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Graves complicaciones del sarampión pueden ser mortales

Marissa Cortes-Torres sostiene una fotografía de su hijo, Ramón “Junior” Cortes, de 9 años de edad, quién murió de una complicación de sarampión, panencefalitis esclerosante subaguda, después de haber contraído el sarampión cuando era un bebé.

Marissa Cortes-Torres sostiene una fotografía de su hijo, Ramón “Junior” Cortes, de 9 años de edad, quién murió de una complicación de sarampión, panencefalitis esclerosante subaguda, después de haber contraído el sarampión cuando era un bebé.

(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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Pero al igual que un caballo de Troya, el virus puede hallar una forma para esconderse del sistema inmunológico subdesarrollado de un bebé. El bebé sobrevivirá, pero dentro de su cuerpo, una forma débil de sarampión aún se esconde, comenzando a infectar el cerebro.

Durante los siguientes años, la enfermedad se fortalece. Es entonces cuando el ser humano infectado, ya lejos de ser un bebé, experimenta cambios de humor y problemas de comportamiento. De ahí le siguen las convulsiones, el coma y la muerte.

No existe una cura. Siempre es mortal.

Hubo por lo menos 11 casos de esta complicación mortal, conocida como SSPE, o panencefalitis esclerosante subaguda, después de la epidemia de sarampión de 1988-91 en los Estados Unidos, la cual infectó a más de 55,000 personas.

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El Dr. James Cherry, editor principal del libro de texto de Enfermedades Infecciosas Pediátricas y un profesor de la UCLA, dijo que la complicación subraya la necesidad de que las tasas de vacunación contra el sarampión se mantengan lo más altas posible, mientras las vacunaciones han disminuido en la última década.

“El sarampión no es una enfermedad benigna”, dijo Cherry. Y el SSPE es una “horrible enfermedad”, dijo.

Las personas más vulnerables de contraer el SSPE son aquellas menores de 2 años de edad, quienes tienen sistemas inmunológicos subdesarrollados. Particularmente en riesgo, se encuentran los bebés que son demasiados jóvenes como para recibir su primera vacuna, la cual sucede a los 12 meses.

Eso es lo que le sucedió a Ramón “Junior” Cortes, un niño nacido en Orange County hace 26 años.

Su madre, Marissa Cortes-Torres, tenía 24 años de edad cuando dio a luz. Cuando Junior tenía un mes de nacido, Marissa se enfermó gravemente.

Los doctores no se dieron cuenta que había contraído el sarampión hasta que el bebé se enfermó. (Marissa había sido vacunada en la década de 1960, cuando se cometieron errores en la forma en que se administraba la recién introducida vacuna).

El bebé estuvo en el hospital durante dos meses, conectado a tubos y batallando para respirar.

Para cuando Junior alcanzó la edad de 3 meses, parecía que se estaba recuperando.

Años más tarde, en el kinder en Escondido, se ponía de pie cuando una maestra le decía que se sentara. Batalló para sumar. En casa, sacaba la ropa de los cajones de forma arbitraria. Cuando andaba en bicicleta o en patines, el niño tenía caídas sorprendentes, ocasionando moretones en sus piernas.

Finalmente, un neurólogo del hospital Rady Children’s Hospital en San Diego le dijo a Marissa, “Lamento decirte: Tu hijo se va a morir”.

El SSPE “ataca al sistema nervioso y destruye el cerebro”, le dijeron a Cortes-Torres.

Fue el día antes de que su hijo cumpliera los 7 años de edad.

Al poco tiempo, el niño que solía “nadar como un pequeño pez” estuvo confinado a una silla de ruedas.

Junior empezó sufrir temblores tan fuertes que no se podía alimentar a sí mismo. Se volvió tan frustrado con su situación que empujaba a un lado su comida y se negaba a comer. Tuvo que utilizar pañales otra vez. Las convulsiones le quitaron su fuerza. Cuando alucinaba, lo único que Marissa podía hacer para tratar de tranquilizarlo era decirle, “Junior, Junior. Aquí está mamá”.

Un día, después de que cumplió 9 años de edad, se estaba riendo mientras veía “Barney & Friends”, pero mientras observaba en otra dirección de la que estaba la televisión.

“Coloqué mi mano enfrente de sus ojos”, dijo Marissa. “Estaba ciego”.

Junior respiró su último aliento un mes después, sobre el regazo de su madre.

Ha habido por lo menos 16 casos de SSPE en California desde 1998, lo cual es muy probable un sub-conteo porque no todos los casos pueden ser diagnosticados ni se les requiere que sean reportados al estado, de acuerdo al Departamento de Salud Pública. Hay varios casos sospechosos que no han sido confirmados.

Siete de los 16 casos involucraron a personas que nacieron en los Estados Unidos. Los otros nueve casos involucraron a personas que nacieron fuera del país y quienes se enfermaron con SSPE en California.

Kathleen Harriman, jefa de la sección de epidemiología del estado de enfermedades prevenibles mediante la vacunación, dijo que a menudo escucha a personas que dicen que es mejor contraer una enfermedad como el sarampión de forma natural.

“Ni siquiera puedo decirte cuantas veces he escuchado eso... ‘Mi niños estarán bien, porque los alimento con comida muy buena y están bien nutridos y así sobrevivirán al sarampión’”, dijo Harriman. “Este es un ejemplo claro de donde no es mejor conseguir una infección de forma natural”.

Los funcionarios dicen que en California escuchan un informe acerca del SSPE alrededor de una vez al año.

En el área de la Bahía, un niño de 4 años de edad actualmente se está muriendo de SSPE, dijo la Dra. Catherine Sonquist Forest, la directora médica de la clínica Stanford Health Care en Los Altos.

El niño, nacido en los Estados Unidos, tenía solamente 5 meses de edad cuando se infectó con una enfermedad viral severa. Después de que cumplió los 3 años de edad, el niño que una vez fue saludable comenzó a batallar con problemas de comportamiento y convulsiones. Al poco tiempo fue diagnosticado con SSPE.

El niño ahora se encuentra en cuidado de hospicio. Sus ojos están abiertos, pero ya no se puede mover por su propia cuenta y no puede responder a las órdenes.

“Estuvo expuesto porque otras personas no fueron vacunadas”, dijo Forest.

Hace dos semanas, Forest relató el diagnóstico del niño a un comité de la Asamblea de California sobre la salud. En una carta les urgió a legisladores que requirieran que los niños, salvo que tengan una alergia u otra razón médica, sean vacunados como parte de la condición para ingresar a la escuela.

El jueves, la Asamblea estaba programada para votar sobre el proyecto de ley SB 277, el cual fue aprobado por el Senado en el mes de mayo.

“Así como me dijo la madre de mi paciente la semana pasada, ‘Mi niño se está muriendo porque alguien que eligió no ser vacunado expuso a mi bebé vulnerable, y no hay nada que se pueda hacer para salvarlo’”, escribió Forest en la carta.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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