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Religiosos de diferentes denominaciones oran para que llueva

Mohammed Zafarullah dirige una oración para pedir que haya lluvia en la mezquita Baitul Hameed en Chino. Después de la ceremonia, los miembros de distintas religiones – musulmana, católica, mormona, budista, Sikh, científico cristiano – pasaron a un patio para compartir una cena comunitaria.

Mohammed Zafarullah dirige una oración para pedir que haya lluvia en la mezquita Baitul Hameed en Chino. Después de la ceremonia, los miembros de distintas religiones – musulmana, católica, mormona, budista, Sikh, científico cristiano – pasaron a un patio para compartir una cena comunitaria.

(Rick Loomis / Los Angeles Times)
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Asolados por la sequía, los colonos de las Grandes Llanuras de principios de la década de 1890 desarrollaron un gran interés por la invocación de la lluvia.

Con los fondos asignados por el Congreso, el general Robert St. George Dyrenforth desató explosiones de pólvora en Texas bajo la teoría de que podrían provocar fricción y hacer que los núcleos produzcan humedad.

El sábado por la noche, en una mezquita en el reseco y soleado Chino, aproximadamente 500 personas de muchas religiones y edades se reunieron para intentar una táctica menos agitada para ponerle fin a la sequía de cuatro años del Estado Dorado.

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Invocando el poder de la oración, estas personas le imploraron a Dios, Buda, Alá, Yahvé, Brahma, Vishnu y Shiva para hacer que llueva.

“Alabado sea Alá, el señor del universo, el compasivo, el misericordioso, el maestro del día del juicio”, recitó en árabe Imam Mohammed Zafarullaha a los feligreses masculinos que se encontraban colocados sobre coloridas alfombras de oración afuera de la mezquita Baitul Hameed, localizada a unas 40 millas al este de Los Ángeles. “No hay otro Dios que no sea Alá quien hace lo que desea. Oh Alá, tú eres Dios, no hay ninguna deidad que no seas tú, los ricos, mientras que nosotros somos los pobres. Envía la lluvia sobre nosotros y haz que lo que tú envíes sea fuerza y satisfacción durante un tiempo”.

La oración interreligiosa por la lluvia, patrocinada por la sección de Los Ángeles de la Comunidad Musulmana Ahmadiyya, tuvo su inspiración en un sermón que escuchó el Dr. Ahsan M. Khan, presidente de la sección del East Los Ángeles de la secta, durante una visita realizada el viernes a la mezquita sede en Londres. El califa, Mirza Masroor Ahmad, compartió anécdotas de pueblos africanos donde las personas aceptaron el Islam después de presenciar los resultados producidos cuando los imanes locales decían la oración Árabe para la lluvia.

Cuando Khan regresó al sur de California, propuso que los miembros de la mezquita local lo intentaran. Vistiendo una sábana blanca bajo un sol ardiente, Zafarullah condujo a los feligreses de la mezquita en su primera oración para pedir que haya lluvia a principios de mayo. Inspirados, decidieron invitar a otras instituciones religiosas para realizar un evento colectivo durante el Ramadán, el mes de ayuno musulmán.

“La oración para que haya lluvia es realmente común a través de diferentes religiones” dijo Khan, de 38 años de edad y quien es un oftalmólogo con Kaiser.

Los californianos han estado orando para que haya lluvia desde hace un tiempo. A principios del año pasado, los obispos católicos del estado solicitaron la intervención divina y les pidieron a las personas de todas las religiones para que se unieran en oración para que haya lluvia mientras que las reservas de agua se disminuían a niveles mínimos históricos.

“Que Dios abra los cielos y que su misericordia caiga sobre nuestros campos y montañas”, decía la oración escrita por el obispo Jaime Soto de Sacramento.

No mucho tiempo después, en marzo del 2014 — días después de que el gobernador Jerry Brown declaró una emergencia de sequía estatal – la primera danza de lluvia inter-tribal de San Juan se celebró en San Juan Bautista.

Por desgracia, así como pueden manifestar las desnudas cimas de las montañas y las cada vez más pequeñas reservas de agua, las súplicas de los obispos y de los indios de California se quedaron sin ser contestadas.

Eso no fue ninguna sorpresa para Michael Shermer, fundador de la Sociedad de los Escépticos. Nunca creyó en la idea de que la oración, sin importar cuántas religiones estuvieran involucradas, podría hacer una diferencia.

“Por supuesto, creo que es ridículo”, dijo Shermer. “Esto sucede a menudo no sólo con las religiones, sino también sucedió con los hombres durante las sequías del siglo XIX y los años de la tragedia del efecto dust bowl (cuenca de polvo)”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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