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L.A. incauta viviendas alternativas a personas sin hogar

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En una nueva escalada de la lucha para limitar el aumento sin precedentes de campamentos en la calle, las autoridades de la ciudad han comenzado a apoderarse de las pequeñas viviendas alternativas que las personas sin hogar instalan en los puentes, debajo de las autopistas del sur de Los Ángeles.

Tres de las coloridas casas de madera, que además vienen con luces a energía solar y banderas estadounidenses, fueron confiscadas a comienzos de este mes, y siete más de ellas serán llevadas al depósito municipal durante esta semana, informó una vocera de la Oficina de Saneamiento.

Elvis Summers, quien construyó y donó las estructuras, intentó este miércoles mover las casas dispersas a lo largo de la Autopista 110 con un remolque, para llevarlas a un depósito. “Estas personas han sido golpeadas con tanta fuerza, que cualquier oportunidad que se les brinde para volver a la normalidad será de ayuda”, expresó.

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Las casas fueron retiradas como parte de una limpieza de calles solicitada por la oficina del concejal Curren Price, quien representa a ese vecindario, afirmó Elena Stern, vocera de la Oficina de Saneamiento

Las tres casas que fueron removidas a comienzos de mes se encuentran en un lote de equipos de la ciudad, pero en última instancia serán destruidas, informó Stern.

Algunos defensores de las personas sin hogar ven estas estructuras de madera, de habitación única -cada una de ellas del tamaño de un lugar de estacionamiento- como una alternativa sencilla y segura para que estas personas no duerman en las aceras.

Connie Llanas, vocera del alcalde Eric Garcetti, aseguró que esta administración trabaja para lograr que las personas sin hogar puedan tener viviendas permanentes, y no improvisadas. “Desafortunadamente, estas estructuras pueden ser peligrosas para quienes viven allí y para la comunidad en general”, afirmó Llanos, a través de una declaración que realizó en nombre del alcalde.

Summers, en tanto, objetó: “Cuando la ciudad se lleva estas casas no ofrece ninguna otra vivienda. Directamente echan a las personas”.

Frente a las protestas públicas por estos improvisados campamentos, la ciudad aprobó el año pasado una nueva ordenanza de barrido, pero aún sigue discutiendo protocolos y posibles modificaciones. También se adoptó un plan para acabar con la falta de vivienda durante la próxima década, pero las autoridades aún luchan para identificar de dónde provendrán los $2,000 millones necesarios para hacer frente a este problema.

Summers señaló que él construyó y colocó 37 de estas casitas, desde Van Nuys hasta Inglewood, con la ayuda de voluntarios y más de $100,000 en donaciones de gente de todas partes del mundo que se sintió atraída por su campaña de video online. “Estoy tan enojado en este momento”, dijo, y añadió que las casas incautadas deberían volver a él en lugar de ser destruidas.

Kenner Jackson, quien vive en una de estas mínimas construcciones junto con su esposa, Becky, y un terrier llamado Cowboy, destacó que las autoridades “toman casas de gente que las necesita ahora mismo... Su plan futuro no significa nada aún”.

Jackson expresó que no sabía dónde podrían vivir si su casa es removida esta semana. “Estos son nuestros cimientos”, afirmó. También destacó que la ciudad se lleva las posesiones de las personas sin hogar, pero deja los objetos voluminosos, como colchones y sillas, que los residentes arrojan al costado de la autopista.

Johnny Horton, de 60 años de edad, cuyas piernas fuertemente vendadas muestran claros signos de una diabetes sin control, lloraba en silencio este miércoles mientras contemplaba la posibilidad de volver a dormir en la calle. “Al dormir en una tienda en la acera es imposible mantenerse limpio”, dijo Horton. El hombre afirmó que el personal de USC Medical Center, que le concedió el alta médica este martes, intentaría conseguir una vivienda para él, pero que ésta demoraría entre dos o tres meses. “Yo crecí en este vecindario”, recordó.

En la pequeña casita de Julia Briggs Cannon, junto al aviso de confiscación se veían varios volantes de la búsqueda de paradero de su esposo, Larry Joe Cannon. Julia, de 58 años de edad, afirmó que su esposo es un veterano de la Infantería de Marina, que prestó servicio durante el conflicto de Vietnam y posee trastorno de estrés postraumático, además de pérdida de memoria. El hombre fue hospitalizado por una convulsión el pasado 5 de febrero, y luego desapareció.

Cuando Summers se marchó con su casa, Julia se sentó sobre un fino saco de dormir y señaló al pavimento. “Aquí me quedo”, dijo, con sus ojos llenos de lágrimas. “Mi esposo ha desaparecido y no puedo encontrarlo”.

Stern afirmó que las autoridades destruyeron agujas, objetos vinculados con el uso de drogas y un arma de fuego que incautaron de una o más de las casas durante una limpieza anterior. Según ella, las personas sin hogar pueden recuperar el resto de sus pertenencias en el depósito de almacenamiento de la ciudad, pero algunas pertenencias ya faltaban, como las piezas de reparación de una bicicleta.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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