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Los republicanos están adoptando muchas versiones del ‘Reaganismo’

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El Partido Republicano tiene un problema mayor que Donald Trump: aún no ha descubierto lo que quiere ser.

Los candidatos del Partido Republicano todavía rinden culto al legado de Ronald Reagan y se piensan a sí mismos como los herederos del expresidente; hay apenas un roce de discurso del partido en Iowa o New Hampshire que no invoca el nombre del Presidente 40.

“A cada republicano le gusta pensar que él o ella será la o el próximo Ronald Reagan”, el senador de Kentucky, Rand Paul, señaló el año pasado.

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Pero hay poco consenso entre los conservadores acerca de lo que significa el REAGANISMO en 2015, más allá de los principios de tener un gobierno pequeño y la reducción de los impuestos.

Cuando Reagan llegó a la Casa Blanca hace 34 años, la tasa de impuesto federal superior era de 70% y la economía fue paralizada por la inflación y la recesión. Ahora la tasa de impuesto superior es inferior al 40% y el principal problema económico son los ingresos de clase media que están estancados. ¿Qué haría Ronnie? Los candidatos no están de acuerdo.

“El centro del debate republicano sobre lo que significa el Reaganismohoy en día”, dijo Henry Olsen, un erudito en el Ethicas and Public Policy Center. “Y los principales candidatos están dando respuestas muy diferentes”.

Cada uno de los principales candidatos puede clamar que representa al menos una faceta de su presidente moderno favorito.

Jeb Bush está haciendo campaña como Reagan el conciliador, un conservador optimista que logró llegar hasta los no creyentes. Pero su tono medido — y su apellido — han reducido su atractivo para la base del ala derecha.

“Hay un elemento de ira entre muchos conservadores que no estaba presentes hace 15 años, pero Bush parece que encuentra eso incomprensible”, dijo Olsen.

Si los republicanos tienen suerte, el ganador será un candidato que no sólo actualice el mensaje de Reagan, sino que también comparta su capacidad de unificar su partido y ampliar su atractivo.-

El senador de Florida, Marco Rubio, está haciendo campaña como Reagan el innovador; ha hecho más que cualquier otro candidato para lanzar nuevas propuestas, incluyendo un plan de reforma de impuestos (coescrito con el senador Mike Lee, de Utah), que bajaría los impuestos para las familias con niños. Pero eso lo ha aterrizado en problemas con los que piensan que el Gipper habría querido, en su lugar, cortar las tasas de impuestos profundamente; la página editorial del Wall Street Journal condenó la idea de Rubio como solo una “redistribución”.

Scott Walker de Wisconsin está haciendo campaña como Reagan el gobernador combativo, un forastero que hizo su gobierno estatal más reducido. Ha comparado su pelea con los sindicatos de empleados públicos con la decisión de Reagan de romper la huelga de los controladores de tráfico aéreo federal, allá en 1981.

Y el senador de Texas, Ted Cruz, hace campaña como Reagan el ideólogo conservador que -- a diferencia del Reagan real-- desdeña la idea de compromiso incluso en su propio partido. (Él ha propuesto un impuesto único, como bajar las tasas a los ricos pero que eleva el de los contribuyentes de menores ingresos). Nadie cita a Reagan más y lo entiende menos”, Olsen señaló.

Hay más candidatos, desde el relativamente moderado gobernador de Ohio, John Kasich, al libertario Paul al conservador social Rick Santorum, que también se consideran Reaganianos. Y podrían tener todos la razón. La Casa Blanca de Reagan incluyó a conservadores de muchas coloraciones diferentes, desde el belicoso Patrick J. Buchanan hasta el pragmático James A. Baker III.

De modo que cuando los republicanos voten en las primarias y las asambleas electorales el año próximo, estarán eligiendo una versión del Reaganismo sobre otra, pero eso podría no ser la elección más importante que hagan.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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