Anuncio

‘No eres mas que una basura’, le dijo el padre al asesino de su hija

Share

El día que el asesino de su hija iba a ser condenado, Fred Escobar se sentó en una silla solitaria en la parte posterior del tribunal, sosteniendo un cuaderno sobre su corazón.

Las páginas llenas de palabras contenían sus emociones desde que su hija, Erica Escobar, fue brutalmente asesinada más de cuatro años atrás.

Cada semana, desde que el cuerpo de su hija fue hallado en mayo de 2011, Fred Escobar ha escrito algo en el diario. Ahora él podría utilizar esos pensamientos para finalmente enfrentar al hombre que la mató.

“Cuando lo vi por primera vez, ni siquiera podía comenzar a describir como me sentía sobre él. Y todavía no sé exactamente lo que voy a decir”, dijo el padre, hojeando el diario antes de que se dictara la condena a principios de este mes. “Pero todo lo tengo aquí conmigo. Todos los años de dolor y pena”.

Antes de que el caso fuera a juicio, Escobar no sabía mucho sobre los detalles del asesinato.

Los abogados le dijeron al jurado que Zachariah Timothy Lehnen, de 35 años, sedujo a Erica Escobar, de 27, a la casa de Lucien Bergez, una anciana de 89 años. Una vez allí, relataron, Lehnen trató de forzar a Escobar a tener sexo.

Mientras Lehnen la golpeaba, las autoridades dicen que Bergez trato de detenerlo. Pero luego, según los fiscales, Lehnen las pisoteó a ambas, apuñaló a Bergez en el ojo, y cortó a Escobar alrededor de sus ojos.

Una mucama descubrió los cuerpos el 3 de mayo de 2011. Las autoridades creen que habían estado muertas durante aproximadamente dos días.

Una semana después, Fred Escobar se paró en su jardín y lloró mientras admiraba una de las plantas favoritas de Erica, un Aliento de Cielo. Fue entonces que escribió por primera vez en su diario.

“Me trajo recuerdos muy tristes y dolorosos. Mis lágrimas probablemente la hubieran podido regar muy bien”, escribió. “Aquella planta no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir hasta que Erica vio algo en ella... a veces no se sabe en lo importante que algo tan simple se puede convertir después”.

El diario se convirtió en un lugar de refugio. Ahí relató las difíciles conversaciones con la madre de Erica, sesiones con su terapeuta, incluso sus sueños de los logros de Erica si estuviera viva.

“Necesitaba hablar de muchas cosas después de que murió. Tenía gente con la que podía hablar, mi familia, mis amigos, mi terapeuta. Pero no estaba listo para compartir todo de frente”, dijo Escobar. “Hay algunas cosas que todavía no estaba listo para decirlas en voz alta, pero tenían que salir (de alguna forma)”.

En los días previos a su turno de hablar durante la sentencia, su rabia se plasmó en las páginas con rayones apenas entendibles.

“Los días que te estén pisoteando, espero que recuerdes a mi hija y sientas lo que le hiciste”, escribió.

Mientras sus sentimientos seguían fluyendo, sus escritos se volvieron más legibles: “Tu viaje seguirá como lo hará el nuestro. Ya terminamos contigo. Ahora tenemos que vivir nuestras vidas al máximo”.

En la corte, Escobar no miró a Lehnen hasta que fue llamado a hablar. Él sostuvo los ojos del asesino de su hija por un momento mientras abría su diario para leer sus extractos.

“Tus enfadadas y ciegas decisiones nos han causado mucho dolor, pero si digo lo que pensé que deberías escuchar, eso no me librará del dolor”, dijo. “Mi hija era todo lo opuesto a ti. Ella estaba tan llena de vida. Tú eres solamente una cáscara”.

Con sus palabras finales, regresó al fondo de la sala y se sentó. La condena de Lehnen llegó poco después: dos sentencias de cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional.

En los siguientes días, el padre se sentó en su jardín trasero, mirando el Aliento de Cielo de su hija. Estaba comenzando a ponerse café. Ya no escribió más ni abrió su diario.

“Siento que finalmente se acabó, pero se siente como si el duelo apenas estuviera empezando”, dijo Escobar. “Simplemente duele demasiado. Ella realmente ya se fue”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio