Anuncio

Las fiestas electrónicas se trasladan a los suburbios, pero las muertes y el abuso de drogas continúan

Share

El corazón de Los Ángeles alguna vez fue el hogar de algunos de los más memorables conciertos de música electrónica. Pero el centro geográfico de la escena comenzó rápidamente a moverse hacia el este, a medida que la popularidad de estos espectáculos crece y los problemas por el abuso de drogas en ellos comenzaron a provocar reacciones negativas en el condado.

Todos los mayores festivales de música electrónica se llevan a cabo ahora en los suburbios y en las afueras del sur de California, especialmente en el condado de San Bernardino. Allí, la escena electrónica ha sido ampliamente acogida por los funcionarios del gobierno y las empresas locales, con la esperanza de que las grandes multitudes de público impulsen económicamente la zona.

Pero muchos de los problemas persistentes en L.A. -uso desenfrenado de drogas, muertes por sobredosis y salas de emergencia colmadas de pacientes- continúan también allí.

Anuncio

Durante el fin de semana, tres jóvenes que asistieron al festival Hard Summer, en Fontana, fueron afectados y murieron horas después. Los fallecimientos han aumentado el debate acerca de qué pueden hacer los gobiernos locales para regular las raves.

“Esto es extremadamente preocupante”, aseguró el supervisor del condado de L.A. Michael D. Antonovich. “Este incidente lamentable demuestra que hay que tomar medidas proactivas para salvar vidas”.

Hard Summer es una ventana que permite observar cómo ha cambiado el negocio de estos festivales. Las raves comenzaron hace aproximadamente nueve años, como pequeños eventos, en el centro de Los Ángeles.

Desde que fue adquirida por Live Nation, en 2012, Hard Summer comenzó a trasladarse hacia el este. En 2014, el evento se realizó en el área de recreación de Whittier Narrows, donde una mujer de 19 años sufrió una sobredosis letal de Ecstasy.

El año pasado, el festival tuvo lugar en el recinto ferial del condado de Los Ángeles, en Pomona, donde dos estudiantes universitarias, de 18 y 19 años de edad, murieron también por sobredosis.

Este año, Hard Summer aterrizó en el Auto Club Speedway, cerca de Fontana, donde tres asistentes -Derek Lee, de San Francisco, de 22 años de edad; la estudiante de San Diego State Alyssa Dominguez, de 21; y la alumna de UC Riverside Roxanne Ngo, de 22 años— se descompusieron y fallecieron horas después. El forense no ha determinado aún la causa de deceso.

Mientras tanto, otra filial de Live Nation, Insomniac Events, centró sus esfuerzos en dos locaciones del condado de San Bernardino: San Manuel Amphitheater, de Devore, propiedad del condado; y National Orange Show Events Center, un recinto ferial de cítricos en el centro de San Bernardino que posee condición de sin fines de lucro.

En el Inland Empire, los organizadores han aprovechado los grandes lugares para atraer más público. En una entrevista realizada antes del último fin de semana, el fundador de Hard Summer, Gary Richards, afirmó a The Times que estaba contento con los 500 acres de espacio del Auto Club Speedway -de propiedad privada- y promocionó su plan de seguridad como “el mejor de la industria”. Richards citó numerosas medidas de seguridad que habían sido adoptadas, pero afirmó también que los organizadores sólo pueden llegar hasta cierto punto en el tema.

“Todo se reduce a la concurrencia. Ellos tienen que ser responsables de sus propias acciones”, señaló. “Todo comienza en la entrada del festival; tenemos perros K-9, unidades de búsqueda, no se puede ingresar con mochilas. Nosotros montamos un sistema de seguridad en el lugar, pero si la gente quiere ser estúpida, lo será. Debemos educar a todos, pero como promotores, hacemos lo que podemos”.

El martes, Live Nation se negó a responder las preguntas de este medio acerca de lo sucedido el fin de semana en el evento. El lunes, la compañía emitió un comunicado donde señalaba que “estaban profundamente entristecidos por las muertes”.

Los comentarios de Richards se hicieron eco de otros partidarios de las raves, que sostienen que los promotores de estos eventos han tomado medidas para aumentar la seguridad y hacer que los espectáculos sean lo más seguros posible.

El debate por la seguridad dentro de las raves se centra, en gran medida, en si las agencias gubernamentales deberían permitir que se realicen en espacios públicos. Algunos médicos especializados en emergencias han pedido públicamente la prohibición de estos festivales, puesto que los hospitales se ven colmados de pacientes con sobredosis de drogas luego de las raves.

Una niña de 15 años de edad falleció de sobredosis en 2010, luego de colapsar en una rave realizada en el Los Angeles Memorial Coliseum. El hecho encendió un debate acerca de su estos festivales debían permitirse o no. En el Coliseo no se han vuelto a realizar desde 2011.

Luego de que dos estudiantes universitarios murieran por sobredosis después de asistir a un festival de música electrónica en el recinto ferial del condado de L.A., los funcionarios del condado debatieron una prohibición, pero en última instancia decidieron nuevas regulaciones que se impondrían en cualquier reunión masiva realizada en propiedades del condado, tales como elevar la edad mínima de los asistentes a 21 años de edad, y exigir médicos especializados en emergencias en el lugar.

Algunas de las quejas acerca de las raves que se expresaron por primera vez en L.A. se replican ahora en el condado de San Bernardino. “Es un evento muy frustrante e impactante, siempre que alguien tan joven, sano y lleno de energía muere sin razón”, afirmó el Dr. Rodney Borger, quien preside el departamento de emergencia de Arrowhead Regional Medical Center. “Estos jóvenes no son adictos severos a las drogas”.

Borger apuntó que, de los 147,000 asistentes a Hard Summer, tres murieron. “Es un montón”, afirmó. “¿Toleraríamos que un chico que entra a Disneyland no saliera de allí a diario?”, se preguntó.

Antes de este fin de semana se registraban al menos 25 muertes confirmadas por uso de drogas en raves de todo el país. Doce de ellas murieron en el sur de California -cuatro en el condado de San Bernardino y ocho en el de L.A.-, y seis en la zona de Las Vegas.

A comienzos de este año, la Junta de Supervisores del Condado de San Bernardino rechazó una propuesta para acabar con las raves en San Manuel Amphitheater, propiedad del condado, en Devore. En la audiencia, algunos comerciantes hablaron en favor de estos espectáculos, puesto que -según ellos- contribuyen a la economía local.

La supervisora que propuso la prohibición, Janice Rutherford, dijo que comprende el deseo de atraer grandes multitudes, pero que cualquier beneficio económico no se compensa con el costo de la pérdida humana. “Esto es extremadamente preocupante”, aseguró Rutherford acerca de las muertes. “Pero no es sorprendente, dada la historia de estos festivales”.

Algunos fanáticos de las raves se sintieron perturbados por las noticias. Greg Wasik, editor de EDM Life, un sitio web de noticias de música electrónica, había descrito el festival anteriormente como “un lugar donde todo el mundo es aceptado, donde todos son felices”. El lunes, escribió que las noticias de las últimas muertes sonaban “como un disco rayado”. “Tememos que esto pueda ser ‘la gota que derramó el vaso’ para los eventos masivos en el sur de California, ya que la mala publicidad resultante de estas muertes trágicas puede convences a las autoridades de que no permitan más los festivales aquí”, escribió.

Traducción: Valeria Agis.

Si desea leer este artículo en inglés, haga clic aquí

Anuncio