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Prince murió por una sobredosis de opioides. La muerte pone en la mira las drogas empleadas en tratamientos de adicciones.

Prince, en escena, en las afueras de París, en 2011.

Prince, en escena, en las afueras de París, en 2011.

(Bertrand Guay/AFP/Getty Images)
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La investigación para determinar la causa de la muerte de Prince, en la mañana del 21 de abril, determinó que Prince murió por una sobredosis de opioides. Las autoridades estatales y federales intentan determinar si hubo influencia de algún medicamento recetado. Esa línea de investigación, a su vez, ha puesto el foco en la buprenorfina.

Otra de las dudas es por qué un centro de recuperación de adicciones en California de nombre, Recovery Without Walls (Recuperación sin muros), ubicada en Mill Valley, tenía conexión con Prince, en lugar de alguna clínica más cercana a su domicilio.

Recovery Without Walls está ubicado en el último piso de un edificio que también alberga una galería de arte y la oficina de un optometrista, en el límite del distrito comercial de Mill Valley, una ciudad localizada 12 millas al norte de SanFrancisco.

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Segun la investigacion, Prince tenia previsto un tratamiento con buprenorfina, un oscuro medicamento aclamado como una revolucionaria herramienta en la lucha contra la adicción a los opiáceos.

La intervención nunca ocurrió y el cantente murió antes de la reunión que tenía planeada con un consultor experto en adicciones, un médico y algunos de sus amigos en el hogar del músico, Paisley Park, cerca de Minneapolis, según versiones oficiales.

Pero la trama cobró un giro inesperado: el consultor, Andrew Kornfeld, de la clínica ahora bajo investigación, Recovery Without Walls, llevaba consigo grandes cantidades de buprenorfina. Conocida popularmente como “bupe”, también se la reconoce por sus nombres comerciales, como Suboxone.

El Dr. Howard Kornfeld, fundador de la clínica Recovery Without Walls (y padre de Andrew) es uno de los principales defensores de esta droga como un medio para contener la adicción a los opiáceos. Tanto el médico como su hijo se negaron a responder una entrevista para esta nota.

Pero su abogado, William Mauzy, afirmó a la prensa después del fallecimiento de Prince, ocurrido el 21 de abril pasado, que Andrew Kornfeld había volado a Minneapolis con la esperanza de alentar a Prince para que se internara en el centro de rehabilitación de Mill Valley, y que la buprenorfina que llevaba consigo sería entregada a un médico de Minneapolis, quien debía administrarla a la estrella del pop. Según Mauzy, la medicación nunca llegó a administrarse y fue luego decomisada por los investigadores del sheriff.

En su página web, Kornfeld se describe como “un experto reconocido a nivel nacional en el uso de buprenorfina”. Andrew, su hijo y quien voló a Minneapolis, aparecía en el sitio en enero de 2015 como ‘director de servicios a nuevos pacientes’ del centro. Su página de LinkedIn lo identifica ahora como el presidente ejecutivo de PracticionerPlus, una firma de marketing para empresas médicas, surgida hace un año y medio.

El sitio de Recovery Without Walls destaca: “Cuando se requiere un tratamiento agudo de desintoxicación, organizamos cuidados de enfermería las 24 hs., supervisados por el Dr. Kornfeld”. El médico, quien ha publicado artículos académicos sobre aspectos de la buprenorfina, según detalla la página, fue incluido recientemente para hablar acerca de esta droga en una conferencia de la American Pain Society. Cuando un reportero de Los Angeles Times le preguntó acerca del caso de Prince, el Dr. Kornefeld afirmó: “No haré ninguna declaración por el momento”.

Alrededor de 30,000 médicos tienen licencia para prescribir buprenorfina, pero cada uno debe limitarse a 30 pacientes durante el primer año, y a 100 a partir de entonces, según la National Alliance of Advocates for Buprenorphine (Alianza Nacional de Defensores de la Buprenorfina), un grupo de defensa sin fines de lucro que brinda información de médicos a aquellos que buscan realizar el tratamiento. Únicamente un tercio de los médicos certificados recetan esta droga, señala el grupo.

Los defensores de la buprenorfina señalan que esos límites en el número de pacientes elegibles que los médicos pueden tratar son uno de los tantos obstáculos que impiden a miles de adictos recibir un tratamiento, algo que los deja vulnerables a posibles sobredosis de opiáceos y que fomenta la creación de un mercado negro de la sustancia.

“La buprenorfina es uno de los tratamientos más eficaces que tenemos para tratar la adicción a los opiáceos”, señaló Julie Netherland, directora de compromiso académico de la Drug Policy Alliance, con sede en Los Ángeles, que presiona por un uso más amplio de la droga.

Otros señalan que la sustancia ha creado otra pesadilla en cuanto a su dependencia. Para algunos doctores y pacientes, la buprenorfina ha resultado aún más difícil de dejar que otras drogas a las cuales la gente se volvía adicta en primer lugar. “Son dos semanas de abstinencia, en promedio, y el proceso es significativamente peor que el de la heroína, en mi experiencia”, señaló el Dr. Drew Pinsky, terapeuta especializado en adicciones y presentador de TV, quien opta por no prescribir buprenorfina pese a que ha referido a algunos pacientes a otros médicos que sí lo hacen.

Pinsky señaló que la buprenorfina “tiene su uso” en el tratamiento a corto plazo de la adicción a los opiáceos, pero advirtió que “es el entusiasmo y la habilidad con que se aplica el tratamiento lo que preocupa seriamente”.

La Dra. Chinazo Cunningham, especialista en adicciones del Albert Einstein College of Medicine y de Montefiore Medical Center, del Bronx, Nueva York, concuerda con Pinsky. La experta reconoció que la buprenorfina no debería ser el único recurso para tratar a los pacientes adictos a los opiáceos. “Usar medicamentos para tratar adicciones es importante y logra los mejores resultados. Hay una gran cantidad de estudios que muestran esto. Pero se necesita mucho más que medicación; uno debe cambiar los comportamientos”, aseguró la Dra. Cunningham. “Así que, pese a que el tratamiento con medicación funciona muy bien, la gente debe hacer su parte de la tarea”.

La buprenofrina brinda a los médicos otra opción para estabilizar a un paciente para el tratamiento, agregó la médica. “Los pacientes la han llamado ‘una droga milagrosa’ y la realidad es que durante los últimos 50 años hemos tenido sólo una medicación para tratar la adicción a los opiáceos: la metadona”, señaló Cunningham. “Ahora, tenemos otra opción, lo cual es genial. Sin embargo, ambas tienen sus ventajas y desventajas”.

Hay muy poca información disponible que muestre cuántos muchos pacientes han recibido buprenofrina, por cuánto tiempo es necesario consumirla y cuáles han sido los resultados de estos tratamientos.

Indivior, el fabricante del medicamento, se destaca por la investigación, que obtuvo aprobación de la FDA en 2002, aunque actualmente intenta moderar el debate. “Cuando la gente habla de ‘droga maravilla’ o ‘bala de plata’, siempre intento corregirlos porque no lo es”, aseguró Tim Baxter, director médico de la empresa. “Todo lo que la buprenorfina hace es darle a los pacientes que están motivados la claridad para buscar un tratamiento”.

La Comisión Federal de Comercio y el Departamento de Salud y Servicios Humanos iniciaron investigaciones acerca del fabricante original de la droga, Reckitt Benckiser Pharmaceuticals (ahora llamado Indivior). Se intenta determinar si el marketing u otras actividades relacionadas con la buprenorfina fueron ilegales y constituyeron un intento de mantener su monopolio sobre un medicamento que le genera a Indivior el 80% de sus ingresos netos de mil millones. La empresa evitó hacer comentarios respecto de la investigación.

Las autoridades no han dado a conocer la causa de la muerte de Prince, y el reporte de la autopsia sigue pendiente. Pero un abogado que alguna vez representó a los hermanastros fallecidos del cantante, Duane y Lorna Nelson, afirmó que el músico era adicto al Percocet, un opiáceo empleado para tratar el dolor.

El abogado en cuestión, Mike Padden, le dijo a L.A. Times que los Nelson le pidieron que hablara en su nombre “para que la gente sepa la verdad sobre su situación”, en caso de que Prince muriera, sólo que fueron sus clientes los que fallecieron primero.

Prince fue visto con vida por última vez el 20 de abril a las 8 p.m., cuando alguien lo llevó a Paisley Park, señalaron las autoridades. Aparentemente, el músico pasó la noche solo, sin empleados ni personal de seguridad. El cantante, un devoto testigo de Jehová, era “una persona muy reservada”, afirmó Jim Olson, sheriff del condado de Carver, en una conferencia de prensa. “No era algo inusual para él estar solo en su propiedad”, señaló.

Cuando sus empleados no podían localizarlo, en la mañana del 21 de abril, se dirigieron a Paisley Park, donde uno de ellos lo encontró inconsciente dentro de un elevador, en el primer piso. Una transcripción de la llamada al 911 dada a conocer por el Departamento del Sheriff proporcionó un indicio del frenesí que siguió a ese momento.

“Sí, necesito una ambulancia en este instante”, dice un hombre, ahora identificado como Andrew Kornfeld, a un empleado del 911. “Eh… estamos en la casa de Prince… La persona ha muerto aquí”.

La persona que hizo la llamada afirmó que desconocía la dirección exacta de Paisley Park y se disculpó por la demora; dijo además que quienes estaban allí estaban consternados. El empleado le preguntó: “¿Está usted con la persona que…?”, y él respondió: “Sí, se trata de Prince”.

La Agencia Antidrogas de los EE.UU. asiste a la oficina local del sheriff para tratar de determinar si Prince había usado analgésicos u algún otro medicamento legal recetados por un médico habilitado, o si se le habían prescrito inadecuadamente. Así lo informó a L.A. Times un oficial federal.

Pinsky advierte que, incluso en casos en que los medicamentos son recetados adecuadamente y bien administrados, hay ciertos límites en su eficacia cuando se trata de la curación de las adicciones a drogas. “Necesitamos pensar en las píldoras como algo que es útil, que ayuda y tiene un papel que desempeñar. Pero pensar que una píldora se ocupará de todo el problema, eso es meterse en problemas”, aseguró.

Los redactores Matt Pearce, David Ng, Del Quentin Wilber y Peter King contribuyeron con este artículo.

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