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L.A. busca orden judicial para acabar con la  actividad pandillera en una casa de Watts

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Las balas han dejado marcas en los hogares y las cercas del frente de una casa localizada al final de un callejón sin salida en la cuadra 2000 del East 110th Street en Watts.

Los sábados por la noche, los hombres jóvenes se dirigen a una casa localizada al final de un callejón sin salida, donde beben, toman drogas, tocan música a todo volumen y llenan el camino con multitudes de personas. Los padres de familia le dicen a los policías que hacen que sus hijos duerman cerca del suelo – por debajo del borde de la ventana – para que no los alcancen las balas perdidas, dicen los vecinos.

Durante más de una década, así ha sido la vida para los residentes que viven cerca de la calle 2127 E. 110 St., un campamento base para la pandilla Ten Line Gangter Crips, dijo el jueves Mike Feuer, el procurador de la ciudad de Los Ángeles, en una conferencia de prensa.

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Esta semana, la oficina de Feuer presentó una solicitud para una orden civil en contra del propietario de la casa que, de aprobarse, les prohibiría a los pandilleros congregarse ahí y exigiría una serie de mejoras para la propiedad. Si no se cumplen los requisitos, la ciudad podría clausurar el acceso a la propiedad, dijo Feuer.

La orden civil se encuentra entre aproximadamente tres docenas de solicitudes que la oficina del Fiscal de la ciudad ha buscado desde que Feuer asumió el cargo en el 2013. Ocho propiedades han sido clausuradas en los últimos dos años como resultado de las órdenes judiciales, agregó.

“Estas acciones harán la diferencia entre si los niños pueden caminar con seguridad en la calle o no, si puede dormir con seguridad o no”, dijo Feuer.

El fiscal de la ciudad dice que desde el 2001, seis personas han muerto en 12 balaceras vinculadas con la casa de la calle East 110th Street. Cuatro personas han sido detenidas y se han incautado 10 pistolas ahí sólo en el último año, dijo Feuer.

Una mujer de 82 años de edad vive en el hogar, dijo Feuer, pero parientes más jóvenes con lazos a una pandilla y sus amigos se instalan en la propiedad.

La casa y sus ocupantes son bien conocidos por el vecindario, dijo un residente.

“Escucho disparos. He visto a oficiales de la policía pasar por aquí. Creo que anteriormente los he visto irrumpir en la casa”, dijo un vecino que pidió no ser identificado por temor a cualquier represalia de parte de la pandilla.

El vecino dijo que su familia se mudó a la calle el año pasado cuando tuvieron la oportunidad de abandonar el complejo de viviendas de Jordan Downs, una sección de Watts históricamente conocida por la violencia de las pandillas.

Pero su nuevo vecindario no fue mejor, dijo.

“Creo que es igual porque ya nos robaron”, dijo el vecino. Dijo que en los primeros meses de haber llegado a la cuadra, los hombres de la casa lo confrontaron, le preguntaron de dónde era y trataron de que se uniera a la pandilla. Durante un tiempo lo esperaron a que saliera de la escuela antes de desistir a su intento.

“Durante demasiado tiempo, los residentes de este vecindario de Watts han vivido una pesadilla debido a la violencia que emana de esta casa”, dijo Feuer en un comunicado.

La solicitud de la orden civil es parte de un enfoque múltiple que la ciudad está tomando para mejorar la calidad de vida de los residentes, dijo Feuer. La ciudad también se ha estado enfocando en el vertido ilegal en los callejones del sur de Los Ángeles y ha triplicado el número de fiscales de vecindario, quienes trabajan con los residentes para reducir la plaga de las pandillas.

Si se concede la orden judicial, la policía y otros funcionarios de la ciudad revisarán rutinariamente la propiedad para asegurarse que se estén cumpliendo los requisitos, dijo Feuer.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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