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Los huevos y el café consiguen la aprobación en nuevas guías alimentarias

Las nuevas guías alimentarias del Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos dan la aprobación para el consumo de los huevos y otros alimentos ricos en colesterol.

Las nuevas guías alimentarias del Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos dan la aprobación para el consumo de los huevos y otros alimentos ricos en colesterol.

(Christina House / For the Times)
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En la primera lista de recomendaciones nutricionales que ha emitido desde el 2011, el gobierno federal les dio a los estadounidenses el visto bueno para comer huevos y otros alimentos ricos en colesterol, para beber hasta cinco tazas de café diariamente y para disfrutar de una variedad de grasas que desde hace mucho tiempo han sido evitadas por muchas personas.

Las nuevas guías alimentarias, emitidas por el Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, son las primeras en recomendar un límite --10% de calorías diarias -- para la cantidad de azúcares añadidos que deben consumir los estadounidenses.

Esa recomendación plantea el desafío más difícil de las directrices para los estadounidenses, dijo Tom Brenna, profesor de química y nutrición humana de la Universidad de Cornell. Actualmente, un 13% de las calorías diarias de los estadounidenses proviene de los azúcares añadidos, una proporción que se aumenta de 15 a 17% para los niños y los adolescentes.

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El disminuir esos niveles requerirá de reducciones pronunciadas en las comidas azucaradas y los refrescos, dijo Brenna, quien trabajó en un grupo de asesoramiento científico para las Guías Alimentarias del 2015-2020. Y podría llevar a los fabricantes de alimentos procesados -- una fuente de mucha de la azúcar agregada oculta -- a reformular sus productos ya sea al reducir el azúcar o reemplazarla por edulcorantes sustitutos, agregó.

Las grasas saturadas, también, deben representar no más del 10% del consumo diario de calorías de una persona, recomiendan las Guías Alimentarias del 2015-2020. Eso coloca a la carne roja, la mantequilla, el queso y los productos lácteos ricos en grasas, tales como los helados y la leche entera, en una categoría de alimentos que deben ser consumidos con moderación.

Las nuevas guías no aconsejan evitar las carnes procesadas – recientemente consideradas carcinógenas por la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés) – o de las carnes rojas, las cuales el WHO llamó “probablemente cancerígenas”. Pero la letra pequeña de las directrices por primera vez señala a los adolescentes varones y a los hombres, como un grupo que necesita “reducir su consumo general de alimentos con proteínas” al comer menos carne, aves de corral y huevos.

Tales consejos se ajustan con un nuevo énfasis sobre el alejar a los estadounidenses de las comidas construidas alrededor de la proteína animal y hacia dietas más fuertemente derivadas de las plantas.

Esto se basa en las recomendaciones de los asesores científicos quienes en el pasado mes de febrero sentaron nuevas bases al encontrar un vínculo entre la salud del planeta y la de los estadounidenses. La adopción de dietas bajas en proteína animal y ricas en frutas, verduras, legumbres y frutos secos, argumentaron los asesores científicos, reduciría las tasas de enfermedad, así como aliviaria la presión sobre el medio ambiente.

Publicadas cada cinco años desde 1980, las Guías Alimentarias de Estados Unidos establecen las normas nutricionales para los programas estatales y federales como los almuerzos escolares, los cupones de alimentos y los programas que benefician a los niños y a las mujeres embarazadas.

Cada vez más, se espera que las recomendaciones traduzcan los resultados científicos actuales sobre la dieta y la nutrición en consejos diarios para los estadounidenses. Eso es mucho pedir, porque muchos de los hallazgos científicos siguen siendo polémicos y porque su complejidad desafía a menudo los esfuerzos realizados para simplificarlos.

Esencialmente, las nuevas directrices empujan la política nutricional de los Estados Unidos hacia una dieta mediterránea tradicional, la cual enfatiza el consumo de frutas y verduras, frutos secos y legumbres empapadas de tales fuentes de grasa como la oliva, la nuez y los aceites de canola y soja.

Con un marcado contraste con una “Dieta Occidental” de carne roja, productos lácteos ricos en grasas y carbohidratos simples, la dieta mediterránea exige el consumo moderado de pollo y pescado y la dependencia de los granos integrales y muy poca azúcar agregada. La investigación que compara a las poblaciones que siguen consistentemente los dos patrones dietéticos encuentra que las personas adeptas a la dieta mediterránea tienen una vida más larga y tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.

“Al enfocarnos en pequeños cambios en lo que comemos y bebemos, el comer sano se hace más manejable”, dijo la secretaria de Salud y Servicios Humanos Sylvia Mathews Burwell al publicar el informe el jueves por la mañana. “Las Guías Alimentarias proporcionan recomendaciones basadas en la ciencia sobre los alimentos y la nutrición para que las personas puedan tomar decisiones que puedan ayudar a mantener su peso bajo control y prevenir enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, la hipertensión y la enfermedades cardíaca”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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