticos dicen que esto es una prioridad; sin embargo, no es una prioridad en su presupuesto”, afirmó Humphreville.

El plan propuesto por el oficial administrativo de la ciudad, Miguel Santana, incluía originalmente el alquiler de viviendas para cerca de 5,000 personas crónicamente sin hogar, a un costo de $800 millones durante 10 años. El Ayuntamiento abandonó rápidamente esa idea cuando votó para recaudar dinero a través de un bono, lo cual limita el uso a proyectos de capital.

En última instancia, reconocen los defensores de la Proposición HHH, terminar con el desamparo dependerá de dos factores que en gran medida están fuera del control de la ciudad o del condado: la economía y la oferta de vivienda.

Una nueva recesión podría cancelar todos los planes, señaló también Santana. E incluso en una economía mejorada, la escasez de vivienda asequible en L.A. significa que siempre habrá personas sin hogar.

Basada en la encuesta anual de desamparados, la Autoridad de Servicios estima que cerca de 156,000 personas están sin hogar en algún momento del año, cada año.

En un mercado de rentas ajustado, tres meses es el tiempo promedio requerido para la reubicación de los nuevos desamparados. Esto significa, concluyó la agencia, que cerca de 14,000 personas siempre estarán en las calles. “Se necesitan fuertes inversiones en desarrollo adicional de vivienda asequible y para personas sin hogar, para lograr un cierto balance que dista mucho de ser perfecto”, concluyó la agencia.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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