Anuncio

Reclusos de la cárcel del condado de Los Angeles fueron esposados a una pared durante horas

Las instalaciones al norte de la carcel Pitchess en Castaic el 19 de mayo 2010.

Las instalaciones al norte de la carcel Pitchess en Castaic el 19 de mayo 2010.

(Al Seib / Los Angeles Times)
Share

Un recluso de la cárcel, vestido sólo con sus calzoncillos y calcetines, fue esposado a una pared por hasta 11 horas. Otro fue esposado a la pared durante ocho o nueve horas, causando severo dolor y sangrado en sus muñecas.

Ellos estaban entre las docenas de reclusos en el North County Correctional Facility que fueron encadenados a la pared con sus manos detrás de sus espaldas, medio desnudos y hasta totalmente desnudos, algunos con sus pies encadenados al suelo con grilletes, mientras los celadores esperaban a que los reos expulsaran el contrabando de su cuerpo.

Los expertos en correcciones dicen que esa práctica es impropia e inhumana.

Pero en NCCF, una cárcel de máxima seguridad en Castaic y que está a cargo de Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, fue explicada por escrito como una medida necesaria.

Anuncio

El Departamento del Sheriff ya rescindió la política y ha referido 24 casos a la fiscalía para un posible proceso penal.

Hasta la fecha, los fiscales presentaron cargos criminales solamente en un caso, por esposar prolongadamente a un recluso sospechoso de tener un “cometa o papalote” o sea, una nota no autorizada dirigida a otro interno, oculta en su recto.

Pero los defensores de los oficiales adjuntos arguyen que es injusto culpar a los funcionarios de bajo nivel que simplemente seguían la política del departamento.

La guardia de contrabando, conocida informalmente como la “guardia de la bacinica”, es un hecho de la vida en las cárceles y prisiones de todo el país porque los reclusos esconden drogas y otros artículos prohibidos en las cavidades de su cuerpo. La guardia de la bacinica a menudo se convierte en una prueba de paciencia, que se alarga por horas mientras se espera a que el recluso quiera usar el baño.

A los internos se les deben impedir que secretamente se deshagan del contrabando, pero hay formas de lograrlo sin tener que esposarlos a una pared, como sería asegurar sus manos a una cadena ceñida a la cintura y mantenerlos bajo constante vigilancia, según los expertos en correccionales.

La situación con las esposas es la última de una serie de problemas que enfrenta el sistema carcelario más grande de la nación, el cual se encuentra bajo supervisión federal debido asu fracaso para cuidar adecuadamente de los internos con enfermedades mentales.

Recientemente tres oficiales del Sheriff fueron declarados culpables de golpear a un visitante de la cárcel. Adicionalmente, ocho oficiales han sido condenados por obstruir una investigación federal sobre la mala conducta de los oficiales adjuntos en las cárceles.

En julio, 10 empleados fueron relevados de su deber después de que un recluso fue esposado y dejado sin alimentos durante 32 horas en el Centro de recepción de internos del sistema carcelario.

El método de vigilancia de contrabando de NCCF parece extremo y no se utiliza en otras instalaciones, dijo James Robertson, un consultor de correccionales en Denver.

“Se remonta a esa declaración de ‘¿los fines justifican los medios?’”, dijo. “Al final, usted consigue el contrabando, pero ¿habrá una manera mejor y más humana de hacerlo?”

La política por escrito de la NCCF fue efectiva desde abril de 2014 y se aplicaba sólo a esa institución, no a las otras cárceles del condado. Dicha política indicaba que los oficiales “deberán” esposar a los reclusos a los soportes de la pared en posición sentada y que los pies de los reclusos también “podrían” ser encadenados al suelo.

La política del departamento, dio poca orientación sobre cómo realizar las guardias de contrabando, dando lugar a que cada centro desarrolle sus propias reglas.

“Si ellos estuvieron en ese tipo de confinamiento es absolutamente abominable”, dijo Peter Eliasberg, director legal de la ACLU del sur de California.

Cuando altos funcionarios del departamento del Sheriff se enteraron en febrero de la política en NCCF, la reemplazaron con una nueva política para todo el departamento, especificando que las manos de los reclusos deben ser esposadas a la cintura pero no a algún objeto fijo.

Catorce empleados de la NCCF, incluyendo al jefe de la instalación, el capitán Anselmo Gonzalez, fueron reasignados a posiciones donde no tuvieran ningún contacto con los internos.

A través de un portavoz del departamento, Gonzalez rehusó comentar.

“Estos casos fueron descubiertos durante una auditoría interna de rutina realizada por el personal de mando, y determinamos que se podían haber manejado de mejor forma” dijo el sheriff Jim McDonnell, en una declaración escrita para The Times. “Inmediatamente implementamos nuevas medidas y políticas para asegurar que esto no vuelva a suceder.

Dieciséis casos de uso de esposas han sido analizados por los fiscales, incluyendo el caso de 11 horas de la guardia de contrabando y el caso donde el interno sufrió lesiones en sus muñecas después de ser esposado por ocho o nueve horas.

En el único incidente de lastimadura por las esposas resultó en un caso penal, un sheriff adjunto y dos sargentos fueron acusados en septiembre de perpetrar castigo cruel e inusual. El oficial adjunto, James Hawkins, también fue acusado de agredir a un recluso. Cada uno de los cargos es un delito menor.

Una portavoz de la Fiscalía de Distrito, Jackie Lacey publicó algunos detalles sobre el incidente del 5 de septiembre de 2014. El preso, Omar Estrada, fue puesto en una celda durante “un largo tiempo” tras su regreso de una comparecencia ante la corte, dijo la portavoz Jane Robison.

Él estuvo “en varias etapas de desnudez” mientras estuvo físicamente restringido, sufriendo lesiones en sus muñecas y la cintura, dijo Robison. Lacey no dijo durante cuánto tiempo estuvo Estrada esposado y restringido.

Estrada, un residente de Downey que entonces tenía 32 años, había estado en la cárcel desde el 19 de agosto de 2014, tras ser detenido bajo sospecha de hurto y con una condena previa. No se le pudo localizar para que nos hiciera un comentario.

Hawkins, el oficial adjunto al Sheriff, había estado con el departamento durante tres años y fue instruido en el protocolo del uso de las esposas por sus superiores, aseguró su abogado, Vicki Podberesky.

“Mi cliente no hace la política. Él sólo sigue instrucciones”, dijo. “El problema es con la política”.

Podberesky dijo que ha visto un video del incidente. En la cinta, se puede ver a Estrada sentado en una banca de acero inoxidable con las manos esposadas a la pared. Se le inspeccionó regularmente y se le dio comida y agua.

Podberesky no sabía durante cuánto tiempo estuvo Estrada esposado pero dijo que no fue tan largo como el total de la detención, la cual pensaba había sido de 11 a 13 horas.

Cuando Estrada usó el escusado, él excretó pedazos de papel que podrían haber sido una nota, dijo.

La única evidencia para el delito menor por asalto fue una acusación de Estrada que no fue respaldada por la evidencia física o del video, observó Podberesky.

“Esto ni fue la detención más larga, ni hubo algo en particular sobre ella” dijo Podberesky. “No hubo ningún abuso, nada que sugiera que el individuo fue maltratado de cualquier manera”.

Después de que se presentaron los cargos penales, Hawkins y el sargento David Moser fueron relevados de su puesto sin goce de sueldo. El otro sargento, Rex Taylor, ya se había retirado.

La nueva política, que instruye a los agentes a crear una “celda seca” con el interno completamente vestido y restringido solo por esposas para la cintura, se asemeja al utilizado por el Sistema de Prisiones del estado de California.

El inodoro es cerrado con cinta adhesiva para evitar que el interno haga correr el agua del baño y se deshaga de cualquier contrabando y un oficial siempre debe estar presente para ayudar con las necesidades de alimentos, agua y del cuarto de baño.

Brian Moriguchi, presidente del sindicato que representa a los supervisores de los sheriffs, dijo que los empleados en los casos de las esposas fueron usados como chivos expiatorios por seguir la política establecida.

“El Departamento del Sheriff debe tomar responsabilidad de lo ocurrido a ese preso”, dijo Moriguchi. “Era una política deficiente y faltó entrenamiento”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio