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Inicio de temporada trae alegría y frustración a residentes del área del estadio de los Dodgers

Un asado y una banda fueron parte de la celebración del Día inaugural de los Dodgers en Elysian Park.

Un asado y una banda fueron parte de la celebración del Día inaugural de los Dodgers en Elysian Park.

(Mark Boster / Los Angeles Times)
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Daniel García y Marcus Larsen tenían el martes, el Día inaugural de los Dodgers en casa, marcado en su calendario por motivos muy diferentes.

Para García, era tiempo de celebrar y tener un asado en su casa sobre la recién bautizada Vin Scully Avenue, a pocos metros del Dodger Stadium.

“Es una tradición de L.A., todos queremos divertirnos”, dijo el hombre de 27 años, sosteniendo un plato de tacos recién asados en la parrilla.

Pero para Marcus Larsen, de 48, quien vive a la vuelta de la esquina sobre Lilac Terrace, el Día inaugural es el principio de meses de calles atestadas, música ruidosa y aficionados borrachos.

“Es un dolor de cabeza”, dijo Larsen, que contó que ha visto a fanáticos pelearse en la calle después de los juegos y ahora le cuesta trabajo apoyar a los Dodgers.

Las distintas reacciones de García y Larsen sobre el primer juego de la temporada muestran el placer y el dolor de vivir a la sombra de Chavez Ravine. Por todo el entusiasmo que traen los partidos, también puede haber un diluvio de ruido indeseable e incluso peligro, dicen algunos residentes.

En 2011, Bryan Stow, un aficionado de los Gigantes de San Francisco, fue brutalmente golpeado después del Día inaugural y sufrió serias lesiones cerebrales. Tiempo después dos hombres se declararon culpables del ataque.

Desde entonces, los Dodgers han aumentado las medidas de seguridad alrededor del estadio y el LAPD ha endurecido el cumplimiento de las leyes de bebidas alcoholicas abiertas. El martes había un gran número de agentes en el estadio.

Un de ellos detuvo a Bryan González mientras caminaba hacia el estadio con una vaso de papel. “¿No estás bebiendo cerveza, o sí? “, preguntó el oficial.

“No señor”, contestó González.

Él y su amigo Alex Arias, dijeron que no les preocupaba la presencia extra de policías.

“Ellos quieren controlar las cosas, pero al mismo tiempo, entendemos”, dijo Arias. “Solo estamos tratando de disfrutar del juego”.

La mayoría de los aficionados parecían indiferentes sobre el asunto de la seguridad. Carros haciendo sonar sus bocinas se amontonaban hasta el estadio con banderas de los Dodgers en sus ventanas, y músicos tocando sobre las áreas verdes.

“¡Arriba los Dodgers!”, gritó el cantante de una banda norteña.

Pero algunos aficionados rápidamente entendieron las preocupaciones de Larsen sobre el tráfico y el estacionamiento.

Karla y Armando Osorio dejaron su casa de Montebello a tiempo para llegar al Elysian Park a las 7:30 a.m. después de empacar hieleras llenas de tortas, alitas de pollo y bebidas. Pero cuando llegaron allí antes del inicio del juego a la 1 p.m., encontraron que muchas entradas de la calle estaban bloqueadas.

Después de una hora de buscar, los Osorio finalmente encontraron un espacio de estacionamiento y decidieron ir al bar Short Stop en Sunset Boulevard, en vez de hacer un picnic, y luego caminaron al estadio para el juego.

Karla Osorio dijo que estaba un poco decepcionada de que no pudo reunirse para festejar con sus amigos antes del partido, pero aún así quiso disfrutar el día.

“Porque cuando vienes a un juego, el espíritu Dodger permanecerá positivo”, aseguró ella.

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