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Las familias de los adolescentes ahogados en el río L.A. compartieron recuerdos y lágrimas

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Las dos familias se reunieron en un pequeño apartamento de Highland Park, para compartir historias y lágrimas en torno a los dos adolescentes cuyos cuerpos fueron hallados sin vida en un río que, incluso en tiempos de sequía, nunca deja de correr.

Gustavo Ramirez, de 15 años de edad, y Carlos Daniel Jovel, de 16, eran mejores amigos, aseguró este lunes la madre de Carlos, Reina Ardon, desde el interior de su casa, donde las paredes rebosan de fotografías del sonriente muchacho, el menor de sus dos hijos.

La policía señaló que es posible que la dupla de adolescentes terminara en el río Los Ángeles luego de que uno de ellos cayera allí y el otro intentara salvarlo. Así afirmó el lunes el sargento de policía de Los Ángeles Frank Preciado, basado en los relatos de otros dos jóvenes que estaban con ellos en ese momento.

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Los testigos contaron a la policía que todos estaban pasando un rato en la tarde del viernes en la orilla del río, detrás de su escuela -el complejo Sotomayor Learning Academies-, cuando Gustavo cayó al agua y Carlos saltó tras él, detalló Preciado, pero ninguno de ellos volvió a subir a la superficie. Al parecer, los dos amigos “sintieron pánico”, dijo el sargento.

Uno de ellos llamó al 911 y dijo que alguien había caído al río, informó Preciado. Pero los adolescentes no se quedaron allí. Cuando el operador del 911 intentó llamarlos para obtener más información, el teléfono estaba apagado.

Tres helicópteros -dos de ellos del Departamento de Bomberos y uno de LAPD- sobrevolaron el río y la zona detrás de la escuela, pero no hallaron nada. Esa misma noche, las familias de los adolescentes fueron a la policía para reportar las desapariciones, preocupados porque los muchachos no habían llegado a casa. En ese momento, los detectives no enlazaron el caso de los desaparecidos con los reportados en el río, señaló Preciado.

Los Ángeles ha experimentado un invierno muy seco, que prolongó una grave sequía que ya lleva cuatro años. Pero aún durante los períodos de sequía, el río mantiene su caudal. Según los expertos, el río Los Ángeles mantiene un flujo constante de agua de la planta de regeneración Donald C. Tillman, en la Cuenca Sepúlveda, que vuelca al río 23 millones de galones de agua recuperada por día.

En 2006, un niño de 14 años de edad cayó al río mientras pescaba con sus amigos en Glassell Park y resultó ahogado, según una noticia que divulgó el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles en ese momento.

Uno de esos adolescentes había arrojado su caña al agua, y mientras intentaba recuperarla, cayó y desapareció. Su cuerpo fue hallado sumergido río abajo, dos horas después de reportado el incidente.

En tanto, Carlos le había dicho a sus padres el viernes que iría a jugar básquetbol cerca de la escuela con un grupo de amigos, entre ellos Gustavo, relató su madre. El chico sabía que debía estar de regreso en su casa a las 4 p.m., a tiempo para empacar para un campamento que tenía previsto realizar con su padre durante el fin de semana. “Me sorprendí cuando pasaba el tiempo y él no regresaba”, dijo Juan Carlos Jovel. “Estaba tan entusiasmado”.

Padre e hijo habían planeado salir a las 6 p.m., pero Carlos nunca regresó. La familia continuó con optimismo la búsqueda de los adolescentes, aún cuando los días transcurrían; todos pensaban que podían hallarlos, afirmó Ardon, madre de Carlos. “Nunca perdimos la esperanza. Nunca perdí la esperanza”, aseguró Ardon, entre lágrimas y cubriendo su rostro con una mano. “Pero tenía tanto miedo”.

El domingo por la mañana, señaló Preciado, los dos adolescentes que habían estado con Jovel y Ramirez le contaron a sus padres que éstos habían caído al agua. Cuando los padres llamaron a la policía, dijo, los detectives hablaron con los chicos y éstos los enviaron a un “área muy específica”, donde Gustavo y Carlos habían sido vistos por última vez.

El suelo bajo el banco de hormigón cubierto de musgo estaba erosionado, dejando un área hueca y una corriente de agua de unos 12 pies de profundidad, señaló Preciado. El domingo se envió a un barco con equipo de ecolocación a registrar la zona, y éste detectó unos puntos donde el equipo de buzos debía examinar más a fondo. Cuando el equipamiento fue retirado del agua, dijo Preciado, un cable atrapó uno de los cuerpos. Los buzos hallaron el segundo cuerpo 45 minutos después.

“Tenía la esperanza de verlos con vida”, expresó el lunes Macario Rodriguez, padre de Gustavo, mientras apretaba un pañuelo de papel en su mano derecha, sentado a una mesa en el apartamento, con su hija de 19 años de edad y los padres de Carlos. El hombre comenzó a llorar.

“Tuve esperanzas hasta el último minuto”, dijo la madre de Gustavo. “Pensaba que esos dos cuerpos que habían sacado del agua no eran ellos”.

En la mañana del lunes, muchos seres queridos pasaron por el departamento para ofrecer condolencias y un cálido abrazo a cada pareja de padres. Ambos muchachos habían sido felices y divertidos, y siempre bromeaban con sus familiares y amigos.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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